Urruk.

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Vaal mientras dormía estaba quejándose y gruñendo, su cuerpo sufría espasmos mientras se llenaba de sudor. Raskreia entró en la tienda y al ver esto fue rápido a intentar despertarlo, debía de tener una horrible pesadilla, lo que no era nada nuevo.

Sus pesadillas eran recurrentes. Memorias del pasado acechaban su presente y atormentaban su futuro. 

—Vaal, oye— lo meció y tocó su pecho, trato de despertarlo —¡Vaal! ¡Guapo despierta!— Le dio un bofetón ya que este no despertaba con nada. 

El demonio despertó descolocado, desconoció el techo de la carpa, extraño y desorientado se aferró a la mano de la elfa, necesitaba sostener esta mano, estaba cálida, estaba viva, y poco a poco comenzó a regresar a la realidad, la mano estaba cálida, ella no era Ruariel. —Raskreia— dijo y luego se tumbo tapando sus ojos con el otro antebrazo. 

—¿Estuvo muy mal esa pesadilla?— lo vio asentir. 

Se tomo unos tiempo para recuperarse, ese sueño fue increíblemente vivido. Solo tenía ganas de llorar, no recordaba cuando fue la última vez que se desahogo, nunca pudo sufrir el duelo apropiadamente, no tuvo el tiempo de procesar la perdida, las cosas malas le pasaron una tras otra, de esa forma hasta llegar a las manos de Raskreia. Esta mano que sostenía fuertemente le había dado calma. Ella que no entendía su dolor solo lo imaginaba y por lo mismo no hacia preguntas. 

Raskreia colocó su cabeza en su pecho y su otra mano se extendió para abrazarlo, con una sonrisa melancólica abrazo sus penas y consoló sus horrores. 

—Estamos aquí, íbamos a ir a el bancal en la isla del sol eterno. Viajaremos a mi mundo, te llevaré a visitar las ciudades capitales de las demás razas. Te enseñaré los caminos, nuevas bebidas, comidas y luego al final te guiaré a mi tierra— se paciente Vaal, te sacaré de esas pesadillas para siempre. Sabía que no podía borrar su pasado pero si podía enseñarle un nuevo futuro.

La voz de Ras le ayudo a alejarse de los recuerdos hirientes, la suave voz que eran tan hermosa como la melodía de un arpa.  

—Si— dijo con decisión. Solo tuvo este sueño debido a la conversación con Velen. Recordó demasiadas cosas. —Iremos. 

—Bien— confirmó cuando le dejó ver sus ojos verdes centelleantes de vil. —Pero si no te sientes bien, ni modo. Nos quedaremos hasta que te recuperes del todo, como Seira. 

El demonio asintió, no estaba bien solo necesitaba algo de espacio ahora —quiero estar solo— necesitaba este tiempo para botar el nudo en su garganta. Se decidió que esta sería la última vez que lloraría a su esposa, Ruariel. 

Ras se puso de pie —claro, guapo estaré en la fiesta. Cuando te sientas mejor, ve para allá o vendré a buscarte— le amenazó. 

Vaal sabía que hablaba en serio si no descargaba pronto esa tristeza, ella vendría y se entrometería. —Estaré bien, luego iré—. Solo esperaba no encontrarla haciendo un espectáculo vulgar cuando botará del todo su tristeza.

Ella le sonrió antes de cerrar la tiendas tras ella, Vaal no tenía como saber si ella ya se había ido por lo suave de sus pisadas. Aún así no pudo retener más el llanto, su compostura tenía un limite. Ras escucho los lamentos de Vaal tras ella, sus orejas captaron precisamente el momento que este profirió la nostalgia de un nombre desconocido. emprendió su andar con pésimo humor hasta la sobremesa de la cena, aún había comida y bebida en las mesas, se sentó junto a un gran grupo y alzó la copa a la primera oportunidad que tuvo para emborracharse. 

Las tiras de carne estaban frías, el sabor era mediocre, así mismo como el sentimiento agridulce en su interior, era adecuado como su estado de animo. Frunció el ceño al darse cuenta que alguien la miraba con mucha atención, la mirada de ojos azules sobre ella, la estaban incomodando por lo que cortaría con lo sano desde ya. Tomo el gran plato de tiras de carne y unos trozos de pan, su jarra de vino toquesol y fue a sentarse con el tipo que estaba viéndola.

La criatura.حيث تعيش القصص. اكتشف الآن