Capítulo I. Reencuentros

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Hoy
En camino a la Isla de Berk
Reencuentros

La marea era lenta; hacía que no se sintiera el movimiento de la flota en ningún momento. La brisa no ayudaba; no era lo suficiente para mover a la embarcación, pero podías sentir el frío en todo tu cuerpo aún con varios abrigos en él puesto. Todos los hombres se encontraban cansados de tanto navegar, que en ocasiones dudaban a cerca de su paradero con exactitud.

La princesa se encontraba en la propa observando lo que se encontraba a su al rededor. La mayor parte era neblina y un océano del mismo color que todo lo que sus ojos permitía ver. Pareciera peculiar que extrañará este clima, un frío tan seco; con cada segundo que pasaba sentía como su corazón latía con más fuerza pensando en lo que pasará.

Entonces fue ahí donde lo vió, había bastantes rocas en todo el océano. Apilados unos sobre otros teniendo la altura de un castillo. Sentía como su corazón se había detenido por una milésima de segundo.

"Llegamos". Fue todo lo que pensó aquella pelirroja. Por fin, después de tantos años había vuelto nuevamente a aquella isla donde había dejado atrás a su corazón. Pero ya no era la misma niña de quince años que había tocado aquella isla por última vez: ahora era una mujer madura para su edad que había aprendido a liderar a su pueblo en la hambre y la gloria con ayuda de sus padres, que dentro de poco lo haría con su propio liderazgo. Su cabello había cambiado, bueno, seguía siendo el mismo cabello rebelde; pero ahora se encontraba recogido por broches o lazos en él. Después de su última visita por estos lares, regreso como otra princesa a la que habían visto hace meses. Ahora se comportaba de una manera sería, fría, pero nunca dejo su lado testarudo y graciosa, o al menos eso fue lo que hizo creer a todos.

Comenzaban a notar aquel muelle que se encontraba en lo más bajo de la isla, dónde las embarcaciones llegaban. Pero ahora todo era distinto, en su última visita vikingos y dragones tenían una constante batalla pero ahora vivían en paz y equilibrio. Personas se encontraban montando aquellos animales mientras se divertían, desde el fondo de aquella pelirroja desearía volver a montar a una de aquellos peculiares animales.

En el muelle habían una gran cantidad de personas y mientras más se acercaban, más rostros familiares para la chica se hacían ver, solamente que con un golpe por los años. Entre ellos, notó al hombre que una vez fue su consejero y amigo mientras reían ver sufrir a todos los demás.

Al llegar, bajaron la tabla en la que primero se hicieron presentes los reyes del clan DunBroch, Elionor y Fergus DunBroch, después a la princesa acompañada con guardias. Los hermanos no habían ido por decisión de sus padres, pensando que sería muy difícil cuidar de ellos mientras arreglaban cuestiones de clanes.

—¡Es un gran gusto verlos de nuevo altezas! —mencionó aquel hombre rubio con varias extremidades reemplazadas con artefactos metálicos o de madera.

—El gusto es nuestro Bocón, nos alegra verle nuevamente —respondio la castaña mientras realizaban una reverencia entre ellos.

La pelirroja se encontraba detrás de sus padres en una forma de educación, pero sin duda la mayoría de las personas presentes la buscaban con la mirada contemplado el gran cambio que había dado al pasar todos estos años.

—¿Merida? —pregunto el hombre rubio mientras interrumpía los pensamientos de la chica para obtener toda su atención— ¿Eres tú?

—La misma —dijo la chica dando pasos al frente mientras sonreía a aquel hombre.

—Pero mírate, te haz convertido en toda una princesa —mencionó el hombre mientras pasaba su mano por el cachete de la chica—. Apuesto que Stoiko estaría orgulloso en lo que te convertiste.

Mericcup: Love In AshesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora