Capítulo XVII. Nuevo amigo

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Hoy
Reino de DunBroch
Nuevo amigo

Los días parecían cortos para el castaño después de encontrarse encerrado en la herrería del castillo creando algunos prototipos de armaduras para la realeza; aunque realmente lo ocupaba como una forma de escape y no encontrarse a la princesa ni a su prometido que la pasaban siempre juntos. Así que era mejor pasar todos sus últimos días en aquel lugar antes de irse a Berk.

-Toc toc. -dijo una voz en la entrada de la herrería llamando la atención del castaño.

Al alzar la mirada noto que se trataba de la princesa, de su princesa. No pudo ocultar sus nervios así que solo daba pequeñas risas nerviosas intentando formar un saludo. ¿Qué hacía la princesa ahí? En estos pocos días jamás hacía hecho su prescensia en aquel lugar.

-Princesa -levanto la cabeza golpeándose con un metal que se encontraba arriba de él-, no esperaba tu visita.

La princesa solo dió una leve risa por aquel acto y se acercó a él.

-Bueno, solo pasaba para ver cómo te iba, los chicos me dijeron que has estado aquí estos días.

-A sí claro, estaba haciendo las nuevas armaduras. Ya sabes, antes de irnos prefiero dejar lo prometido.

-¿Tienes algo hecho? -preguntó la princesa acercándose al chico observando los prototipos en la mesa mientras que las mejillas del castaño se tornaban del mismo color del fuego que se encontraba a unos metros.

-Ah claro -dijo apartándose de la chica ocultando su rostro mientras se acercaba a unos pedazos de metal-. Solo que faltan dar unos detalles finales, ya sabes.

-Veo que necesitas un poco de ayuda.

-¿Tuya? Eres una princesa, tus manos se maltratarian y tienes mejores cosas que hacer; pero agradezco tu ayuda, ya sabes, como los viejos tiempos. -mencionó con una risa nerviosa el chico mientras simulaba acomodar algunas cosas en el anaquel.

-No hablaba de mi. -dijo con una risa la pelirroja mientras el castaño pedía a los dioses de Odin que abrieran la tierra y cayera en ella para evadir la vergüenza que sentía en aquel momento.

-Oh claro, que tonto soy. -Mencionó entre risas nerviosas intentando ignorar lo que dijo recién.

-Pero, te traje a alguien que tal vez podría ayudar. -dijo para acercarse a la entrada y darle paso a un chico tras de ella.

Se trataba de un chico pelinegro con un mechón jade en su cabellera que lo hacía resaltar; traía unos lentes como los que contaba consigo el castaño en ese momento. La primera impresión del castaño fue la forma de vestir del chico; vestía atractivamente y sofisticado, pero su pequeño lazo amarrado en su cadera con lo que parecían ser pociones de distintos colores lo hacían ver una persona misteriosa. Sus ojos parecían ser como los de su princesa, pero claro que no tenían aquella magia para hinoptizarlo como lo hacía la pelirroja; igual contaba con pequeños rubores en sus mejillas y nariz y una que otra peca en ellas, lo hacía ver tierno para el castaño. Se veía más jóven por distintas facciones, pero no tanto.

-Hiccup, quiero presentarte a Varian; es el inventor personal y amigo de la princesa de Corona, Rapunzel. Le conté por medio de una carta sobre tus fabulosos inventos y quiso conocerte antes de tiempo de la boda, estoy segura que ambos se llevarán muy bien. -decía la chica sosteniendole el hombro al pelinegro mientras ambos sonreían.

Pero antes de que el castaño logrará decir algo, el pelinegro se adelantó con miles de preguntas con emoción en su voz mientras admiraba de cerca la armadura del chico.

-Espero que se diviertan. -rio la chica mientras salía del lugar y dejar al castaño con varios quejidos y exclamos de ayuda.

-Wow ¿y que pasa si presionó este botón? -menciono con curiosidad el chico mientras llevaba acabo lo ya mencionado.

Mericcup: Love In AshesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora