VIII- El club.

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El día siguiente no fue tan malo de no ser por haber corrido colina arriba otra vez

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El día siguiente no fue tan malo de no ser por haber corrido colina arriba otra vez.

De verdad estaban funcionando mal y más con dos miembros que no se reconciliaban. No hablaría con ninguno sobre el tema otra vez, le haría caso a Nishinoya; ellos se arreglarían en cualquier momento. Aunque prefería que fuese en breve ya que aún no podía rematar con Kageyama.

Ésta vez si cenó junto a Yachi que le contaba sobre una serie que le gustó mucho. La rubia aprendió lenguaje de señas y ahora podían hablar tranquilamente con eso. Aunque de a ratos tenía que mirar un cuaderno -que le parecía conocido-, donde estaban la mayoría de señas que ocupaban a diario.

Se separó de ella para recargar su botella de agua y cuando volvía por la parte de afuera, chocó contra algo fuerte. Mientras se sobaba la frente, se encontró con Lev sonriendole.

—Oh, hol...

El chico la agarro de la mano y la arrastró a un gimnasio, donde estaban Kuro -según se acordaba-, el chico que parecía un búho y un pelinegro que estaba serio. Inclinó su cabeza sin entender que estaba pasando y miró a Lev, que la había soltado.

De repente, entró en desesperación, porque los tres que estaban ahí -menos el pelinegro- comenzaron a hablarles y no entendió nada de lo que estaban diciendo. Prácticamente estaban encima de ella y se notaban que eran efusivos a pesar de ser capitanes. Pero pararon de hablarle y miraron a la entrada del gimnasio, y cuándo lo vio soltó un suspiro. Los dos búhos y Kuroo dijeron algo que no entendió por mirarlo.

—Ella no puede escuchar.—dijo Tsukishima, para luego mirar confundido a alguien— ¿Hablaste con ella y no sabías que era sorda?

Al ver que se dirigía a Lev, lo miró — Es que yo no me di cuenta. —el de casi dos metros se acercó a ella con una expresión de pena— Lo siento, Hoshi-chan.

Movió sus manos quitándole importancia.—No es nada, es mi culpa.

Antes de que el albino pudiese decir algo, Kuro lo empujó dandole la mano — Kuroo Tetsuroo, Kenma me habló de ti. ¿Eres nieta del entrenador Ukai, cierto?

Aceptó el saludo del chico—Kenma también me habló de tí, y sí. Tu entrenador me habló de su capitán.—soltó su mano.

Los ojos del pelinegro se llenaron de egocentría—Oh, ¿Acaso te dijo que soy marav...

Ahora el chico-búho había empujado a Kuroo, pero éste había salido casi volando. Cercioró que el pelinegro estuviese bien y solo lo encontró con una mirada molesta. Al parecer nadie ahí dejaba terminar las frases al otro.

Miró al capitán del Fukurodani y se encontraba muy cerca —¡Yo sé algo de lenguaje de señas!

El chico comenzó a mover sus manos y sacó la lengua en señal de concentración. Inclinó su cabeza sin entender lo que estaba haciendo con las manos. Miró al pelinegro que estaba a su lado y éste también la miró.

«Lo siento, es un poco efusivo»

Sonrió ante él y volvió a mirar al búho para que éste sea llamado por el otro chico— Bokuto-san, esos son jutsus de Naruto. No lenguaje de señas.

—¡Akaashi!¿Por qué no me avisaste antes?—dijo indignado el búho que ahora sabía que se llamaba Bokuto, sus grandes ojos la miraron fijamente y sintió que estaba siendo intimidada, pero parecía no ser la intención de él— ¡Bloquea mis remates!

Lo miró confundida— ¿Claro?—dijo más como pregunta que segura, era la primera vez que hablaba con él y le caía bien.

—¡Oye!¡Ella bloqueará los míos!—se unió Lev.

Miró a Tsukishima mientras los dos chicos discutían sobre sus bloqueos. Descubrió que estaba mirándola desde antes , le dio una sonrisa simpática, pero sin embargo él movió su mirada a un punto donde no podía verle el rostro.

(...)

Desde ayer que jugaba con los dos búhos y con los dos gatos. Hinata le insistió en querer entrenar con ellos, pero no tenía idea de como ella había terminado con los chicos, asi que no tuvo idea de que hacer. De igual forma, el pelinaranja prefirió jugar mañana para «Recargar fuerzas y sorprender a Bokuto». Al principio estaba confundida pero recordó que el chico con cabello blanco y negro era uno de los mejores cinco de Japón.

Hablando del recién nombrado, había entrado al gimnasio otra vez para seguir jugando y él se había abalanzado sobre ella. Solo llevaban días de conocerse y ambos se habían hecho muy amigos, aunque con Bokuto cualquier persona se haría amiga de él.

—¡Hoshi-chan!—le dijo él— ¡Hoy lo haré mejor!

Sonrió al leer aquello de sus labios, le agradable también que sea tan energético.—Perfecto, Bokuto-san.

—Oh, y aprendí a decir «Hola».

El chico movió sus manos de manera en que la saludaba y preguntaba como estaba, seguramente Akaashi le había enseñado.

—Me alegro.—le regaló una sonrisa que hizo sentirse orgulloso al chico y miró a su alrededor buscando a alguien en específico— ¿Y Tsukishima?

—¿Buscas a...—no logró entender la última palabra que Kuroo le dijo, pero no quiso preguntarle porque quizás no era importante. El capitán del Nekoma miró a las puertas del gimnasio y supo que gritó— ¡Tsukki!

Volteó para mirarlo mejor. Ahí se encontraba el poste que tenía un comportamiento raro últimamente. Los chicos se acercaron a él para seguramente molestarlo, cosa que no le agradaba para nada a Kei y se le veía en el rostro.

O así lo percibía.

No sabía si se sentía mal al estar con él, quizás dijo o hizo algo fuera de lugar y no se dio cuenta. Pero le gustaba la comodidad que sentía cuando iban juntos a su casa, o entrenaban en el parque o gimnasio de Karasuno, también le gustó aquella vez que tomaron helado juntos, cuando la ayudó a estudiar y también aquella vez que cenaron juntos a pedido de Keishin.

Quizás le gustaba pasar tiempo al lado de Tsukishima.

Volvió a prestar atención a su alrededor cuando dos cabezas de cabello blanco se plantaron frente a ella.

—¿Lista para bloquearnos?

Pasaron aproximadamente dos horas desde que comenzaron a jugar entre los seis de diferentes escuelas. Se dio cuenta que Kuroo era buen bloqueador central, tal y como Kenma le contó. Y de Bokuto y Akaashi no podía esperar menos, de verdad eran buenos.

—¡Saltas muy alto, Hoshi-chan!—se plantó el búho.

Kuroo apareció a un lado—Tampoco es que sea como Chibi-chan. ¿Cuanto mides?

—1,73. O eso era la última vez que me midieron.—se rascó la nuca algo nerviosa por la atención.

Lev empujó un poco a los dos, para que ella pudiese entenderlo— ¿Sabes que le ocurre a Tsukishima?

Buscó al chico a su alrededor y lo único que vio fue su cabellera alejarse del gimnasio. Planeó ir con él, pero a los segundos había un Yamaguchi corriendo detrás del chico. Así que sólo supuso que todo estaría bien.

Quizás sólo no quería estar con ella.

Escucharte || Haikyuu!!  [Kei Tsukishima] EN PAUSADonde viven las historias. Descúbrelo ahora