Lunargenta

4 0 0
                                    

La ciudad como explicaron las chicas nada más al llegar carecía del esplendor de hace unos años, que fueron los tiempos mejores.  ¿Dónde es que le falta esplendor? Este lugar es maravilloso y mágico. En su humilde opinión este lugar no necesitaba más esplendor.

Vaal se quedó boquiabierto cuando entraron al bosque la canción eterna, el hermoso bosque daba una sensación de estar encantado y que el sol era perpetuo en aquel lugar, el aroma, las flores todo allí era tocado por la luz del sol

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Vaal se quedó boquiabierto cuando entraron al bosque la canción eterna, el hermoso bosque daba una sensación de estar encantado y que el sol era perpetuo en aquel lugar, el aroma, las flores todo allí era tocado por la luz del sol. Los suyos mataría por un lugar con tanta luz como este, era algo sagrado, divino, verdaderamente tocado por la luz. Raskreia le dijo que sus razas no eran tan diferentes como creía, seguro esto era a lo que la elfa se refería, lejos del físico sin ninguna similitud, los elfos habían sido devotos de la luz, salvo que más que seguirla la utilizaban pero en algo eran similar con los Eredar, y posterior los Draenei. Había que esperar que Vaal no notará esa gran diferencia.

Draenor tuvo unos lugares realmente maravillosos, así como este, el bosque de la canción eterna. Lugares que ya no iba a ver jamás, lugares que se perdieron para siempre, esos lugares que ardieron en un fuego vil y luego implosionaron.

Ras lo tomo de la mano para llevarlo de vuelta al camino. —No te distraigas aún— su torpe andar casi lo echo a tierra. Una carreta roja con decoraciones en oro paso junto a ellos. El camino los llevo ante unos muros blancos puros en medio del bosque, edificios en medio del bosque. Dichos muros enmarcaban unas enromes y majestuosas puertas con una estatua dorada nada más al entrar, su vista fue a dar a la gran decoración, su nariz reaccionó a las flores del jardín delantero, las macetas flotaban oscilantes de arriba a bajo, quedo anonadado. Una ciudad mágica bañada de luz dorada.

Desde que cruzó el portal oscuro a este mundo, sus días se volvieron largos y abrumadores. Llenos de emociones y muchos, muchos lugares que lo dejaban fascinado. Es un buen mundo. 

—Vamos pronto a una taberna. Quiero comer y que me atienda un elfo hermoso— Seira cantó dichosa de estar en casa, dio unos cuantos saltos llena de buen humor. 

—¡Yo también!— secundó Ras. 

Seira arrastró los píes dejando ver su cansancio por el extenuante viaje —quiero beber vino de ciruela.

A Ras se le hizo agua la boca de escuchar hablar de vino. Vaal estaba pendiente del flujo de elfos, no eran los únicos que estaban llegando a la ciudad, ellos eran unos cuantos entre todos los que traían rostros cansados y deseaban un poco de agasajo en la ciudad, en su ciudad pero las chicas pronto se desligaron de la masa de elfos que estaba entrando y fueron por otro camino y llegaron a una taberna que no tenía mucha gente en la parte posterior de la ciudad, en la tabernera las conocían a ambas. 

La guapa tabernera las recibión bien a ambas. —¿Trabajan juntas ahora? ¡Qué curioso! Quién iban a pensar que terminarían siendo amigas y compañeras de equipo— las felicitó por la dupla y luego apunto a Vaal —¿Viene con ustedes?—. Una mesera que hablaba muy rápido y animada por ver a unas antiguas clientas volver sanas. 

La criatura.Where stories live. Discover now