Capítulo 37.

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Pensé que liberandome de mis enemigos, empezaríamos una paz para que pueda disfrutar del embarazo de mi esposa, pero no todo es lo que queremos y acá estábamos con un nuevo problema, uno del cuál no me gustaba para nada porque Natasha había sido secuestrada con la hija de Gerónimo Ferrara por la Sacra Corona Unita, todo por problemas del narcotráfico. El tema de mi enojo es que no nos podemos meter, si lo hacíamos a nuestro modo dejamos al descubierto la identidad de mi prima, estar atados de mano de esta jodida forma no me gustaba para nada. Se que ella está entrenada para todo, pero eso no significa que no me preocupe más ahora al enterarme el porque proteje tanto a esa niña, porque terminó metida en este problema cuando trataba de impedir que se llevan a la pequeña.

Natasha me estresa.

— Necesito respuestas — mascullo mirando a mi hermano.

— No las tengo, no puedo meterme y dejar en descubierto para que luego la maten — me contesta Gauss bufando.

— Será tu culpa — mascullo golpeando mi mano contra la mesa.

— Ella se metió en eso Gavriel, tiene una misión no debe meterse en los demás asuntos de las mafias italianas — contesta provocando que me enoje más.

— Cuando vuelva necesito saber algo, sino tu cargaras con mi enojo — le advierto saliendo de mi oficina.

Estaba furioso con ambos, Gauss por no tener respuestas a lo que le pido y Natasha por sido secuestrada por la jodida Sacra Corona Unita.

— Amo verte gruñir, mi rusito cavernícola — escucho la voz de mi esposa.

— Estoy agotado — murmuro dejando que me abrace, su gran vientre no deja que pueda sentir todo su cuerpo.

— Pobre de mi esposo — dice haciendo un mohin.

Llevábamos casados solo tres meses, definitivamente nos habíamos instalado en Moscú para llevar el mando de la Bratvá como se debe. Ella había encontrado algo para hacer y era reemplazar a Natasha mientras ella sigue infiltrada, se estaba haciendo cargo de las fundaciones sociales dónde lavamos el dinero del tráfico de los diamantes.

Mis manos se apoyan en su gran vientre, seis meses de embarazo y dentro suyo crecían nuestros pequeños hijos. Dos Sokolov que vendría a seguir con nuestro legado dentro de la mafia.
Cuando ella me dijo lo del embarazo, no lo podía creer, ambos ansiabamos esto, pero no imaginamos que sería pronto.
Ella me iba a ser padre por primera vez y estaba más que feliz que la mujer de mi vida, mi reina, me haya hecho tan feliz con esta noticia.

— Debemos ir a la ecografía — le recuerdo y sonrío cuando siento las suaves patadas de nuestros hijos.

— Creo que serán cavernícolas igual a su padre — se queja apoyando sus manos a dónde están las mías.

— Posiblemente — digo enamorado de mi mujer.

Pueden pasar los años, meses y días, mi amor por mi mujer, por Alexia Sokolova, iban aumentando. Nunca creía las palabras de Dmitri cuendo le preguntaba el porque no se cansaba de su esposa, él siempre respondía con lo mismo, nunca se cansaría de ella porque su amor crecía y admiraba a cada paso de que estaban juntos, ahora entendía eso porque no solo amo a mi esposa sino que la admiro mucho.

— Veremos si en esta ecografía sabemos que son — acota mientras salimos de nuestra casa.

— Esperemos, se que ya quieres terminar de organizar la habitación de los bebés — afirmo abriendo la puerta de la camioneta.

— Sabes que me gusta tener todo organizado — asegura haciendo que sonría.

Mi nivel de cuidado de ella y de nuestros hijos se intensificó en estos últimos meses, no quiero que nada malo le suceda por eso tenía el triple de seguridad a su lado.

Imposible Olvidarte (1° SAP)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora