Compartiendo.

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Gasto un poco de tiempo limpiando las piezas de armadura, hasta que le llamo la atención un objeto extraño en la habitación, en un rincón se hallaba un bolso, no lo había visto antes, no podía decir que era nuevo pero no era de Raskreia, lo tomo del suelo, lo registro, habían camisas de hombre allí, unos pantalones los iba a guardar cuando se le cruzo por la mente que podía ser de un intruso, estaba revisando las prendas cuando las risas de la pareja de Elfas ya estaban en la puerta de la habitación. 

—Tu habitación es la de al lado— verificó si podía entrar Seira —pasa no hay problema, Vaal es super reservado y cuidadoso. 

La Elfa albina miro el interior de la habitación, entro con cuidado, y su atención fue a las ropas que el demonio estaba metiendo en la bolsa —si guardas esas prendas así, se arrugaran ¿de quién son?— le preguntó a Raskreia. 

—Ah, ya las viste, quería sorprenderte mañana con ellas— dijo Raskreia y se las quito de las manos a Vaal para enseñar.

Vaal vio como ella le presentaba las camisas con ilusión su amiga, ella se acercó y toco la tela. —Es un buen material, la confección es bastante buena también— sonrió, no le gustaba elogiar trabajos ajenos pero era la verdad, había que admitirlo. —¿Tienes sus medidas? estás loca. 

—Voy a ignorarse eso... 

Él único que no estaba disfrutando nada era él —ya me compraste ropa. No era necesario que... 

—De que hablas, son necesarios, repite conmigo ¡ropa necesaria! — Vaal hizo una mueca, no consideraba que fuera necesario —tienes que adaptarte al nivel de una persona nuevamente, no puede vestir el taparrabo y el trapo de siempre, a menos que quieras ir por ahí enseñando tus músculos ¿o si? ¿eso te gusta? Andar con los atributos al aire— él negó inmediatamente girando la cabeza. —Te falta ropa para vestir cuando estemos haciendo el vago, y una muda para dormir, es básico ¿no?

—Si básico, ni siquiera alcanza a básico ¿con qué duerme puesto?— hizo una mueca extraña. Realmente no quería saber. 

—La misma ropa de siempre. Hace meses desde que le queme las prendas con lo que lo conocí. Nunca se había sentido tan bien quemar algo— admitió con poca vergüenza.


Los tres se sentaron el suelo e intentaron hacer una suerte de introducción para que los dos desconocidos se conocieran un poco mejor, Raskreia actuó como la conexión del grupo, y eso que lo era. Seira contestaba a las preguntas mientras que Vaal, se guardaba la mayoría de las respuestas, las Elfas al cabo de un rato decidieron que era suficiente, Seira se fue a su habitación a dormir. En la mañana partieron en dirección a  otras tierras, las chicas lideraban el recorrido, ambas observaban el mapa confundidas, estaban debatiendo que camino tomar. 

—¿A dónde vamos?— preguntó Vaal, no era como si le importara adonde le llevaran pero las vio muy indecisas sobre que camino tomar. 

—Al valle sombraluna— dijeron ambas. 

Vaal volteó a la dirección contraria y apunto con el dedo. —Estamos yendo en sentido contrario. 

Las Elfas reaccionaron inmediatamente con sorpresa. —¡Rayos! ¿Quién sabe donde íbamos a parar?— exclamó Raskreia riéndose encontrando muy divertida la situación—. Seira piso fuerte a la cabeza aferrándose a su bolsa para ocultar su vergüenza. —Gracias guapo eres un amor— Raskreia le dio unas palmadas en el brazo al Eredar y siguió a su amiga. 

El cambio de ruta los llevo a la parte Este de Nagrad, donde hicieron nuevas misiones. 

—¿Qué paso con lo de cenar después de terminar con todo?— preguntó Seira cuando vio a los otros dos buscar algo de sombra para sentarse a comer a medio día. 

La criatura.Where stories live. Discover now