Oro.

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La brisa le llegaba de lleno en la nuca, luego del abrazo de la Elfa en la habitación se dio cuenta que estaba cruzando limites que antes jamás habría cruzado, menos con una mujer de otra raza, estaba siendo débil y inusualmente entregado con ella. Cuando Raskreia le preguntó si le podía cortar le el pelo este accedió de inmediato, siquiera le dejo ver lo que había hecho "te ves guapo, grañon" fue lo que le dijo, lo hizo ruborizarse hasta los huesos y luego le aconsejo que se dejará una barba corta, si quería cubrir las cicatrices que tenia en el mentón, sacudió la cabeza para alejar a la Elfa de su cabeza, ese mismo día tomaron una misión sencilla para empezar, una de caza pero al cabo de unas horas ella le dio un arco. 

—Muchos Elfos entrenan arco desde la niñez, todos sabemos usarlo, son silenciosos y no necesitas estar muy cerca de tu objetivo. Apunta a las piernas o los costados para derribar los y yo haré el resto— fue lo que le dijo antes de dejarlo en una posición e irse desapareciendo en una nube de humo. Claro que con su vista demoníaca la podía ver, pero ella era tan diestra ya que después de unos metros ya no la pudo percibir más. 

En otras palabras era un asco para cazar, le faltaba sigilo, destreza, sutileza y puntería. Hizo tronar el cuello y apunto con el arco, Raskreia le dio algunos consejos para disparar, pero sentía que cualquier intento suyo seria inútil, boto aire subió los brazos, alineo los hombros y fijo en la mira a un talbuk y disparó. 

No paso muchos hasta que los dos presentaron los frutos de sus cacerías, ella le había sacado una ventaja de seis presas, pero lo elogio bastante. —Para ser tu primera vez con el arco, hiciste una buena cantidad— dijo mirando alguno de los cadáveres de los animales, todos con el cráneo perforado —tienes mucha fuerza— lo podía determinar por el estado de los restos. —Vamos a cobrar y tomar unas dos misiones más.  

Vaal miro el resultado, nunca se dio fe que lo conseguiría, y todavía no pensaba en darse crédito a lo que consiguió, sino fuera por sus consejos no le habría dado a nada.

La Elfa se encargo de entregar a las bestias muertas al comerciante y pese a que el precio por animal era uno que ya estaba determinado, ella negocio para que se le pagara más, volvió sonriendo contando el dinero y entregándole un bolsa de tela de lino a Vaal con el dinero del porcentaje de su parte. 

—No puedo aceptarlo, yo no...— rechazo el dinero. Le parecía extraño ¿por qué debería tener dinero?

—A ver, porque no. 

—Porque... por que... por...— Enmudeció, Raskreia había sido muy clara y tajante, ella no era su ama, era su compañera ya no era un sirviente o un esclavo, no estaba bajo la dominancia de nadie. Extendió las manos para aceptar la bolsa.

—Que bien que entiendas por fin, ya era hora— le dejó caer la bolsa en las manos —de ahora en adelante comenzaras a acumular oro, acostúmbrate Vaal. 

Ella puso su mano en la cintura y la otra tapando su boca estaba recordando las misiones que vio en el tablero, analizaba que misión podrían tomar que el demonio le acomodase, era un increíble ejemplar de fuerza, destrucción y temple, lo que en otro idioma significaba, enorme, torpe y ruidoso, todo lo opuesto a ella, se le dificultaba pasar desapercibida con semejante bestia a su lado, además las alas de este, las que estaban muy deterioradas, se arrastraban por el suelo produciendo un ruido seco y constante, hizo una mueca. Aún pensaba en los pros y contras de cada misión memorizada cuando un brujo Orco se acerco a los dos, Vaal lo miro fijamente, ya que el Orco verde parecía muy interesado en la baja pelirroja, estaba por increparlo cuando paso de ella y comenzó a observarlo a él, y el coraje que acumulo se le fue a las patas. El brujo lo miro exhaustivamente hasta que de pronto se movió hacia Vaal acercándose demasiado. 

La criatura.Where stories live. Discover now