Capítulo 13. Corazón roto

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Estaba furioso, no entendía nada, pensó que el rojo de su rostro era por él alcohol, que el dolor en su corazón era por lo que había descubierto de su familia, sin embargo, no era así, aquel sufrimiento que tenía era por traición.

Escuchar las palabras "novios" en una misma oración viniendo del pequeño le partió el corazón, comenzó a tener un pequeño ataque de pánico al recordar todo lo que le había pasado, se había quedado completamente solo, justamente como lo estuvo antes.

Tembloroso se levantó del sofá, con la mirada gacha, intentando apoyarse en lo primero que encontraba, todo por no caer y desvanecerse en frente de todos, ahogarse en sus lágrimas en ese mismo momento, todo por aparentar ser fuerte. No pasó mucho cuando su novio notó que el de cresta se encontraba raro, no lo había visto así nunca, tenía la mirada fija en el suelo, sus ojos cristalizados, no entendía nada.

Desde que habían llegado el moreno se encontraba desanimado, ni siquiera miraba a Conway, había una tensión muy marcada en el ambiente pero nada comparado con ese momento, fue como una mala vibra, al mirarlo podía sentir el dolor de su pareja atravesarle el corazón, y eso que no sabía que era su culpa.

El peligris miró a Gustabo quien se encontraba riéndose a carcajadas, un poco sonrojado y peligrosamente cerca, no era que aquello no le incomodara pero prefería no mencionar nada para no irrumpir con el jovial ambiente. El rubio de chaqueta roja le devolvió la mirada, fijándose en sus ojos azules como océanos, intentando decifrarlos aunque era imposible, era como el mar, lleno de misterios.

- Algo le pasa a Horacio, voy a ver qué ocurre. - Mencionó mientras se apartaba poco a poco de la mesa, corriendo la silla donde estaba sentado, poniéndose de pie cautelosamente y dando un par de pasos los cuales fueron interrumpidos por la mano de Gustabo quien con cautela le tomó de la camisa para impedirle marchar.

- Es Horacio, estará bien. Tú mejor que nadie lo sabe. - Pronunció mientras se acercaba a su rostro, ni siquiera era consciente de sus acciones por el alcohol.
Volkov apartó la mirada incómodo, con la mano libre que tenía apartó la de Gustabo mientras volteaba su rostro.

- Debo ir a ver qué le ocurre, me preocupa. - Una vez dicho ésto, el rubio le dedicó una sonrisa tierna la cual se fue apagando conforme le observaba avanzar detrás de su hermano.

Observó la sombra de su novio escabullirse por los amplios pasillos del lugar, evitandole, Horacio sentía sus pasos detrás de él pero no quería verle, solo quería y necesitaba estar solo, sabía que si le dejaba acercarse cosas malas pasarían; atravesaron un pasillo solitario, las luces eran tenues, la música y voces eran inaudibles, solamente se escuchaban los pasos de ambos.

El de cresta, cansado, paró de caminar, el mayor se acercó con cautela por su espalda intentando tomarle la mano, una vez sus dedos estuvieron conectados en un leve roce, el moreno la apartó bruscamente dándose la vuelta permitiéndole ver a su novio las pesadas lágrimas que inundaban una mirada cargada de decepción.

- No quiero que me vuelvas a tocar en tu vida. - Le espetó con desprecio.

- No entiendo de qué hablas. ¿Qué ocurre? - Preguntó el mayor aterrorizado. Horacio nunca le había hablado de tal manera, le intimidaba, se sentía como una basura.

- Sabes perfectamente qué ocurre, pero te aclararé un poco la mente. ¿A qué saben sus labios, eh? - Le dolía mucho hablar, sentía que con cada palabra se rompería cada vez más. - Son suaves, créeme, lo besé antes que tú.

Aquellas palabras dejaron al comisario helado, su personalidad era naturalmente fría pero aquella situación fue tan inesperada e impactante que no solamente le había dejado sin habla, sino, que se encontraba completamente descolocado, su natural tez pálida se había vuelto blanca como la nieve, sin embargo, lo que al principio fue una sorpresa terminó por convertirse en una puñalada en el corazón.

La separación - VolkacioWhere stories live. Discover now