CAPÍTULO XXXI

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Siempre sostuve que soy una persona sumamente nefelibata, pero hoy mi perspectiva del mundo está conformada por situaciones terrenales

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Siempre sostuve que soy una persona sumamente nefelibata, pero hoy mi perspectiva del mundo está conformada por situaciones terrenales. Principalmente, por el egoísmo que puede salir de John y la ceguera de mi madre al continuar con él. La indulgencia siempre fue relevante para ella, pero, ¿después de esas actitudes agresivas? Algo difícil de comprender para mí.

Thomas fue a sus clases de guitarra y ya siento su ausencia alrededor. Que suerte que mañana voy a volver con Don Labrot, para mantener mi atención fijada en eso... y en algunos comentarios inoportunos.

— Toma hija — escucho que dice mi madre por detrás, y entra a la habitación con un paquete enorme entre sus manos.

La observo de arriba a abajo, esperando alguna respuesta de su parte.

— Son las pinturas, lienzos y pinceles — agrega mientras apoya todo sobre el escritorio — Ayer comentaste que querías salir a pintar con...

— Sola — interrumpo con un tono seco — O tal vez con Thomas, o contigo si es que quieres.

Sonríe cortésmente, para luego negar con la cabeza.

— Sabes que me encantaría, pero tengo que hacer muchas cosas en la casa.

¿Desde cuándo limita su alma de esa manera? Recuerdo que hasta hace unos meses, sus acciones gritaban libertad y autonomía, al igual que sus palabras.
¿Dónde quedó esa madre que me otorgó el poder de la revolución?
Solo espero que esto finalice pronto, y pueda disfrutar con ella de pequeñas-gigantes aventuras... como antes.

— Otro día será... — respondo algo desilusionada, y ella lo percibe.

Junta sus dos manos al frente de su cuerpo y hace una mueca curiosa, tratando de encontrar en algún rincón de su mente, algo para tranquilizar la incomodidad presente.

Sin embargo, unas voces comienzan a invadir el lugar, e inmediatamente las dos corremos hacia la ventana.

Llegaron.

— ¡Oh, qué rápido! — exclama mi madre y automáticamente sale de la habitación, demasiado emocionada para ser verdad.

En cambio, yo me quedo petrificada. ¿Cómo voy a encontrar el valor para enfrentarme a John? ¿Cuál será su reacción al verme? ¿Será similar a un príncipe de hielo? ¿Siquiera tengo la audacia de llamarlo príncipe?

¿a dónde debo ir, si no quiero estar en ninguna parte?

Finalmente me decido y mis pies vacilantes caminan hacia la cocina, donde se escuchan vocablos vehementes.

Thomas trae una sonrisa de oreja a oreja, junto a un entusiasmo indescriptible y hoyuelos profundos. Por otro lado, John muestra todos sus dientes y carga con el instrumento de su hijo... hasta que echa un vistazo hacia mi persona.

Su expresión cambia por un microsegundo, tiempo suficiente para que yo lo distinga, y luego vuelve a sus facciones de antes.

— Buenas tardes... — saludo y todos me miran.

— Buenas tardes, Evania — responde John con normalidad — Veo que llegó sana y salva. Me alegra mucho por usted.

Sonrío falsamente y todos se percatan de mi reacción, sin embargo, lo dejan pasar y continúan conversando sobre la gloriosa clase de Tommy.

Diferentes mensajes viajan por los aires, pero nadie puede notar la comunicación existente entre John y yo, porque lo hacemos a través de las miradas. Una mirada fastidiosa, otra cansada. Una molesta, la otra violenta.

¡Tantas cosas podemos descifrar a través de los ojos, y nadie le brinda la importancia que merece!

Empero, de un momento a otro, Thomas y mi madre se alejan del lugar. Seguramente para que el pequeño cambie de vestimenta. Y la incomodidad comienza a proliferarse.

— ¿Dónde pasó la noche? — cuestiona el hombre con autoridad.

Miro a un costado, esperando que mi madre no tarde mucho.

— Afuera.

John me observa fijamente, pero trato de no darle importancia. Su rostro está sumamente serio.

— No la obligaré a hablar si no lo desea — expresa — Pero las cosas se pondrán muy difíciles si continúa con esta actitud.

— No es algo que me quite el sueño.

Da un paso hacia delante. Yo doy dos hacia atrás.

— ¿Por qué es tan testaruda? — dice y da dos pasos más.

— No lo soy — respondo con seriedad — Solamente no me convence la manera en la que usted pretende ser alguien que no es.

Doy un paso hacia atrás, y siento el choque de mi cuerpo con el de otra persona. Mi madre.

— ¿Ocurre algo? — indaga con un toque de nerviosismo en su voz, pero la máscara de John logra ocultar todos sus pensamientos y logro seguirle el juego.

Los dos negamos con la cabeza.

"Esto no va a ser nada fácil" pienso, y me preparo para una noche repleta de falsedad... si es que no detono en el trayecto.

¡Holis! Solo vengo a agradecerles (nuevamente) por su apoyo, por más mínimo que sea: leer, votar, comentar, compartir la historia, agregarla a una lista de lectura

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¡Holis! Solo vengo a agradecerles (nuevamente) por su apoyo, por más mínimo que sea: leer, votar, comentar, compartir la historia, agregarla a una lista de lectura. La verdad es que siempre quise mostrar parte de lo que escribo al mundo, pero nunca tuve la valentía... ¡hasta que decidí publicar esta novela! Y todavía no puedo creer que ya alcanzó las 1000 lecturas. Estoy profundamente agradecida con cada uno de ustedes, cositas así me motivan a continuar escribiendo ♥ Los/as adoro. Mil gracias.

Abrazos a la distancia y continúen disfrutando de la historia <33

Evania: Un rincón del paraíso ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora