EXTRA 05

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¿Qué tan difícil puede ser cuidar a un bebé de verdad por menos de veinticuatro horas? Si pudimos con el muñeco ese de la escuela, podremos hacerlo también con Kai. Estoy segura de ello. Con apenas un mes de vida, el pequeño no debería hacer más que comer, dormir y llorar cuando necesita un cambio de pañales. Será cuestión de turnarnos en la noche para atenderlo y ya.

No voy a ocultar que estoy nerviosa y que no me siento cómoda con la idea de ser niñera, pero sé que Noah estará conmigo y que él se encargará de las cosas más complicadas.

Suspiro y voy hasta el coche de Elliot, que está aparcado frente a la casa de mi novio, para ayudarlos a bajar bolsos, ¿cuánto equipaje necesita un niño tan pequeño? ¡Es increíble! Tomo una cuna portátil en color verde entre mis manos y ruego que venga con instrucciones para montarla en la sala de estar, o que diga de qué marca y modelo es para buscar un tutorial en internet. Es absurdo, esto parece una mudanza.

—¿Estás segura de que no vas a dejar a Kai con nosotros toda la temporada? —digo a mi amiga, que sostiene a su bebé en brazos junto al vehículo—. Con todo lo que nos dejas siento que van a fugarse de vacaciones por varias semanas.

—¡Ay, no! ¡Amy! —ríe ella—. Mañana después del mediodía ya estamos de vuelta, en serio. Es que los bebés necesitan un millón de tonterías.

Entramos juntas a la casa de los Walker, donde nos quedaremos esta noche porque es mucho más espaciosa que la de mi familia y para aprovechar que los padres de Noah se han marchado con la abuela a pasar unos días en la playa en familia.

—A ver, explícanos que son los paquetes —pido.

—Sí, así no tenemos que llamarlos cada media hora con preguntas —ríe mi novio, curioso, mientras abre uno de los bolsos.

—Mmmm... intenté ser ordenada —asegura Azul—. La mochila a lunares tiene varios cambios de ropa. Sé que puede ser exagerado, pero es que nos obsequiaron tanta que queremos que la use toda al menos una vez antes de que ya no le quepa. Si pueden, cámbienle el onesie junto con los pañales, ¡y tomen alguna foto para mi álbum!

—Entendido. Estaremos de fotógrafos —afirmo—. ¿Qué más?

—Esto de acá es un colchoncito cambiador que pueden poner encima de la mesa para limpiarlo cuando haga falta. —Elliot señala a un costado—. Y el bolso de elefantes tiene pañales, talco y esas cosas. También hay una bañera de goma que se pone en cualquier lavabo. Tengo una esponja y cosas para asearlo si ven que suda mucho por el calor o si se ensucia.

—¿Y esto otro? —Tomo una bolsa naranja del suelo.

—Ahí está la cámara y el monitor para que lo vean mientras duerme, por si acaso. También un aparatito que hace ruido blanco así descansa tranquilo y un proyector de luces como cielo estrellado. Le ayuda mucho a descansar —explica Azul—. En la maleta con ruedas hay biberones, fórmula en polvo para mezclar, instrucciones y el esterilizador. Hay que lavarlas muy bien antes de ponerlas ahí. Y debe usarse luego de cada vez que coma. No queremos que se enferme. —Hace una pausa—. También hay unas gotitas que son para que tome si se irrita porque no nos ve cerca, la lima de uñas para bebés y yo qué sé qué más. Puse lo que me pareció útil.

Ay, ya estoy mareada.

—Perfecto. —Noah se aproxima al bebé y extiende sus manos para agarrarlo—. Cuidaremos muy bien de Kai. Los llamaremos si necesitamos algo. De lo contrario, solo recibirán fotos de vez en cuando.

—Gracias. En serio. —Elliot suspira—. Esta será la primera vez que podremos salir desde que él nació. Queremos disfrutar un poco.

—Es entendible, ¿qué planes tienen? —pregunto.

El chico que bajó de las estrellas (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora