CAPÍTULO LI

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Y es así que el sol se oculta, dando lugar a esas nubes grisáceas que los seres humanos evitan y odian con todos sus sentidos

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Y es así que el sol se oculta, dando lugar a esas nubes grisáceas que los seres humanos evitan y odian con todos sus sentidos. No soportan ver el cielo gris, y no logro comprender el motivo de tal sentimiento.
Me gusta pensar que esas nubes son idénticas a mí. O al menos eso trataba de imaginar a los diez años, mientras buscaba animales en ellas y corría por los pastizales para alcanzarlas.

— Ahora la camisa de mi madre — digo extendiéndole mi mano a Thomas, que se encuentra con un brillo peculiar en sus ojos. Acto seguido, toma la tela blanca entre sus manos y me la entrega con delicadeza.

Mamá y John salieron a hacer algunas compras lejos de aquí. El dragón dorado dice que la "Tienda Labrot" no contiene la variedad de productos que él desea.

Por lo tanto, el reino quedó a cargo de los herederos del trono, al igual que muchas tareas por hacer dentro de él. 

— Escuché que el cielo está nublado cuando las personas están tristes — comenta el pequeño observando al cielo, y yo cuelgo la prenda de vestir con una sonrisa en mi rostro.

— Me agrada esa teoría.

El ambiente está algo incómodo, pero no logro descifrar la razón de tal malestar. Thomas apenas conecta sus ojos con los míos y sus palabras son inquietantes a tal punto de formar una burbuja de silencio a nuestro alrededor.

Noto cómo traga saliva.

— ¿Qué ocurre? — cuestiono apoyando mis manos en la cintura. Hasta podría decir que soy igual a mi madre en esta situación.

— Nada.

Desvía la mirada como si la conexión de estas pudieran causar un caos.

Cada vez que los nervios lo consumen, suele demostrarlo con una pequeña rojez en sus mejillas. Y puedo notarla aún cuando el sol no está presente entre nosotros.

¿Qué será aquello que sacude el corazón de Tommy? ¿Por qué no quiere mostrarse vulnerable frente a mí? Tantas preguntas y ninguna respuesta. Como siempre.

— Vamos, Tom — expreso con un tono calmo — Puedes confiar en mí, soy tu hermana.

Vuelve a tragar saliva, y luego de una eternidad, sus esferas me observan con sutileza.

¡Gracias, universo, ya temía por otro silencio a nuestro alrededor!

— Le comenté a Eric sobre papá — explica y quedo con la boca abierta — Él me preguntó sobre la noche de la tormenta, y...

¡¿Qué?! Eso podría generar un desastre dentro de la casa. O dentro de nuestras vidas en general.

Nuestros conocidos no harán nada al respecto, eso lo tengo claro, pero John...

— ¡John nos matará! — exclamo y cierro los ojos para analizar toda la situación.

"— Espero que nada salga de su boca, Evania." repite la voz del hombre una y otra vez.

¿Qué debería hacer? John me matará. Nos matará. La oscuridad nos consumirá por completo, y la claridad se desvanecerá... para siempre.

Hago una respiración profunda y Thomas vuelve a retomar la conversación.

— Tranquila, Eric no dirá nada, me lo prometió.

Sin Nombre tenía una visión bastante errada sobre John... aún recuerdo cuando me habló sobre las palmadas reconfortantes luego de las clases de guitarra. ¿Cómo habrá sido su reacción? ¿Qué ideas y comentarios habrán volado por su mente y aterrizado en la realidad? ¿Por qué... no me preguntó al respecto?

— ¿Y qué dijo? — cuestiono mientras finjo estar calmada, y vuelvo a extender el brazo para sentir la tela entre mis manos.

— Al principio estaba furioso, pero luego se tranquilizó — expresa y al segundo, siento la prenda en mi mano.

Sin embargo, no soy capaz de tenderla. Mis pensamientos están hechos un desastre... y tal vez yo también.

me convertí en una claridad oscura ante mis ojos.

— No deberías haber dicho eso... — digo con un tono de voz apagado.

Thomas revuelve su pelo debido al nerviosismo.

— Él es bueno. Y no vamos a... — comenta, pero no termina la frase.

Alzo una ceja, pero el ambiente continúa en un mutismo imposible de romper por parte de él.

— ¿Qué ibas a decir?

— Nada.

¿Por qué lo único que sale de su boca son monosílabos? Siendo completamente sincera, nunca me gustaron.

Los usé por mucho tiempo, debo admitir, pero soy incapaz de escucharlos en otras personas. No comprendo la razón.

— ¡Thomas! — exclamo para romper con la incomodidad.

— Papá me ordenó que no te cuente nada, mañana te lo dirán — dice por fin.

¿Una orden? ¿Secretos? O mejor dicho, ¿un misterio? No es que no me agrade el suspenso o una noticia a punto de rozar mis oídos, pero mi corazón no aguanta tantas sorpresas.

Pensándolo bien, sí. O no. Tal vez. Ya nada me sorprende.

— Mañana voy a estar con... Eric.

¡Es tan difícil pronunciar su nombre! Teniendo en cuenta que él no tiene uno... al menos en mi mente.

— Pues por la noche será — expresa y señala con su cabeza a la soga.

Tender la ropa, ya lo sé. Mamá va a llegar en cualquier momento.

Sostengo un vestido entre mis manos e imagino que es una emoción negativa. Preocupación. Y la tiendo para observarla desde lejos... ya no está en mí. Está tendida. Ya no me pertenece.

Ojalá pudiera dejar de sentirla en mi realidad.

Ojalá pudiera dejar de sentirla en mi realidad

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Evania: Un rincón del paraíso ©Where stories live. Discover now