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Era noche buena.
Para ser más exactos, era la tarde previa a la nochebuena. Pero, antes de ir al auténtico meollo de la cuestión, quiero aclarar algo. Sé por experiencia que, si aflora más adelante, ese algo los distraerá tanto que no podrán concentrarse en nada de lo que les cuente.

Me llamo Jung HoSeok. Tómense un momento para asimilarlo.
Verán, cuando lo digo desde el principio, no parece tan terrible. Ahora bien, imagínense que estoy a mitad de una historia larga (como la que voy a contarles) y les suelto la bomba de cómo me llamo. ‹‹Por cierto, me llamo hoseok.›› No sabrán cómo reaccionar.

Soy conciente de que hoseok es nombre de bailarín de striptease.
Seguramente piensan que habré sentido el llamado de la barra de baile, pero no. Si me vieran entenderán enseguida que no lo soy (o eso creo).

Tengo el cabello negro y la mitad del tiempo llevo mi frente descubierta, y la otra mitad, tapado. Tengo dieciséis años, me encanta bailar, participo en concursos de baile. Juego al hockey sobre el césped, para el que no hay que tener un cuerpo curvilíneo e insinuante ( cuerpo que tengo), pero no traigo aceite encima, imprescindible para ser bailarín de striptease.

(No me molestan los strippers, por si alguna está leyendo esto, que conste. Lo único es que yo no lo soy. Mi única preocupación relacionada con el streptease es el látex. No creo que sea un material saludable para la piel, porque no lo deja respirar.)
Mi nombre tiene que ver mucho con la historia que voy a contarles y que, como ya he dicho sucedió la tarde anterior a Navidad.

EL EXPRESO DE HOSEOK • VhopeOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz