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Mi despertador fue una niña de cinco años sobre mi espalda.

Abrí mis ojos de golpe debido a la fuerza del impacto.

—¿Quién eres? —preguntó, emocionada—. ¡Yo soy Yang mi!

—¡Yang mi! ¡Deja de saltar sobre él! ¡Está durmiendo!

Era la voz de la madre de Taehyung.

Yang mi era una Taehyung en miniatura, pecosa, con un cabello increíblemente castaño y revuelto, de recién levantada, y una sonrisa amplísima. Olía a cereales Angel y necesitaba darse un baño. La señora Kim también estaba allí, con una taza de café en la mano mientras encendía el pueblo de Daegu.

Taehyung apareció procedente de la cocina.

Odio levantarme con la sensación de que la gente ha estado dando vueltas a mi alrededor mientras yo dormía. Por desgracia, me ocurre bastante a menudo. Duermo como un tronco. Una vez seguí durmiendo a pesar de que había saltado una alarma antiincendios. Estuve tres horas dormido. Sin salir de mi habitación.

—Vamos a retrasar la apertura de regalos —dijo la señora  Kim—. ¡Desayunaremos juntos y charlaremos un poco!

Estaba claro que lo hacían por no disgustarme, porque no tenían ningún regalo para mí. Yang mi arrugó la cara, como una fruta mustia. Taehyung miró a su madre, como preguntándole si de verdad creía que era una buena idea.

—Pero Yang mi sí podrá abrir los suyos —añadió ella enseguida.

Es increíble lo rápido que cambia el humor de los niños. La pequeña pasó de la profunda amargura al éxtasis en lo que dura un estornudo.

—No —dije—. Ustedes también deberían abrir los suyos.

La señora Kim negó con la cabeza, decidida y sonriendo.

—Taehyung y yo podemos esperar. ¿Por qué no vas a prepararte para el desayuno?

Me escabullí al baño con la cabeza gacha, para intentar darme unos cuantos retoques matutinos. Hice lo que pude con agua fría y los jaboncitos de manos decorativas, es decir, estaba al menos un poco presentable.

—¿Quieres llamar a tu familia? —me preguntó la señora Kim cuando salí del baño—. ¿Para desearles felices fiestas?

Automáticamente miré a Taehyung para que me diera una mano.

—Eso será un poco difícil —dijo—. Sus padres estaban entre los cinco de Daegu.

Se terminó lo de mantenerlo en secreto. Aunque la señora Kim no pareció escandalizarse. En lugar de eso, se le iluminó la mirada, como si acabara de conocer a un famoso.

—¿Tus padres estuvieron implicados en lo de Daegu? —preguntó—. ¡Oh, Dios mío!, ¿Por qué no me lo habías contado? Me encanta el pueblo navideño en miniatura de Daegu. Meterlos en la cárcel ha sido una verdadera estupidez. ¡Los cinco de Daegu! ¡Oh, estoy segura de que los dejarán hablar con su hijo por teléfono! ¡En navidad! Pero ¡Si no han matado a nadie!

Taehyung me miró con complicidad, como diciendo: «Te lo dije».

—Ni si quiera sé en qué cárcel están —aclaré. Me sentí culpable en cuando lo dije. Mis padres estaban en una celda, y yo no sabía dónde se encontraba la cárcel.

—Bueno, eso es bastante fácil de averiguar. Taehyung, conéctate a internet y averigua en qué cárcel están. Tienen que decirlo en las noticias.

Taehyung ya había salido de la habitación y afirmó que estaba en ello.

Minutos después Taehyung regresó con la información, y la señora Kim hizo la llamada.

—Conseguiré que te dejen hablar con tus padres —dijo, tapando el auricular con una mano—. Esa gente no tiene idea de lo insistente que puedo... ¡Ah!, ¿Escucha?

Le pusieron unos cuantos obstáculos, pero la señora Kim logró superarlos. Namjoon se habría quedado impresionado.

Me pasó el teléfono y se fue a la cocina, muy sonriente. Taehyung tomó a Yang mi en brazos, aunque ella se retorció para que la soltara, y la sacó también de allí.

(…)

EL EXPRESO DE HOSEOK • VhopeWhere stories live. Discover now