19. Debe ser responsable

9.3K 1.4K 976
                                    


Halloween es mi festividad preferida porque la puedo celebrar con mis amigos y como mejor me parezca. No tengo obligaciones y mis planes pueden variar entre un año y otro. Cuando era niña, disfrutaba de ir a pedir dulces por el barrio cercano a la casa de mi abuela —porque yo vivo en medio de la nada—. Ahora, puedo ir a fiestas y hacer pijamadas con mis amigos mientras vemos películas de terror. Y en unos años voy a tener el privilegio adulto de quedarme en mi casa en pijama para repartir chocolates a los más pequeños... y para comerme los que sobren, como hacen mis padres.

Las calabazas talladas brillan al atardecer en los pórticos de casi todos los hogares. Algunas personas también tienen decoración exterior. Victoria montó un pequeño cementerio falso frente a nuestra casa con la ayuda del tío. La familia de Sebastián compró un animatronic costoso en forma de bruja que se ríe a carcajadas con ojos brillantes cada vez que alguien se aproxima demasiado. No sé qué habrán hecho mis otros amigos.

Incluso en la escuela ya se ven los preparativos para el baile del próximo fin de semana. Faltan apenas unos días. ¡Estoy emocionada!

—¿Ya terminaste con tu disfraz? —pregunto a Sebastián durante el almuerzo.

—Casi —asegura—, solo me quedan los últimos detalles. Voy a ganar el premio de la noche.

—¿Cuál es el premio? —Elliot hace a un lado su teléfono, interesado.

—El primer puesto es una sorpresa. El segundo es un par de entradas para el cine y el tercero, si la memoria no me falla, es una caja llena de chocolates.

—¡Ese quiero yo! —bromeo—, pero no hay chances de que gane.

—¿Y ya tienes con quién ir? ¿O pretenderás llegar con aires de soltero codiciado en busca de una presa? —consulta Azul mientras se retoca su maquillaje.

—Un poco de ambas —dice Sebastián—. La persona a la que quiero invitar forma parte del comité organizador, así que sé que irá de todas formas. Y la conquistaré con mi disfraz.

—¿Vas a ir de cantante de banda coreana? —suelta Elliot—. Dicen que siete de cada diez chicas los aman.

Sus palabras hacen que todos ríamos a carcajadas porque no existe semejanza alguna entre nuestro amigo y esas celebridades.

—Chayanne le quedaría mejor —interfiere Noah, lo que genera otra ronda de risas.

—Al menos, ahora tenemos una pista para adivinar a la chica misteriosa. Solo debemos averiguar quiénes organizan el baile —pienso en voz alta.

La conversación continúa hasta que el timbre nos obliga a separarnos. Por el momento, el año escolar está siendo excelente. Desde hace años que digo que quiero que se acabe la secundaria, que deseo irme a estudiar a otro sitio para ser independiente y conocer gente nueva. Sin embargo, entre más se aproxima ese momento, peor me siento.

Disfruto mucho de cada día en compañía de Noah y de mis amigos. Me divierte el club de teatro y siento que aprendo bastante en el de periodismo, aunque casi todas mis tareas sean virtuales y solo una vez al mes deba juntarme con los otros miembros.

Noah no fue seleccionado para el equipo de Básquet, y ya era tarde para escoger otra opción. De todas formas, él también parece disfrutar de la vida escolar.

¡Ojalá pudiera detener el tiempo!

Suelto un suspiro mientras camino por los pasillos rumbo a la siguiente clase. Noah me sigue de cerca, pero está concentrado en la lectura de nuestro próximo texto para la clase de Literatura europea de mañana.

El chico que bajó de las estrellas (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora