En Japón todo es mejor

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El avión los llevó directo a tierras japonesas.
El hotel era maravilloso, colorido y luminoso.  Sus habitaciones estaban ubicadas de manera tal que podían ver toda la ciudad desde los amplios ventanales. Una pegada al lado de la otra, y como en las veces anteriores una puerta las comunicaba.
Jimin dejó su maleta, buscó algo cómodo se bañó y se cambió,  bajó al lobby del hotel y caminó hasta el restaurante. El menú era variado, se sirvió lo que deseaba probar y se sentó en una mesa cerca de la ventana para poder observar el lugar.
Yoongi se acercó con su comida y se sentó frente a él.
No se miraron, se dedicaron a comer en silencio, cuando Jimin terminó, se levantó para salir de allí, pero la mano de Yoongi lo detuvo.
Arqueo una ceja y lo miró expectante.

-¿A dónde vas?- indagó mirándolo intensamente.

-¿A caso te importa?- respondió bufando.

-Solo no quiero que te emborraches y te pase algo- contestó

-No te preocupes, ese es mi problema- dijo mientras lanzaba una carcajada nerviosa.

-Me preocupo porque vinimos a trabajar y debemos terminar con esto pronto- espetó aireado.

-¿En qué momento dejé de trabajar?, solo no asistí a una de las reuniones y creo que no fue para nada difícil ya que pudiste resolverlo sin mi- escupió soltando su brazo del agarre del otro.

-No debías faltar a ninguna reunión- dijo exasperado.

-¿Quién lo dice? ¿Tu?, ¿a caso no puedes hacer tu trabajo sin mi?-exclamó con burla.

-¿Y tu? ¿No puedes pasar un día sin hablar con el idiota que te espera en tu casa?- la ira era palpable en sus palabras.

-¿Y eso qué demonios tiene que ver con el trabajo?- gritó totalmente furioso

-Tiene que ver porque no fuiste a la reunión- contestó poniéndose de pie para acercarse más a Jimin.

-Que me haya emborrachado no fue culpa de Woo, y mucho menos que no haya ido a la reunión, además lo que haga con mi vida privada no te incumbe- soltó con bronca para luego girarse y salir de allí.

Yoongi lo siguió, estaba enojado, sumamente cabreado, quería decir tantas cosas pero los celos lo cegaban.
Jimin subió al ascensor y Yoongi subió tras él.
-Dejame en paz Yoongi, no entiendo que mierda quieres con todo esto. En unas horas iremos a buscar al chico y mañana volaremos a Corea, ya pronto te desharas de mi y si es necesario no volverás a verme- escupió dándole la espalda.

-¿No puedes verlo?¿no puedes entenderlo?, ¿y después el idiota soy yo?- gritó lleno de furia y dolor.

-¿Qué quieres? ¿Qué demonios quieres Yoongi? Dilo de una vez o déjame tranquilo- gritó casi sobre su cara.

La ira los envolvía, parecía que ambos querían matarse en ese mismo instante.

-A ti, carajo, te quiero a ti, sin ninguno de esos estupidos que te rodean, te quiero a ti, conmigo, tu y yo, nadie más, no lo puedes entender, los celos me están matando, no puedo seguir haciendo de cuenta que nada pasa. Te quiero a ti maldita sea- sus gritos fueron convirtiéndose en un susurro y los labios de Jimin estaban a un centímetro de tocar sus labios.

Lo rodeó con sus brazos por la cintura, lo acercó más a él,  y sin mediar más palabras se unieron en un beso, uno intenso y apasionado, cargado de odio, de deseo, de lujuria, de amor. Yoongi ya no podía parar y no quería hacerlo.
Cuando necesitaron aire, Yoongi apoyó su frente sobre la del otro.
-Te quiero a ti Jimin- exclamó con los ojos apretados y su corazón golpeando frenético sobre su pecho.

Las puertas del ascensor se abrieron y de pronto parecía que el mundo se había detenido en aquel lugar, en aquel preciso instante.
Jimin lo miró sin decir nada y sin dudarlo volvió a besarlo ahora con mucha más necesidad.
Salieron de allí dando trompicones, llegaron a la habitación de Yoongi que estaba más cerca.

Sus manos picaban de ansiedad, poco a poco fueron deshaciéndose de sus ropas, no pensaban en nada más que tener al otro entre sus brazos, nada más que amarse sin medidas.
Caminaron hasta la cama, sin perder en ningún momento el contacto. Yoongi lo miró con esa mirada que pedía a gritos que no se alejara, que no lo dejara y Jimin sentía que su cuerpo y su corazón estaban al fin en comunión, deseando y amando solo al hombre que tenía frente a él.
Se acomodaron sobre la cama, Yoongi besaba cada parte de piel expuesta que tenía delante suyo. Acariciaba sin pudor, explorando al fin al hombre que lo tenía loco desde que tenía memoria.
Poco a poco fue entrando en Jimin, sintiendo el calor y la electricidad recorrer sin miedo su completo ser, arrasando con cada caricia, con cada embestida, todo a su paso. Sentir a Jimin de esa manera, había sido todo lo que había pedido y lejos estaban los sueños de la potente realidad que estaba viviendo.
Jimin era un concierto de gemidos, acompañaba de manera perfecta cada movimiento que su amante hacía, y sentía que sus piernas temblaban de tanto placer.
El éxtasis llegó de la mano del intenso orgasmo liberador que ambos dejaron fluir, sintiendo que definitivamente eran el uno para el otro.
Yoongi se acomodó al lado de su amante, acarició con dulzura las rojizas mejillas del otro. Jimin sonrió con esa sonrisa que hacía que su mundo girase aún más alocado.
Se miraron  un largo rato, sin  dejar de acariciarse, dejando tiernos besos uno en el otro.
No querían hablar, cualquier palabra podría terminar con el momento que estaban viviendo,  no querían pensar en otra cosa que no sea ellos y sus cuerpos sincronizados como perfectos engranajes.
Jimin se subió encima de Yoongi, provocando con sus movimientos la necesidad y desesperación del otro. Cuando al fin volvió a llenarlo Jimin no pudo parar, queriendo expresar con su cuerpo lo que las palabras no querían decir. Lo había deseado tanto, durante tantos años, que tenerlo allí, embistiendolo y llenándolo era sin dudas el lugar de donde jamás quería huir.
El orgasmo arrasó con los amantes y las risas cómplices se convirtieron en carcajadas nerviosas. Debían hablar, darle un nombre a todo eso, pero ambos sentían el temor recorrerlos por completo.
Yoongi suspiró embelesado y sin esperar más dijo lo que llevaba cargando en su corazón.
-Te amo Jimin,  de verdad te amo demasiado- gimió sobre los labios del otro.

-Dime que esto es real, dime que no te volverás un extraño conmigo- susurró con los ojos cerrados.

-Ya no puedo imaginarme sin ti, solo te quiero a ti en mi vida- contestó para volver a besarlo.

-Te amo Yoongi,  jamás dejé de hacerlo- respondió y el éxtasis de las palabras dichas dieron rienda suelta a la tarde más apasionada que jamás hayan vivido.

Japón sin dudas fue mucho mejor de lo planeado.

Ámame Where stories live. Discover now