Heridas profundas.

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—Resiste— ella bufó mientras cambiaba el paño con el que limpiaba la sangre completamente empapado. Lo arrojó lejos y luego saco el hilo de pescar con la aguja dando las ultimas puntadas. Le acaricio la cara con la mano manchada por la sangre —estarás bien, cariño. Ya verás. No te dejaré morir.

Raskreia miró de reojo su amiga que estaba reducida a una posición fetal, sin ninguna herida física, pero ella como una Elfa altamente sensible veía el trastorno de la magia de Seira en su cuerpo, el reloj en ella se había acelerado. Con los poderes de luz de Seira sacar del predicamento a Vaal era cuestión de segundos, sin embargo no podía pedirle tal cosa a su amiga en su estado actual. 

—Sei, ya voy por ti. Aguanta solo un poco más— dijo muy preocupada solo apartando su cara un ligero momento de las heridas de Vaal.

La albina resopló —cuida de Vaal yo mantendré mi hambre de ... magia... al limite— su voz dolorosa y entre cortada sonó lamentable. 

Ras se apresuro en limpiar la sangre que dejó de gorgotear del abdomen de Vaal, quería abofetearlo tan fuerte por dejarse herir de esta forma nuevamente. Él no era un escudo de carne para recibir los daños por ella, que clase de berserker se había conseguido. 

Vaal veía todo borroso, la veía tan angustiada en este momento, primero creyó que fue enojo, no era su intención causarle más problemas, solo quería ser de ayudar, ser su espada y su escudo. En un momento de descuido en que Ras fue a lavar un paño este se puso de pie, soltando de su herida algunos puntos y volviendo a sangrar irremediablemente, tomo a Seira quien se estremecía en el suelo. 

Seira entendió lo que debían hacer, lo vio y estiro su brazo correspondiendo el acto. 

—Esta será la ultima vez— murmuró ella siendo cargada por él a un gran cristal de vil flotando no muy lejos de allí. 

Un despojo de magia vil que seguía en pie luego de la batalla, para la fortuna y desgracia de ellos dos.

Ambos estiraron sus manos sedientos de la vil para ponerse mejor, Seira lo necesitaba para ordenar y recuperar su maná y Vaal se iba a regenerar por si mismo usando la vil, sanar más rápido para volver a la marcha cuanto antes como apremiaba el tiempo. Las angustiosas batallas aún continuaban en otro lugar. Raskreia les gritó a ambos por su negligencia al descubrirlos. Ella sabía que después el daño para Seira sería irreparable, mientras que Vaal ya estaba más allá de lo irreparable. 

Apretó los puño golpeándolos en el suelo, si tan solo ella también pudiese sanar o usar la magia. Se sintió inútil pese a sus esfuerzos, sino iba a ser de ayuda al menos compartiría el mismo dolor.

Esa noche Ras se sentó al fuego y no pegó un ojo. Seira se desplomó en un sueño profundo en cuanto armaron el campamento, mientras que Vaal estaba sin heridas y sin cicatrices visibles pero su preocupación no disminuía. El demonio la veía desde el interior del campamento, ella era tan delgada y pequeña a simple vista, tan frágil y débil solo en apariencia, no dejaba de hacerlo sentir que su pecho se apretaba, cerró los ojos cansado. Como podía dejar de verla de esta manera, ella era su "amiga" ¿No? 

Al siguiente día Raskreia busco una posada, sus amigos necesitaban de una buena cama para descansar y luego emprender el viaje a Shatrath. Las fuerzas renovadas harían que los dos viajaran más deprisa, como apremiaban sus situaciones actuales. El camino era más corto a Shatrath que a Nagrad. 

Ras acostó a Seira, quien ya se encontraba molesta por los cuidados excesivos de su amiga. —Déjame, dormí muy bien ayer por la noche, descansar hoy me dejará en buenas condiciones ¡Ya verás!— Decía cuando ya estaba corrupta y sedienta de la vil. 

Raskreia iba a debatirle cuando los ojos verdes de Seira la hicieron mirar detrás de ella, en direcciones de esas torpes y enormes pisadas. 

—Raskreia podemos hablar— la voz tosca de Vaal era inconfundible.

La criatura.Where stories live. Discover now