XI- Escucharte.

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Hace un año

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Hace un año

—¡Vamos, Hoshi!—escuchó provenir desde la puerta del baño.

—Que ya voy...—salió de uno de los cubículos para ir directamente a limpiarse el rostro en el lavamanos.

Una mano se posó sobre su hombro, se secó la cara con la toalla que traía su mánager, para luego mirarla— No dejes que te afecten lo que dicen.

—Es que me cansaron de sus estupideces —soltó ahora enojada— «Está aquí por ser una Ukai», «Oh, casi no alcanza la pelota», «Pobrecita, no recibe bien»— nombró cada cosa que recordaba escuchar decir a las del otro equipo con una voz aguda—¡¿Quién cárajo se creen?!

Ante la imitación infantil de la pelinegra, su mánager soltó una risa que duró poco, y la miró seriamente, haciendo que a Hoshi le aterrara estar sola con ella—¿Y te creerás lo que dicen?—ahora la tomó de los hombros, como si tratase de hacerla ver la realidad— ¡Eres titular en tu primer año en preparatoria! ¿Sigues creyendoles?—preguntó de nuevo.

Sintió como la manager se despegaba de ella, se tapó la cara en un intento de reiniciar su sistema. Al fin y al cabo la chica enfrente suyo tenía razón. No caería en el juego infantil de otro equipo que al parecer su arma eran sus provocaciones.

—Ahora...—la escuchó a unos metros— vuelve allá y cierrales la boca.

Resopló sacándose la mano del rostro para poder ver a la pelirroja esperándola en la puerta. Esta le dio una sonrisa mientras extendía su mano entregándosela, no lo pensó ni dos segundos para tomarla.

—¿Qué le ocurre a nuestra libero?—comentó la capitana viéndolas llegar a la cancha.

Mostró su dedo meñique con una sonrisa mostrando la verdadera razón del porqué se fue del partido—No me fracturé ni nada.—miró a su entrenadora levantando el pulgar—Puedo seguir.

El arbitro silbó indicando que el partido comenzaba otra vez luego del pequeño inconveniente con las del otro equipo. En ese corto receso de haberse ido con su manager para la enfermería, se dio cuenta que faltaban seis puntos a su equipo para obtener la victoria que las llevaría a las nacionales. Claramente salvaría el balón en cualquier hueco que viese mientras esté dentro de la cancha.

Trataba de enviar señales telepáticas hacia su entrenadora, rogando que la dejase cambiar con alguna. Vio como las del otro equipo la miraban de vez en cuando con una sonrisa burlona y quería ayudar a los pocos puntos que les faltaban para ganar. Juraba que había un aura a su alrededor que la impulsaba a la cancha para borrarles esa sonrisa ridícula que tenían, mientras que sus compañeras la miraban extraña. A pesar de ser de primer año, había conseguido ser titular como libero, ya que tanto la entrenadora como la capitana recibieron recomendaciones sobre ella por ser una Ukai.

Ahora solo faltaban dos ya que hicieron duece, y entonces, la número ocho cambio con ella.

—Salvalas.—le dijo la chica tomando su mano.

Asintió apretando su mano fuertemente mientras corría a la parte trasera de la formación. Le tocaba al otro equipo sacar y se preparó para recibirlo, cosa que logró tranquilamente. Una armó y otra remató, pero para su mala suerte, bloquearon.

Y ella no lo cubrió.

—Perdón...

En vez de darles un mal rostro, sus compañeras le dieron una sonrisa—¡No te preocupes!—la capitana se acercó a ella, poniendo una mano en su hombro—No mires abajo, el balón viene de arriba.

Alzó su rostro y una ola de adrenalina corrió por sus venas. Su capitana volvió a su sitio, y la pelota volvió hacia ella. Se la pasó a la armadora, y a la hora de rematar, volvieron a bloquearlas creando un muro. Pero les faltaban dos puntos, solo dos. No dejaría que el balón cayese al suelo. Corrió detrás de la pelota, sin perdela de vista, notó que se dirigía a una pequeña parte donde estaban personas sentadas. Por la euforia del momento o quizás por las ganas de demostrar que era más que una Ukai, su velocidad aumentó y cuando una señora salió de uno de los asientos, saltó sobre éste, golpeando al balón pasándola a una de sus compañeras.

Los segundos que pasó en el aire fueron eternos al ver como anotaban un punto, pero su festejo no duró mucho al ver un niño pequeño pasar justo en el lugar que aterrizaba.

—¡Ukai-chan!

Y un grito fue lo último que escuchó.

Actualidad

—Y al final me desvié para no caer sobre el niño. El médico dijo que mi cabeza chocó contra uno de los asientos y tuve algo así como un golpe interno que afectó mi audición —terminó de contarle mirando a la luna. Al notar el ambiente, rió un poco chocando su codo contra el cuerpo del rubio— Pero, ¡Hey!, aún puedo escuchar. Sólo necesito una operación que sale un riñón. Supongo que sacrifico un órgano por otro—tapó su rostro para que no la viese con su escandalosa risa. Miró a Tsukishima luego de todo ese tiempo, y este prácticamente la miraba entre una mezcla de miedo y sopresa— ¿Viste a Daichi enojado por aquí?—miró a ambos lados esperando no encontrarse con el capitán furioso en medio de la noche. Sería algo parecido a «Viernes 13» en la cabeza de Hoshi.

Su rostro se giró hacia el rubio otra vez, prestándole atención a su indignado rostro—¡¿Cómo pudiste contarme eso sonriendo y riéndote?!¿Acaso no tienes corazón?

Entrecerró sus ojos—Lo dice Tsukki.—comentó irónica. De igual forma, suspiró cansada mirando al césped—Como sea, es por eso que no puedo escucharte.

Vio un par de manos en su vista periférica «¿Por eso ahora bloqueas y estas al frente?»

—Algo así,—se rascó la nuca— en realidad siempre fui libero, pero mis bloqueos son mejores porque soy alta y mi abuelo siempre insistió en que debía practicar todas las posiciones—ahora, cruzó sus brazos molesta—Aunque, que esté al frente la mayoría de veces es cosa de Keishin. Dice que es menos probable que busque o que la pelota me golpee.—suspiró tantas veces que perdió la cuenta— Cosas de hermano mayor idiota.—Se levantó del césped y limpiándose la remera, se comenzó a despedir— En fin, nos vemos mañana. Descansa.

Ni siquiera pudo dar un paso debido a que una mano la sostenía de camiseta, impidiendo su partida. Volteó algo confundida para encontrarse a un Tsukishima sonrojado mirando a otro lado mientras formulaba algo que no entendió muy bien, así que preguntó.

—¿Quieres comer sushi*?—al verle la cara confundida, hizo un gesto nervioso con sus manos— Es que entendí «Sushi», ¿A qué te referías entonces?

El chico resopló reincorporándose, haciendo que tuviese que levantar un poco la cabeza. La luna se reflejaba en sus gafas y la luz de esta los iluminaba a ambos, el fresco viento los acariciaba, y el césped comenzaba a tener rocío.

—Olvídalo. Ya es muy tarde,—le revolvió el cabello mientras la miraba egocéntrico— nos vemos mañana.

—·—
*: En japonés se puede confundir el «Su» de «Sushi» con el «Su» de «Suki» (gustar).

Escucharte || Haikyuu!!  [Kei Tsukishima] EN PAUSADonde viven las historias. Descúbrelo ahora