Capítulo VII. Inicio de juegos

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Hoy
Reino de DunBroch
Inicio de Juegos

Por dónde quiera que vieras, habían personas corriendo de un lado al otro con comida en bandejas o con distintas cosas en manos. El día por fin había llegado; el inicio de Juegos por la mano de la princesa estaba apunto de comenzar.

-Esto es una mala idea- Mencionó el hombre rubio observando al castaño.

-¿En serio? Realmente no lo creo Bocón- Mencionó con gracia el chico mientras se observaba en el espejo.

-Te ves ridículo.

-No lo creo, más bien estoy respetando su tradición.

El chico se encontraba frente al espejo mientras se alistaba para los juegos y para ello, tenía que vestir como los demás competidores. Se sentía ridículo, pero no le daría la razón a su amigo. Nunca pensó que en algún punto de su vida que vestiría con un vestido de cuadros y distinta ropa a la que estaba acostumbrado a ver. Pero lo valía, si así podía recuperar a su princesa; haría todo lo que tuviera en manos.

Y por fin, la hora había comenzado. Trompetas se hacían escuchar por todo el lugar dando a entender que los juegos estaban a punto de comenzar. Todo el reino se encontraba prescenciando el gran momento que todos habían esperado; no importaba si formabas parte de la alta sociedad o de los granjeros del lugar, todos eran bien recibidos. Niños jugando con espadas de madera podías ver dónde quiera, hombres bebiendo vino y comida a reventar.

Todos los clanes se encontraban alistando a sus fuertes guerreros que enfrentarían con el futuro rey; demostrando su hombría para merecer a la princesa. Si no fuera así el caso y perdiera, no podría casarse con ella; y el castaño se ocuparía de hacerlo posible.

-¿Estás seguro que deseas hacer esto?- Preguntó Patapez a su amigo antes de salir del campamento.

-Te vez completamente ridículo- Exclamó Brutacio para recibir un codazo del otro vikingo.

-Está todo bien chicos, solo son unos juegos.

-¿Estás seguro? Podemos todavía mandar a alguien más.

-Podría ir yo. Le demostraría a aquel principe que Merida solo me merece a alguien como yo y a nadie más. Lo haría añicos desde el primer juego.- Exclamó Patán demostrando sus puños al aire y fuertes músculos.

-Claro- Mencionó sarcásticamente el castaño -No se preocupen chicos, todos saldrá bien. Además, que mejor forma de demostrar la fuerza y valentía que tenemos los vikingos que con su primogénito, ¿no lo creen?

-Eres grande Hiccup. Sal de aquí y demuéstrale a todos quiénes somos los vikingos- Exclamó Brutacio para comenzar a empujarlo de la carpa.

-Esto es una mala, pero mala idea- Dijo Bocón para si sólo y salir de la carpa.

A medida de que caminaba al inicio de juegos, miedo y entusiasmo se hacían presentes en el castaño. Tenía que lograr a cualquier costo intervenir en aquella boda, ¿qué haría después? Ni él lo sabía con exactitud. Sin duda su padre tenía razón; siempre le mencionó que actuaba antes de pensar en las consecuencias que tendrían sus acciones, como lo que se encontraba a punto de hacer.

El chico se colocó en una fila con cuatro principes más, entre ellos se encontraba Thomas. Los demás chicos nunca los había visto, solo en la fiesta del día anterior, sin dudarlo; se trataban de los hijos de los jefes de los demás clanes. Aquellos habían peleado por la mano de la princesa hace años atrás, pero las cosas no terminaron como hubieran deseado. Y aunque no lo creas, habían cambiado lo suficiente que sería irreconocible verlos y reconocerlos a primera vista.

Mericcup: Love In AshesHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin