CAPÍTULO XLIII

579 137 52
                                    

Las canciones más poéticas pueden ser oídas a mi alrededor, y sus melodías son tan agradables que siento mi cuerpo levitando en el aire

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Las canciones más poéticas pueden ser oídas a mi alrededor, y sus melodías son tan agradables que siento mi cuerpo levitando en el aire. De repente, una voz masculina sobrepasa esa sinfonía y torna el ambiente en algo tétrico.

John se encuentra parado en una esquina, observándome sin la menor discreción. Tiene los brazos cruzados y el mentón bien elevado, mostrando una apariencia ególatra.

— ¿Necesita algo? — cuestiono sin despegar los ojos de mi pintura, esa que había creado días atrás. Esa obra que me recuerda quién soy cuando las miradas ajenas me nublan.

— ¿Conoció a Eric esa noche?

Hace unos pasos en mi dirección con movimientos estructurados.

— ¿Quién es Eric? — pregunto confundida, pero John no dice ni una sola palabra.

Pone los ojos en blanco y se sienta con firmeza en el sillón, aún con las expresiones ceñudas, y solo espero que Thomas y mi madre no tarden tanto en volver a casa. Después de todo, aunque pretenda que todo lo malo acabó y que mi relación con John es la misma de siempre, él sabe perfectamente que en mi cabeza es el villano del cuento. Y siempre lo será.

— No es necesario fingir, Evania. Usted sabe quién es.

¿Fingir? Ese hombre, que constantemente está cubriendo su esencia con un disfraz sin sentido y quiere mantener una imagen digna para la sociedad... ¿Ese mismo hombre me está aconsejando que no debo fingir?

A veces me pregunto qué pensamientos agrietados deben pasar por su mente, pero la verdad es que ni siquiera mi amplia imaginación puede contemplar tales ideas.

— No lo estoy entendiendo — respondo y dejo la pintura a un lado. John, mientras tanto, posee su cuerpo perfectamente inclinado hacia mí.

— ¿Qué excusa puso cuando la vio en una situación tan lamentable? — vuelve a indagar con la voz áspera.

— ¿Perdón?

En cuestión de segundos una luz viene hacia mí, y por fin lo entiendo. Eric es Sin Nombre. Siendo sincera, prefiero el anonimato y la arcana fachada que emanaba su presencia.

El dragón dorado parece captar mis expresiones faciales y comprende mis pensamientos.

— No le comenté nada — agrego luego de un mutismo pavoroso — Pero debería, ¿verdad?

John levanta todo su peso del sillón y se acerca lentamente.

— No es necesario, con su madre tenemos todo controlado — hace una breve pausa — Y ella me comprende lo suficiente como para no juzgarme al igual que usted.

Oh, claro, bajo una visión idílica y profundamente cegada.

— Nunca hablé de mi madre — respondo con el mismo tono áspero — La sociedad es quien lo va a juzgar.

El hombre muestra una sonrisa y se aleja de mí, dejándome respirar con tranquilidad y con una leve preocupación en mis hombros.

— Claro, porque de mí  hablan barbaridades.

Lanza una risa descarada y exhalo exageradamente, porque tiene razón. Aunque quiera destrozar su reino con una espada de veracidad y testimonios vigorosos, comprendo que las personas nunca lo verán como yo puedo hacerlo. Y que nunca podré derrotar a un dragón tan poderoso.

— Espero que nada salga de su boca, Evania — dice y sus pasos son tan rápidos que no tengo tiempo para reaccionar. 

De un segundo a otro, nos encontramos cara a cara como la noche de la tormenta, solo que esta vez... unos ojos expresan agresividad y los otros temor. 

Toma mi brazo derecho con fuerza, pero trato de mantenerme tenaz, aún cuando la bestia intenta dominarme bajo actitudes violentas y manipuladoras. Sus esferas tratan de llegar al fondo de mi ser, pero es algo que tampoco permito.

— Cuidado, John, su amada está por pisar la casa — respondo y su mirada se descoloca, me suelta con rapidez y corre hacia la puerta de la cocina, para recibir a mi madre.

Yo, en cambio, masajeo mi brazo con mis ojos intactos en él. Segundos después, mi madre aparece con varias mudas de ropa y Thomas la sigue por detrás.

Dejan las cosas a un lado y John comienza a conversar con ellos, como si nada hubiera pasado. Me sorprende su capacidad para cambiar su máscara continuamente, incluso podría ser actor por cada disfraz que viste todos los días.

Observo al ventanal aún con mi mano sobre el brazo, y espero que aquel pajarillo amarillo se presente como por arte de magia. Sin embargo, nada ocurre, solamente soy capaz de contemplar el encantador paisaje que este espacio nos brinda. Tan acogedor y hermosamente perfumado bajo el oxígeno que esos arbustos expulsan.

Aún en momentos deplorables, Cloeville logra levantarme con su belleza y me abraza mucho más que cualquier ser humano. Es aquel sostén que me mantiene en la tierra, pero que también me permite volar cuando deseo hacerlo. 

Hasta puedo afirmar que es mi mejor amiga en todo el universo, ¡Que afortunada soy en este preciso instante!

Hasta puedo afirmar que es mi mejor amiga en todo el universo, ¡Que afortunada soy en este preciso instante!

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Evania: Un rincón del paraíso ©Where stories live. Discover now