Capítulo XI. Un juego más

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6 años atrás
Isla de Berk
Un juego más

La noche anterior, Hiccup y su padre, habían discutido acerca del futuro del joven chico en aquella isla de vikingos. Pero ¿cómo se supone que le confiesas al jefe de los vikingos que no quieres ser uno como ellos, no quieres seguir con su tradición y mucho menos matar dragones?. Y claro que nada de aquello le mencionó el chico, solamente acepto su destino.

Así que al día siguiente se encontraba caminando temeroso a la escuela de dragones con los chicos de su edad. Nunca había entablado una conversación con ellos, la mayoría se burlaba de su pésima actitud como vikingo y su condición para serlo; así que por ello prefería estar solo. Hace poco, los demás habían comenzado sus clases con Bocón, así que ellos contaban con mejor práctica que el dibilucho del castaño.

-Espero poder recibir alguna mordida para mostrarsela a Merida -mencionó Patán para señalar uno de sus brazos mientras sonreía.

-Oh que varonil, caería en los brazos de cualquiera si me enseñaran algo así -exclamó con sarcasmo Brutilda al comentario de su amigo.

-Oh si sangre, adrenalina. Estoy tan emocionado -dijo el castaño intentando entrar a la conversación de los demás chicos para que solo recibiera miradas de desaprobación por parte del resto.

-¿Y a éste quién lo invito? -exclamó Brutacio a los demás.

-¿No deberías estar afilando espadas?, mientras nosotros hacemos, ya sabes, cosas de vikingos.

-¡Buenos días chicos! Es hora de empezar- mencionó Bocón entrando a la escena junto con la pelirroja.

Aunque en la mayor parte de la mañana, Merida, le rogó a Stoiko para que también fuera parte de la escuela de dragones, en ninguno momento acepto. No sería buena idea que los reyes de DunBroch le confiaran a su hija para que se enfrentará a dragones y mucho menos con los métodos que tiene su amigo para enseñar. Así que solamente se dedicaría a observar junto con el rubio mientras los demás eran parte de la acción. Aunque para Merida no le molestaba, Bocón del poco tiempo que lo ha conocido, es una persona divertida e interesante al escuchar.

-Ho-Hola Merida -dijeron los tres chicos tímidos a la prescensia de la chica, ya que nunca durante todo este tiempo había ido a visitarlos al momento de entrenar. Pero ella solamente se dedicó a ignorarlos.

-Y no lo olviden chicos, el mejor vikingo entre ustedes podrá matar a su primer dragón frente a todos y ser por fin un vikingo verdadero -con cada palabra que mencionaba el rubio, la piel del castaño temblaba en tan solo oírlo. Simplemente, no puede ni tan solo pensarlo.

Antes de comenzar, Bocón mando a Merida a la parte de arriba, fuera del entrenamiento. Por órdenes de Stoiko, por supuesto. Aunque le molestaba el simple hecho de pensar que se perdería toda la diversión. Pero antes de irse, le dedicó una sonrisa al castaño junto con un leve "Tú puedes".

-¡Genial! Verán que seré el primero en hacerlo entre todos -presumió el pelinegro mientras besaba sus músculos y dirigía su mirada a las rejas de arriba-. Lo haré por tí, Merida -dijo para que la pelirroja solamente rodará sus ojos con aquellas palabras.

Fue en aquel momento en el que Bocón comenzó a presentar a todos los dragones que se encontraban detrás de aquellas puertas y a los que se verían enfrentados todos los presentes. La adrenalina en sus cuerpos se apoderaba de ellos junto con la pelirroja que solo se dedicaría a admirar todo, pero el castaño solo sentía miedo y desinterés en cada segundo que pasaba.

Gronkcle fue al primer dragón que enfrentarían el día de hoy. ¿Has visto a algún borrego? Bueno, esté en vez de estar cubierto de esponjosa lana, contaba con ciertas rocas impregnadas en su piel que era más dura que la de un elefante. De alguna forma, pareciera inofensivo, era de un tamaño pequeño y con unas alas que apenas y soportan su peso, pero sus tiros no eran tan malos después de todo.

Mericcup: Love In AshesKde žijí příběhy. Začni objevovat