Vuelta a casa, vuelta al caos.

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En Japón la reunión con el chico había sido un éxito.  Sus padres apoyaron con emoción el futuro de su hijo, y Jimin y Yoongi se fueron satisfechos con el resultado.
Caminaron de regreso por las pintorescas calles, se maravillaron con la cultura, los monumentos y los parques, decidieron almorzar en un lindo restaurante donde el ritual japonés los invitaba a experimentar.
Sonreían todo el tiempo, hablaron de todo y tomados de la mano volvieron al hotel.

Yoongi sentía sus manos picar por el deseo y la necesidad de acariciar a Jimin y el otro estaba igual. No podían negar que ya no había marcha atrás, lo que se había desatado entre ambos no se podía frenar y ninguno de los dos estaba dispuesto a hacerlo.
Jimin preparó la bañera, el agua fresca los recibió gustosos. Los besos salvajes y las caricias apasionadas no se hicieron esperar. Y como si estuviesen perdidos en un mundo alterno, se dedicaron el resto de la tarde a amarse sin medidas.
Las manos acariciaban la piel sudada y expuesta, sus bocas encajaban en perfecta sinfonía, sus cuerpos cargados de lujuria daban a la vista un espectáculo digno de ver.
Ambos habían entendido al fin que ese era el lugar donde debían y querían estar. Nadie habló de las consecuencias, nadie pronunció palabras que pudiesen romper la burbuja en la que se habían envuelto. La noche llegó  cargada de excitación y deseo, pero por sobre todo amor, un amor que nunca se había extinguido en Jimin y que había crecido de manera intensa en Yoongi.

Durante la mañana salieron para reunirse con el último joven que debían conocer allí en Japón.
Llegaron a un pueblo apartado de la gran ciudad. El niño sonreía de alegría al saber que su talento era reconocido por aquellas personas que habían llegado desde otro país. La familia temerosa no dejó de hacer preguntas que, tanto Jimin como Yoongi se encargaron de responder, haciéndoles ver lo importante que sería para su hijo la oportunidad que se le estaba presentando. Luego de una larga conversación todo estaba en marcha para que el muchacho viajara a Corea y comenzara con su entrenamiento.

Salieron del pequeño hogar y decidieron conocer un poco aquel lugar. Como siempre Jimin compró regalos para llevar a casa y luego de un paseo corto donde los besos y las caricias estuvieron siempre presentes, volvieron al hotel para acomodar sus pertenencias ya que al día siguiente debían al fin volver a Corea.
Volver a casa, pensó Jimin, y con ese pensamiento sus temores volvieron, debía poner las cosas en orden, debía ser sincero y decir las cosas de frente. Tenía miedo de lastimar a los otros pero más temía perder a Yoongi sino hacia las cosas bien. Estaba decidido ya no había lugar en su vida para nadie más que no sea Min Yoongi.

-¿En qué piensas?- preguntó mientras acariciaba la espalda desnuda del otro.

-En la vuelta a casa, sé que hemos evitado hablar de esto, pero no puedo dejar de pensar en cómo resolver las cosas- explicó mirando a los ojos de Yoongi.

-Jimin, prometí que no iba a presionarte, que iba a tener paciencia para que pudieses resolver todo, pero también quiero que sepas que te amo, que realmente quiero estar contigo, en lo posible que vivamos juntos, casarnos, no sé lo que sea, todo contigo, pero no estoy dispuesto a compartirte, no lo toleraría, yo soy tuyo, en cuerpo y alma, jamás estaría con nadie más, no ahora que al fin logré que me prestaras atención, no ahora que sé que te amo más que a nada. Si quieres puedo darte el tiempo que necesites para poner tu vida en orden allí en Corea, pero una vez que estemos juntos no quiero a nadie alrededor tuyo intentando conquistarte, llámame egoísta si quieres pero, el solo echo de pensar que alguien más puede tener tu atención hace que mi mente explote, que mi cuerpo se desestabilice y que quiera arrastrarte conmigo donde nadie pueda encontrarte. ¿Creo que me entiendes verdad?- sus palabras sonaron sinceras y hasta temorosas, Yoongi se había jugado todo por Jimin y solo quería que su amado fuera suyo y de nadie más.

Jimin sonrió y lo besó tiernamente.
¿Cuántas veces había soñado estar así con Yoongi ? Muchas, pensó y sonrió nuevamente.
-No necesito ningún tiempo Min, sé muy bien lo qué quiero y cuándo lo quiero, y eso eres tú y es ahora. Volver a Corea no me atemoriza, solo no quisiera lastimar a nadie aunque sé que es inevitable. Así y todo haré las cosas bien  y daré orden a mi vida. Ya no puedes arrepentirte Min, soy tuyo y no pienso dejarte ir- habló y sus labios dejaban tiernos besos en el rostro de su amado.

Yoongi sonrió satisfecho, lo atrapó en un cálido abrazo y se dejaron llevar por el placer de sentirse uno con el otro.





-Al fin en casa- gimió Jimin bajando las escaleras del avión que los había llevado.

Yoongi lo miró y sonrió,  lo tomó de la cintura y caminaron juntos por el gran aeropuerto. Subieron a un taxi. Yoongi quería ir con Jimin a su casa así que sin dudarlo habló
-Voy contigo-

-Yoon, en casa está EunWoo, creo que lo mejor será que yo solo arregle las cosas con él, no quiero que nadie se sienta incómodo. Prometo que luego iré a tu casa, ¿te parece?-

Yoongi asintió no muy conforme, tenía terror de que Jimin cayera en la tentación, pero iba a confiar en él. Se saludaron con besos y abrazos y Jimin bajó del auto dispuesto a enfrentar las cosas con su amigo.
Entró despacio, dejó su valija y miró a su alrededor, todo estaba en silencio.
-Woo- llamó, pero nadie contestó.
Subió los escalones y llegó hasta su habitación, allí estaba, sobre su cama un perfecto y dormido EunWoo.
-Hey- llamó despacio para no asustarlo.

-¿Extraño, volviste?- indagó el otro tratando de enfocar su vista que aún seguía algo dormida.

-Asi es, acabo de llegar- respondió con una débil sonrisa.

EunWoo lo miró, sus ojos hablaban por si solos.
-¿Lo hiciste verdad?, al fin conquistaste al único hombre que realmente has amado- dijo y sus ojos se tornaron vidriosos.

-Lo siento, mi intención nunca fue lastimarte Woo-

-Lo sé extraño, fui yo quien no supo aprovechar su momento y ahora te he perdido del todo- comentó acariciando la mejilla del chico que lo hacía suspirar.

-No quería que esto fuera así, solo hay cosas que uno no puede manejar y el corazón  no entiende de razones. Siempre estuve enamorado de Yoongi y él lo ha estado de mi, solo se dio así y ya no quiero equivocarme Woo-

-Tampoco quería enamorarme de ti, pero ya ves, solo pasó, no te sientas mal por mi, yo no me arrepiento de amarte, solo me arrepiento de no haber hecho las cosas bien cuando tuve la oportunidad- sus manos temblaban pero aún así no dejó de acariciar las mejillas del otro.

-Lo siento tanto Woo, me hubiese gustado que las cosas fueran diferentes-

-No lo hagas extraño, no sientas pena por mi, al menos debo irme con dignidad- Exclamó con una sonrisa que demostraba su tristeza.

-No es pena Woo,  es solo que dejaste tantas cosas por mi, que me siento culpable- dijo apretandolo en un cálido abrazo.

-Las cosas en Estados Unidos siguen ahí para mí, puedo volver cuando quiera, digamos que fueron unas pequeñas vacaciones. Tampoco voy a negar que mi idea perversa era llevarte nuevamente allí- soltó con una risita ladina. -pero está bien, sabía que las cosas podían salir mal, yo solo me arriesgué viniendo hasta aquí, tu nunca prometiste lo que no podías cumplir, estamos bien extraño, solo promete que si ese imbecil te lastima me dejarás que le de una buena paliza- su sonrisa enmarcó su hermosa cara y Jimin sonrió con él.

-Lo prometo- respondió y volvieron a abrazarse.

Era un abrazo cargado de emoción, pena, tristeza y sobre todo dolor, el dolor de amar y no ser correspondido, el dolor de lastimar a alguien sin realmente querer hacerlo.

-En otra vida Park Jimin-

-En otra vida Cha EunWoo-

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