Capítulo 11. Revelación

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- Horacio, déjame explicarte...- Habló el mayor con la voz ronca.

Habían pasado unos cuantos minutos después del suceso, lágrimas habían caído por el rostro de Horacio, odiaba que las personas le mintieran, sobre todo cuando las mentiras se relacionaban con su pasado y quién le mentía era una de las personas en la que más confiaba en la vida.

- ¿Cómo pretendes explicar ésto? ¿Eh? - Le espetó mientras sacudía con brusquedad la foto en su mano derecha.

- Yo... - No sabía que decir, no era bueno lo que tenía que contarle sobre ellos, pero peor era la situación.

- ¿ACASO TENDRÁS EL DESCARO DE MENTIRME DE NUEVO A LA CARA? - Los ojos arcoiris del moreno se bañaron en sangre, no entendía porque le seguían haciendo daño, ya no era débil, Conway le había hecho sufrir bastante como para seguir siéndolo.- Habla y ésta vez con la verdad.

Conway tragó en seco, hacía mucho no se sentía así, amenazado, sabía que una vez le dijera la verdad a Horacio éste no volvería a verlo de la misma forma, sin embargo, apretó sus puños con fuerza y lo soltó:

- Y- yo lo maté, yo maté a tu padre.

POV Horacio

No entendía si pensaba jugarme una broma la cual no tenía ni puta gracia, pero sus ojos estaban húmedos, una lágrima y luego dos comenzaron a descender por su rostro, nunca lo había visto tan débil y vulnerable, parte de mi quería abrazarlo, otra buscaba explicaciones, no sabía cuál debía seguir así que mi rabia tomó el control.

- ¡OH, VAMOS! ¿¡PIENSAS QUE PUEDES BURLARTE DE MI!?

- Horacio, hijo. - Le temblaba la mandíbula al hablar. - No te estoy mintiendo y mucho menos me burlaría de algo como eso.

- ¿Cómo? - Cerré mis ojos con fuerza, no quería escucharle, si eso era cierto, él había destruido a mi familia, pero prefería seguir viviendo en una mentira, si él fue el responsable, quiere decir que he perdido a mi padre por segunda vez.

- Tu padre era parte del CNI. - Aquello no me lo esperaba para nada, incluso si Conway me decía que mi padre era dueño de un circo le creería más que con aquello, sin embargo, permití que continuara.- El trabajaba conmigo, hay muchas cosas que nadie sabe de mi, ni tú, mucho menos Gustabo.

Mis piernas comenzaron a fallar, sentía que me iba a desmayar, así que, me senté en el sofá polvoriento que decoraba la habitación para tomar fuerza, era demasiado para un solo día.

- Nos atraparon. - Continuó - A los dos junto con otros agentes, nos torturaron por días en Afganistán, sabía los riesgos y le pedí que viniese conmigo, era lo más cercano que tenía a un amigo. Horacio, LO MANDÉ A MORIR.

- ¿Por qué hiciste eso?

- No sabía que tenía un hijo.- Exhaló, como si estuviera librándose de una carga pesada con la que tendría que vivir yo.

- ¿Mandas a tu mejor amigo a morir solamente porque no tiene un hijo? - No quería creer lo que escuchaba, esa persona no la conocía, la persona que es capaz de dejar morir a los suyos por cualquier cosa. - ¿Qué pasó después?

- Solamente yo sobreviví, gracias a Julia. - Se puso de pie. - Tu padre murió frente a mis ojos de un disparo a la cabeza luego de que le hubieran arrancado a tiras la piel.

- ¡ERES UN DESGRACIADO! - Me abalancé sobre él, perdí el control de mis acciones, de un momento a otro mis manos se llenaron de su sangre mientras mis ojos lloraban a lágrima viva sobre él las cuales se combinaban con sus heridas, sin embargo, no tuve el valor de matarlo.

- Tu madre... - Contestó con los pocos alientos que conservaba. - Te abandonó tiempo después y se suicidó debido a la depresión, yo pedí cuidarte por lo que había hecho, pero los secuestraron, a ti y a Gustabo.

- ¿¡AHORA DE QUE COÑO HABLAS!?

- MATARON A JULIA FRENTE A MIS OJOS, A TI Y A GUSTABO SE LOS LLEVARON, NO LOS VOLVÍ A VER, LOS CREÍA MUERTOS. - Limpió la sangre de que emanaba de su nariz debido a los golpes mientras tomaba aire. - ¿Creíste que era casualidad que tanto tú como Gustabo, tan solo con años de diferencia acabaráis en el mismo orfanato?

- ¿Eso qué significa?

- Tú te llamas Danail, tu padre te puso así porque así se llamaba tu abuelo, siempre ustedes me recordaron a los hijos que perdí, pero luego de las pruebas que Michelle hizo, nunca imaginé que realmente lo fuérais.

Miles de pensamientos se cruzaron por mi mente, me sentía seguro a su lado, lo protegía siempre incluso sin saber quién era en verdad, era y es un padre para mí, siempre lo ha sido, había algo que se sentía familiar en él, siempre lo supe pero no quise aceptarlo.

Era demasiado para mí, mi mente comenzó a dar vueltas, intenté levantarme del sofá dónde estaba apoyado y liberar a Conway el cual se encontraba acorralado por mi, sin embargo, al intentar incorporarme, perdí fuerza en las piernas, provocando que cayera sobre una palanca oxidada.
Comencé a ver borroso a mi alrededor, escuché el sonido de una pared deslizándose que se combinaba con los llamados del viejo quién me llamaba a gritos, luego oscuridad.

...

Me encontraba en una casa, parecía una cabaña de madera, el olor a comida inundó mis fosas nasales llevándome al interior del lugar. Cuidadosamente atravesé las habitaciones de aquel lugar hasta llegar a la cocina, donde pude observar a una hermosa mujer rubia con el cabello en una trenza, sus dorados mechones estaban atados gracias a una liga con una mariposa azul la cual combinaba perfectamente con su vestido de seda.

La hermosa mujer bailaba en la cocina, tarareaba una hermosa melodía y con destreza condimentaba el caldo que estaba preparando, sus ágiles dedos y mirada suave transmitían alegría, realmente le gustaba cocinar.

Sin previo aviso, un hombre de porte ágil atravesó la puerta, la tomó de la cintura y se rió con ella, al principio no pude distinguir su rostro, sin embargo, solo bastó con observarle de perfil para percatarme de que ese hombre tan animado y con una sonrisa de oreja a oreja era Conway.

El mayor me miró, por alguna razón se había percatado de mi presencia de forma repentina, me sonrió y pregunto con tono meloso "¿Dani? ¿Tienes hambre?", de un momento a otro pasé a ser un espectador de aquella escena. No debía tener más de cinco años, mi cabello castaño natural combinado a mis ojos bicolores transmitían la alegría de un niño que es amado, no pude evitar pensar ¿Cuándo fue que eso cambió?

- Si, tengo hambre papi. - Conway al escuchar eso sonrió de inmediato, parecía que era la primera vez que le llamaba de esa forma, aquello lo puso muy feliz, tanto que me tomó en brazos, subió en sus hombros y comenzó a jugar conmigo.

Gustabo entró en el lugar unos pocos minutos después, parecía apenas estarse despertando pues con ternura limpiaba sus ojos mientras abrazaba un pequeño peluche verde, al observarnos jugar hizo una mueca de molestia y levantó los brazos, por ello, Conway me tomó con un brazo y con el otro a Gustabo para abrazarnos fuertemente.

Julia reía con ternura, pero aquel momento mágico no duró para siempre pues se escuchó a una persona golpear con fuerza la puerta principal de nuestro hogar, Jack, extrañado, nos pidió que nos quedáramos con Julia.

Lentamente se acercó a la puerta, observó a unos hombres altos los cuales le golpearon la cabeza con una pistola, dejándolo inconciente, Julia se puso frente a nosotros intentando protegernos, se escuchó el quejido de Conway de fondo quien poco a poco recobró el conocimiento para observar como aquel hombre blanco con barba, de aproximadamente un metro con noventa centímetros le disparó a la mujer de su vida frente a los ojos de sus hijos.

...

Me levanté sobresaltado, me encontraba bañado en sudor sobre una colchoneta con olor viejo, una de esas que parece haber estado guardada por más de cien años, con la mirada busqué a Conway, lo encontré sentado limpiándose las heridas con un trozo de tela, quise hablarle para llamar su atención pero no me sentí capaz de hacerlo, no entendía que acababa de pasar pero se sintió muy real, sin embargo, aunque lo fuera, no lo sentía necesario como para perdonarle por asesinar a mi familia.

Parece que el viejo notó que había recobrado el uso de la razón, así que, con una voz seria dijo:

- Encontramos el búnker.

La separación - VolkacioWhere stories live. Discover now