𝐃𝐢𝐧𝐚𝐬𝐭𝐢́𝐚 𝐌𝐢𝐧 - 𝐉𝐢𝐦𝐬𝐮

Capítulo 13: El secreto de la montaña (parte 1)

"La cara es el espejo del alma, y los ojos confiesan en silencio los secretos del corazón".

Cinco de la mañana, el sol se presentaba por detrás de las montañas, siendo espectador de la rutina en el pueblo de Yeoju. Junto a ellos estaba el palacio, que cumplía con estas mismas órdenes, las doncellas preparaban todo para el rey y los guardias vigilaban todo el reino.

—Hyung... —comenzó a picar la mejilla del alfa hasta que despierte—. Hyung, debemos levantarnos, el General Kim ya viene.

Para ser el líder de la armada de Busan sí que te gusta dormir.

—¡HYUNG! —gritó el menor, provocando que Jungkook se levante asustado y con un golpe en la cabeza.

—Ya te escuché, no era necesario que grites. —Contestó con algunos quejidos provocados por el golpe.

Entre pequeñas risas, la puerta de la habitación se deslizó, captando la atención de "los hermanos".

—¿Aun sigues dormido? —dijo Taehyung, mirando seriamente al mayor.

—Nuestras cosas ya están listas, no es necesario que me regañes. —Sin temor alguno respondió.

—Ja... entonces vámonos. —Esta situación se le hizo un poco divertida al General. Nunca antes había escuchado tal respuesta, pero no tenía motivos para castigarlo, son aprendices, pensó él.

Unos minutos después, todos los reclutados se encontraban en el patio de entrenamiento, donde los superiores revisaban si estaban todos los convocados. El sol a penas terminó de mostrarse fuera de la montaña, indicando que eran las siente de la mañana; un poco tarde para empezar con el entrenamiento.

—Se nos hizo un poco tarde, reconozco que me quedé dormido. —Entre bromas habló Taehyung, por supuesto que no es cualquier General, mas no quiere decir que sea el peor, al contrario—. Debido a problemas dentro del palacio, necesito atender al Rey Min, pero no quiero perjudicar su formación. Es por eso que llamé a mi mano derecha, quien controlará el primer día. Saluden al Capitán Choi Yeonjun.

Al verlo ingresar, los aprendices juntaron sus manos y se inclinaron, saludando al capitán Choi. A comparación de Taehyung, este no vestía formalmente, sino con un simple hanbok.

—Si sigues vistiendo así nadie te tomará en serio. —Comentó Taehyung.

—No vine a lucir ropa, estoy aquí para cumplir una labor. —Respondió Yeonjun.

—Si ese es el caso, te los dejo a cargo. —Deslizó su mano en el hombro contrario y, susurrando, le dijo—: Mantenlos vigilados.

Yeonjun se inclinó levemente y dio órdenes a los aprendices, pidiendo que ejerciten y tomen armas para practicar. Por naturaleza, los alfas -como Jungkook- no tenían ningún inconveniente, no sentían tanta presión ni intimidación, pero los omegas -como Taehyun- sí. Quien tomó el liderazgo era un alfa que manejaba la voz de mando a la perfección, no como Taehyung que tenía una más suave.

—¿Es tu primer día y ya estás asustado? —dijo Jungkook con la voz agitada.

—No, pero este capitán es demasiado estricto. No deja de ver nuestros movimientos y dudo que tenga más de veinticinco años. —Respondió Taehyun, quien no dejaba de ver a ese alfa, sintiendo a su lobo alterado por su presencia.