XIII- Gustar.

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Su cumpleaños estaba cerca, y su hermano parecía tratar de recordárselo a cada segundo de su día. Al ir al baño, se cepillaba los dientes viendo una nota de color amarillo con un pastel con los números 11 y la palabra «días» a su lado. Las velas 17 resaltaban en aquel pastel y las ganas de arrancarlas volvían a ella.

En la clase tan importante de literatura, hablaron sobre un libro de ficción mezclado con el significado de amistad. Se preguntaba que harían sus amigos, los que había dejado en su antigua ciudad. ¿Se preocuparían por ella?, ¿Habían tratado de comunicarse en todo ese tiempo?, ¿Recordarían siquiera su cumpleaños?

No sabía si estaba arrepentida o si lo que sentía era culpa, remordimiento o un cargo de conciencia de haber desaparecido luego del accidente sin decirle nada a nadie.

Sin darse cuenta, sus manos habían comenzado a sudar. Miró a su alrededor para encontrarse con el salón totalmente vacío, no notó que se había quedado sola.

Como si escuchase sus pensamientos, el cabello llamativo de Nishinoya se asomó por la puerta—¿Qué haces, Hoshi-chan?—el chico hizo un par de señas, seguido de eso se asomaron otras cabezas por la puerta—¡Fui a la cafetería a traerte un jugo de naranja!

La sonrisa de Suga era demasiado brillante para ella— Nishinoya vino casi llorando a decirnos que estaba preocupado por ti. ¡Debías verle su rostro!—le revolvió el cabello al más pequeño.

Kageyama salió de esa pequeña masa de chicos, acercándose a su asiento y dejando una cajita de leche frente a ella. Como si fuese un niño pequeño, comenzó a ver sus manos, tratando de recordar algo. Luego la miró moviéndolas.

«¿Quieres ir con nosotros afuera?»

Miró al resto de los chicos que estaban observando atentamente desde la puerta, la sonrisa de Suga al lado de la de Asahi y Daichi, Tanaka mordiendo por alguna razón a Nishinoya, quien estaba revolviendo el cabello a Hinata, junto a una desesperada Yachi, el mechón parado de Yamaguchi. Y su vista se fijó en él, que simplemente estaba con sus característicos auriculares, pero por alguna razón su mirada era totalmente diferente a la del resto de ellos, su mirada parecía querer decirle algo, pero no comprendía. Quería hacerlo, quería hablar con él, quería preguntarle porque se sentó con ella a mirar las estrellas en verano, porque le había dado sus auriculares cuando se estaban conociendo, porque la había buscado en el laberinto de espejos, y porque estaba ahí, esperando a que ella se levantase para ir con ellos.

Tomó aire y de un impulso se levantó de su asiento para comenzar a caminar con Kageyama, quien la tomó de los hombros para ir juntos a la puerta, donde se abrieron paso para ir a pasar un rato en el patio de la escuela.

(...)

Saliendo del club, caminó junto a los dos chicos con los que compartía ruta.

—¿De verdad trataste de hacerlo?

—Sí..., no me gustaban mis pecas, aunque creo que borrarlas con una goma de borrar no fue lo mejor que se me ocurrió en el momento.

Se encogió de hombros— Para mí son lindas.

—G-gracias, ¡Oh!, casi me paso mi calle.—el chico se desvió de ellos alzando la mano—¡Adiós, Hoshi!¡Adiós Tsukki!

Simplemente levantó su mano con una sonrisa para despedirlo, al igual que el rubio a su lado. Siguieron su camino como siempre, los mismos pasos, el mismo lugar, y el mismo chico.

La brisa fría iba indicando la llegada del otoño, junto a las hojas secas que se encontraban en las calles hacia su hogar. No podía decir si el ambiente era incómodo o si era ella dándole vueltas al asunto. Pero lo que si era cierto es que ninguno de los dos había hablado desde el laberinto de espejos, ni siquiera cuando Kenma la dirigió con Kuroo y este estaba con el rubio, quien solo se dedicó a mirarla como si fuese la cosa más rara del lugar.

Sí, «cosa».

Pero otro tema era Tsukishima, el cuál ya echaba un vistazo de reojo con una no muy linda mirada al conductor del auto que estaba pidiéndole perdón por haberlo empapado con el charco de la calle, el cuál se había formado por la lluvia y un hoyo en el suelo.

Trató de contener la risa al ver su uniforme mojado en la parte derecha. Pero este se percató y también le dió una mala mirada.

Siguieron el resto del camino sin hablar ni comunicarse. Habían veces -si no era siempre- en las que ninguno decía nada, sólo caminaban juntos. A veces se preguntaba si Tsukishima la acompañaba por simple rutina, o porque su hermano le había pedido. ¿Qué pensaría el chico de ella, que ahora trataba de no pisar los charcos saltando sobre ellos como si fuese una niña?

Pero, ¿Por qué de repente le importaba la opinión del chico más de lo normal?, ¿Por qué su corazón se aceleraba cada vez que estaba a su lado?, ¿Por qué le gustó la calidez del abrazo que le dió?

Oh.

Quizás ya no sólo le atraía, sino que le gustaba.

Oh.

Tomó su rostro entre sus manos para sentir el sonrojo en sus mejillas, pero para su salvación, ya se encontraba enfrente de su casa. Soltó un rápido «Adiós» que no supo si lo gritó o susurró, pero lo único que quería era abrir la contrapuerta.

Sin embargo, antes de poder hacerlo, sintió como la abrazaban de atrás,  sorprendiendola otra vez. Sintió de nuevo la sensación que había experimentado hace unos días, justo la que estaba pensando hace minutos. Junto a la nueva sensación de querer quedarse en ese lugar y no irse a ninguna otra parte.

Pero a diferencia del anterior, esta vez fue mucho más corto, y cuando la soltó totalmente, se dio la vuelta para mirarlo. Frente a ella se encontraba Tsukishima con una sonrisa burlona en su rostro.

Y ahí entendió todo.

Miró su uniforme y se encontró con que también estaba empapada, cosa que no se había percatado que era la intención del chico esa vez, por estar pensando las cosas románticamente.

Alzó la vista otra vez para no verlo cerca suyo, sino que en la esquina que los separaba cubriéndose la boca para no reír, mientras alzaba la mano saludándola.

Entró a su casa dando un portazo, mientras que Keishin la miraba asustado viendo como subía las escaleras a zapatazos.

Le gustaba un idiota.

Escucharte || Haikyuu!!  [Kei Tsukishima] EN PAUSADonde viven las historias. Descúbrelo ahora