Vaal.

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Raskreia pasó un excelente rato, converso con Kassian cuando bajo para escuchar el veredicto. En efecto como esperaba el demonio paso sus buenos meses en abstinencia de energía vil, lo que lo llevo a un deterioro progresivo, sumado a las heridas, el desgaste físico de este iría en descenso pero eso se freno con el uso de los cristales, los que debería usarse de por medio o encontrar otra fuente de energía, lo que sería más difícil aún. Después de escuchar toda la explicación del Trol fue a hacer unas misiones y volvió al atardecer a cenar, estaba bebiendo en soledad mientras jugaba con los restos de comida que le quedo en el plato, de pronto y sin un porque un Orco marrón se acercó por detrás a la Elfa.

 Okra se irguió en el mesón. —Ve a molestar a otro lado no quiero problemas— le advirtió al Orco antes que dijese algo, pero escucho la caída de muchos platos en la cocina y fue a ver lo que ocurría. 

No pasaron muchos segundos para que el Orco volteará su mierda sobre Raskreia.

—Tú debes ser la rumoreada "dagas demoníaca"— Raskreia se giró con su jarra de cerveza sin interés, no sabía quien la había apodado así, tenía muchos sobrenombres pero este era nuevo y novedoso.

—Por lo general me llaman "la errante desquiciada" o "elfa loca"— con el tiempo ya le tenia cariño a su apodo más común.

El Orco sonrió a gusto, riéndose con sus compañeros ya que llego en manada, consiguió la atención de ella. —Si, debes ser tú la que viaja con Draenei vil, dime ¿Qué tan bien coge para que a meses sigas viajando con él?

La Elfa enmarcó una ceja le dio un sorbo a la cerveza —no lo se, dime tú, tengo entendido que son los Orcos los que cogen con Draenei, les encanta son como premios de guerra ¿No? Me das algunos consejos antes de aventurarme. 

La respuesta a la provocación fue más provocación, la diferencia que la Elfa fue a quien tomaron del cuello, el Orco la alzó ligeramente de su asiento tomándola del cuello de su armadura de cuero. —Repítelo Elfa— le resopló en el rostro. 

De la mesa de Trol se pararon casi todos —bájala ahora mismo— dijeron fuerte y claro. Con ellos media taberna también lo habían hecho, Raskreia ya era vista allí como una chica pintoresca muy animosa que socializo con todos sin problemas.

—Dije Orco sordo, que te gusta cogerte a los Draenei. Te puse celoso, tener uno a mi cuidado— el Orco levantó el puño para golpearla en la cara mientras ella le sonreía burlona.

A escasos instante antes que el puño le estrellara en la cara a la Elfa de atrás le detuvieron el puño al Orco, Raskreia aprovecho para deshacerse del agarre y darle una patada en los huevos al Orco, de detrás de ella alguien gritó —¡A darle en la madre!—. Antes que el Orco marrón cayera al suelo la Elfa le dio otra patada pero en el rostro. 

—¡Si!— gritó ella en plena euforia, los amigos del Orco imbécil se abalanzaron a ella, pero de detrás suyo los Trol ya habían saltado a primera fila, mientras ella levanto la vista para ver quien había protegido su rostro, vio al demonio muy cerca de ella tratando de alejar a los Orcos que se había volteado para increparlo. 

Volaron unas sillas por sobre sus cabezas, unos cuantos vidrios rotos estallaron en el suelo, cuando la pelea pareció extinguirse entraron las parejas de los Orcos que iniciaron todo, y se reactivo la lucha, los Orcos que había quedado magullados se inyectaron de energía nuevamente. Raskreia estaba dándole unos puñetazos a uno hasta noquearlo cuando le dieron ganas de vomitar, salió del lugar para evacuar el contenido de su estómago cuando alguien la alzo del cuello de la ropa, por suerte alcanzo a limpiarse la boca. 

—¡Te dije que no causaras problemas!

—Lo se, lo se Okra, pero es que dijo...— voló una silla por una ventana pasando a un costado de las dos —dijo que me estaba cogiendo al demonio. 

La criatura.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora