Amigos.

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Esa noche Vaal compartió con esos elfos, todos tenían almas libre y divertidos, bebieron buena parte de la noche hasta que se fueron a dormir, Seira se envolvió como un gusano quedándose todas las cobijas. El demonio estaba recostado sobre su antebrazo con la vista en la tela del techo de la tienda, un cuerpo rodó hasta su costado, Ras estaba envuelta en su propio cabello buscando calor. 

—Tengo frió— se quejó. 

—Las llanuras bajan mucho las mínimas porque no hay muchos arboles. 

—Lo se— lloriqueó, le subió una pierna encima de él, pierna que Vaal bajo de inmediato. —Tengo frió—Ras volvió a insistir, no le estaba pidiendo permiso, le estaba avisando. 

Gruñó.

—No me gruñas, Seira se quedo con las cobijas. No te estoy acosando por voluntad... justo ahora. 

Volvió a gruñir —acabas de admitir que si lo haces— se calmo cuando escucho la risa de Raskreia, ella se estaba riendo de él de nuevo. ¿Estará ebria todavía? hizo una mueca, ella olía al licor, un aroma muy fuerte. La dejó acercarse para resguardarse del frió, cambio el brazo que sostenía su cabeza y le dio el otro a ella para que lo usara de almohada. 

—Gracias, no se si lo habrás notado pero eres muy cálido. 

—No lo había notado—. No tuvo la oportunidad que otro ser viviente le dijese tal cosa, tampoco notó que Ras se dio cuenta de lo que tenía en mente. 

—Te lo diré siempre que durmamos juntos, cariño... — su cabeza cayo al suelo, Vaal salió de inmediato de la tienda, ella salió tras él persiguiéndole. 

Huyó rápido al exterior,  ella asomo la cabeza fuera de la tienda, y lo vio correr a la llanura, suspiro pesadamente, no estaba tratando de alejarlo, como era posible que lo espantara de esa manera. Cuando vas a confiar en mi, me molesta esta desconfianza. Sus pies no dejaban hacer un solo sonido al andar hasta que choco de pronto con su espalda, las estrellas estaban pálidas en el suelo, pronto iba a amanecer. Se dio la vuelta rodeando a Vaal, este se había detenido por que vio algo, ella busco lo que veía. 

—Llevaba tiempo sin verlo... 

Muy a lo lejos Ras pudo ver una pequeña caravana de Draenei, abrió su boca y se apoyo agarrando el brazo de Vaal. Se trataba de su gente, su pueblo, él como un ser libre podía irse con ellos si quería, ella sonrió palideciendo esperando a que se alejará una vez por todas de su lado. 

—Vaal... — se calló, de pronto la estaba mirando a ella. 

—Tus palabras me avergüenzan mucho. 

Ella abrió los ojos, ahora estaba nerviosa en cambio. —No lo hago con esa intención— rió con nerviosismo. Solo quería que tuviese más confianza en si mismo, más autoestima, más personalidad, en otras palabras restaurarlo. —Somos amigos—. Sonrió dulcemente para él. 

—Si... somos amigos. 

Estaban volviendo cuando escucharon unos quejidos, Ras movió sus orejas para determinar de donde eran los sonidos e intento tomar del brazo a Vaal cuando se dio cuenta de que eran esos quejidos pero el fornido se la llevo con ella hasta detrás de un árbol para espiar lo que provocaba los sonidos, ella se tapo los ojos con poca paciencia. —Vaal— susurro para tratar de alejarlo. —Debemos volver, no es nuestro "asunto". 

El Eredar se puso tenso, lo que no alcanzaba a ver la vista entrenada de Raskreia  si podían los ojos demoníacos de Vaal, y eso eran las identidades y lo que hacían en lujo de detalles. 

Ras volvió a insistir —volvamos, no debimos ver—. A ella no le importaba, ni la avergonzaba, los compañeros de viaje suelen ser así o tener relaciones entre ellos con mucha frecuencia. Sus pies la llevaron rápidamente de vuelta al campamento con Vaal detrás de ella. 

La criatura.Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz