CAPÍTULO XLI

611 143 105
                                    

Las miradas de vez en cuando se fijan en mí, sin embargo, no es algo que me preocupe cuando las estrellas están tan brillantes esta noche

К сожалению, это изображение не соответствует нашим правилам. Чтобы продолжить публикацию, пожалуйста, удалите изображение или загрузите другое.

Las miradas de vez en cuando se fijan en mí, sin embargo, no es algo que me preocupe cuando las estrellas están tan brillantes esta noche. Es como si cada pieza del rompecabezas estuviera en su lugar, como si todo fuera perfecto.

Suspiro debido a la belleza que la naturaleza nos brinda, y mientras observo todo a través del ventanal, tres figuras pasan rápidamente. Tal sorpresa me produce un gran sobresalto; primero, porque estaba hundida en el encanto del exterior, segundo, ya que nadie en Cloeville soporta ingresar tarde a un evento.

De un momento a otro, una pareja con rostros conocidos se asoman a la entrada, e ingresan saludando cordialmente a todo el mundo. Poseen vestimentas únicas y simpáticas comparadas con las demás, y eso abre mi corazón a miles de ilusiones.

Caminan por la sala y estoy a punto de presentarme, hasta que avisto esas cejas pobladas como las alas de un ave en pleno vuelo y unos ojos atrapados en su propio mundo. Abro mis esferas bien grandes y doy una vuelta rotunda que me deja frente a los dulces.

"¿Qué debo hacer?" pregunto con los ojos cerrados, pero nada viene a mi cabeza en un momento de tanta presión.

Miro de reojo y allí está... ese chico que me había encontrado bajo la lluvia torrencial de mis ojos. Viste un traje normal de color negro, pero hay algo único en esa vestimenta que no puedo divisar a simple vista.

Termina de saludar a todos y se mantiene en el centro de la habitación, dirigiendo su mirada hacia todos los espacios posibles, hasta que comienza a aproximarse al banquete dulce... y mi respiración comienza a descomponerse como si fuera una escena terrorífica.

¿Qué debo hacer? No puedo irme corriendo porque sería demasiado evidente, ni puedo fingir que no lo conozco cuando me vio en una situación deplorable.

Salgo de mis pensamientos impacientes y cuando tomo consciencia, noto que está a mi lado, tomando una porción de pastel. Su cabello castaño cae en su rostro y con solo analizar sus movimientos, puedo percibir que es alguien tranquilo... o lo suficientemente gentil. Aunque no hace falta analizarlo cuando pude conectar con varias de sus acciones la noche de la tormenta.

Traga un poco de saliva y en cuestión de segundos desaparece.

— Gracias, universo — susurro cabizbaja al notar que no logró reconocerme, y doy media vuelta rápidamente para escapar de ese lugar.

Empero, choco con alguien y no puedo evitar lanzar una pequeña expresión de estupor.

— Oh, disculpe, no fue mi... — alzo la mirada y me encuentro con Sin Nombre nuevamente — Intención.

Su mirada queda fija en mí y no puedo evitar sentir incomodidad al respecto.

— ¿Usted es...? — cuestiona y me apunta con su dedo índice, aún con su ceño fruncido.

— ¿Yo soy...?

No soporto esta situación, ni a esos ojos misteriosos que no paran de mirarme, es como si tuvieran una fuerza sobrenatural que me empuja hacia ellos. Simplemente no lo soporto.

— Lo siento, me están llamando — invento para huir de él y hago unos cuantos pasos.

Sin embargo, Sin Nombre me toma de la mano y logra voltearme con un movimiento, mientras dice:

— Espere.

Miro nuestras manos por unos segundos y luego la retiro sutilmente, con una expresión sorpresiva. Tiene manos suaves, algo que hubiera sabido si en la noche de la tormenta hubiera sido más respetuosa con él.

— ¿En cuántas oportunidades debemos cruzarnos? — pregunto y sus ojos continúan fijos en mi dirección, como si tratara de analizarme.

¿Así me veo yo cuando observo a las demás personas?

— ¿Nos cruzamos más de una vez? — cuestiona y alzo las cejas bien alto.

No. Claro que no. Es decir, la palabra no es cruzar, sabiendo que él no me vio en la tienda de Labrot. Así que no. Creo.

— Lo siento — digo y me aparto de él, para ir con velocidad hacia Thomas. Sus amigos continúan comiendo diferentes porciones del bufete, al mismo tiempo que él descansa de tantas conversaciones sin sentido.

Me paro a su lado con discreción y continúo con mi mirada en Sin Nombre. Y él continúa con su mirada en mí.

— ¿Qué te ocurre? — indaga Thomas con una ceja levantada, y humedezco mis labios antes de responderle.

— ¿Sabes quién es ese chico? — digo y apunto con la cabeza hacia su dirección, y Tommy muestra una sonrisa inmensa.

— Es un compañero de guitarra. No sabía que se mudó aquí, creo que llegó hace una semana.

Contengo la respiración y no emito ni un solo sonido.

¿Un compañero de guitarra? Eso significa que puede venir a casa de vez en cuando, si es que son muy cercanos. Ya bastante tuve con la conversación de hoy, la verdad es que nunca fui buena para socializar luego de un momento lamentable. Esta situación lo demuestra a la perfección.

El pequeño vuelve a mirarme.

— Te lo presento — comenta y le hace una seña exagerada al joven.

¡¿Qué?! No, no, no.

Y solo en cuestión de segundos, Sin Nombre se encuentra frente a mí una vez más, con una sonrisa amplia y brillante.

— Mi hermana preguntó por ti, así que te la presento — dice Thomas con una sonrisa, y el chico muestra sorpresa — Ella es Evania.

Por fuera muestro una cara seria y algo incómoda, mientras por el interior muero de vergüenza ante las palabras del niño.

— Encantado de conocerla — dice Sin Nombre con una sonrisa.

Trago un poco de saliva.

— Igualmente.

— Igualmente

К сожалению, это изображение не соответствует нашим правилам. Чтобы продолжить публикацию, пожалуйста, удалите изображение или загрузите другое.
Evania: Un rincón del paraíso ©Место, где живут истории. Откройте их для себя