Consumo de magia.

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La mañana siguiente a esa despertaron un poco enredados en su abrazo, uno más avergonzado que el otro.  

Vaal se levantó con cuidado de no mover mucho la cama. Los cuidados en heridos son muy importantes. Raskreia intentó levantarse con él pero dos grandes manos la sujetaron en su lugar y Vaal se aseguró de trasmitir su preocupación. —Ya entendí, me quedo quieta— le tranquilizó o eso intentó con una actitud relajada. 

El demonio salió con un sentido de urgencia, sabía que había que vigilarla en cada momento o no se tomaría su recuperación con seriedad y haría lo que quisiese de él a su vez. Puso distancia bajando hasta la cocina con las intenciones de rematar algunas proviciones pero descubrió que no tenía muchas cosas. 

Tuvo que preparar todo el desayuno en una sarten de hierro cuando escuchó a alguien rellenar su bañera de agua. Subió corriendo para luego crisparse, la pelirroja se había metido en su bañera y le sonreía con la puerta abierta.

—¿Qué? No me mires así, deje la puerta abierta para no preocuparte— le dijo con tono despreocupado. 

El Eredar se dio media vuelta con el cuerpo rigido y sintiendo como su cuerpo sufria un golpe de calor tan repentino como la imagen antes vista. 

—No me regañes, es desagradable sentir la piel pegoteada. No tuve oportunidad de bañarme cuando me hirieron en la cicatriz muerta— La elfa explicó dejándose remojar con el cuerpo todo sumergido. 

Volteó muy ligeramente sin mirar a ningún lado en concreto —las heridas no se mojan. 

—Lo sé pero también debo mantenerla limpia— sonrió como si tuviese el argumento ganador. 

Raskreia lo miró con una gran sonrisa pero lo escuchó chasquear la lengua, claramente Vaal desaprobaba su baño y la posibilidad que haya mojado su herida antes que su necesidad de oler bien, estrecho la vista y se puso de pie escurriendo el agua por todo su cuerpo provocando a su vez que Vaal diese un salto en el lugar por la impresión. 

Se largo a reir al verlo huir practicamente de ella. 

—Entonces iré a secarme— se divirtió el como el Eredar la evadio pero también se aseguró de que fuese a secarse y volviese a la cama. 

Un punzante dolor le golpeaba desde el costado atravesando por todo el frente hasta el otro lado debido a su divertida risa. Ver a Vaal intentar evadirla para poner límites decentes entre ellos la divertía. Balanceo su cuerpo tomando la toalla sin prisas haciendolo perder la paciencia.

—Eres muy evidente— Gruñó arrojándole otra toalla para tenerla cubierta con otra capa de ropa. 

Su sonrisa se pronunció y sus orejas sobresalieron entre la mullida tela esponjosa. 

—Seguro ¿No quieres echar un vistazo?— propuso sabiendo que sería rechazada. —Solo un poquito. 

Sus largas orejas escucharon la palmada sobre su rostro, ella se giro mirándolo de roejo y lo vio saliendo con el rostro tan rojo que parecía brillar entre la sombra. 

—En este momento no eres más que un compañero mal herido— le dijo antes de cerrar la puerta y bajar terminar el desayuno. 

Raskreia miró la puerta cerrada dejando caer las toalla sobre su cabeza, bueno ella esperaba esa reacción en primer lugar. No esperaba menos de un aguerrido ex Paladín y vindicador de un pueblo que veneraba a la luz sobre todo los otros poderes cosmicos existentes. Puso su energia en secarse bien, secar con cuidado su herida y cambiar sus vendajes. 

Observó con sus ojos ambar la herida bastante más cicatrizada que la herida original. Su método era peligroso pero ella tenía plena confianza que lo haría bien sin meterse en problemas ya que sabía cuando parar. Abrió la puerta cuando se termino de secar y vestirse con una de las camisas de Vaal que le quedaba como un enorme camisón. 

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⏰ Last updated: Apr 10 ⏰

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La criatura.Where stories live. Discover now