Templo oscuro.

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Desde esa tarde-noche la Elfa miraba con el ceño fruncido al demonio. Vaal seguía estando férreamente a su lado como si ella fuese su aire y su agua, su sustento, aunque con todas las incomodidades de cargar con su rencor. Dejaron Nagrad y muy rápidamente llegaron al valle de sombraluna, uno de los lugares más inestables de todo Terrallende. Las viejas canciones decían que era uno de los lugares más hermosos de todos, ahora reducido a piedra negra y lava vil, un cielo que no conocía la luz, solo el fuego infernal más allá en el nebuloso firmamento. 

—¿Qué fue lo que le dijiste grandulón?— preguntó Seira mirando muy bien el erosionado y corrupto suelo para no caer. Raskreia lideraba el paso muy adelante de ellos. La pelirroja era muy diestra buscando un camino fiable, libre de obstáculos tanto vivos como muertos y para que hablar de la corrupción de la vil, los llevaba por el camino más libre de vil que ella podía percibir. 

Vaal se rasco la mejilla mirando al cielo desquebrajado. El dolor de estomago era insoportable, una herida mental de este lugar persistía arrastrándose desde el pasado. —Dije algo que la enfado. 

La sacerdotisa se apoyo en su bastón algo cansada de la relación tensa entre sus compañeros. —Estoy preguntando porque quiero entender. No respondas con evasivas. 

—Dije: "Ama". La llame de esa manera. 

Seira abrió los ojos, eso no era algo que esperaba, estaba fuera de todo pronostico, ocultó su expresión con una mano mientras miraba a Vaal, él lucia culpable por algo que no era un pecado sino un terrible estigma en su vida, algo que tal vez nunca se borre de él. 

La sacerdotisa pensaba en cuanto mal llevaba su compañero en su mochila que llamaba malentendiendo a su amiga, por una "ama". Definir así a una persona dictaba mucho de sus vivencias y heridas sin cicatrizar.

—Quería dejarle en claro que no quiero vivir lejos de ella. Una vez en su mundo no pretendo irme lejos, no pensé que se enojaría... tanto. Yo no creo poder llevar una vida normal como Ras pretende. 

La albina detuvo el paso, quería ordena sus ideas. 

Ras si la escuchaba cuando ella la reprendía sobre Vaal, cuando escucho que la Elfa planeaba que Vaal viviera en Lunargenta, se quejó con ella, antes de eso Raskreia debía obtener un permiso, también cuidar de Vaal de las habladurías, el aislamiento y toda la arrogancia de un pueblo completo. Por esto mismo ella la convenció de que Vaal necesitaba de un hogar independiente de Lunargenta, además de una pareja acorde a este, y seguido a su debido tiempo una familia, el retiro de la acción también era algo prudente a estas alturas, de esta forma él podría curarse de todos sus traumas con el tiempo, en paz con el amor y el cariño de un alguien que estuviese un cien por cien con él hasta siempre. Como sacerdotisa lo recomendaba de corazón al ver tan maltrecha mentalidad. 

Ambos volvieron a caminar de manera taimada porque vieron a Raskreia volver tras sus pasos para conducirlos al frente ya que estaban muy rezagados. 

—Será imposible descansar por el día de hoy, comeremos por turnos para estar más alerta. Espero que hallemos algún emplazamiento en el que podamos descansar antes de llegar al templo oscuro— dijo firme. Salir de aquí era prioritario, las energías viles lo inundaban todo, la distorsión del espacio y la turbulenta anima y maná chocaban con mucha violencia por la falta del equilibrio natural. 

Todos estos fenómenos le afectaban, descomponiendo sus energías, pronto su cuerpo comenzaría manifestar deterioro de salud ante tan malas circunstancias ambientales. Paso a revisar rápidamente el estado de sus compañeros, Val, bueno Val seguía siendo Val, se de seguro se sentía como en casa, le preocupaba más Seira, como sacerdotisa debería de ya estar muy compungida. 

La criatura.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora