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Yo tenía uno de esos días en los que sientes que la vida te quiere de verdad. Los exámenes finales ya habían terminado y no volveríamos a clase hasta después de año nuevo.

Estaba solo en casa y me sentía muy cómodo y tranquilo. Me había vestido para salir esa noche con ropa de estreno, especialmente reservada para la ocasión; un vaquero negro, remera roja con lentejuelas y mis botas nuevas de color negro. Estaba tomándome un eggnog latte -café con leche, cubierto por una capa de clara de huevo batida y crema batida -,preparado por mí.

Tenía los regalos envueltos y listos para entregar. Todo estaba dispuesto para el gran acontecimiento; a las seis iría a la casa de Jungkook -Jeon Jungkook, mi novio- para la celebración anual del Smorgásbord familiar de nochebuena.

El Smorgásbord de la la familia Jeon es un momento destacado de nuestra historia personal. Gracias a eso nos convertimos en pareja. Antes del Smorgásbord de la familia Jeon no era más que una estrella en mi firmamento...constante, familiar, inteligente y muy lejos de mi alcance. Nos conocimos en cuarto, a los nueve años, aunque tenía la impresión de conocerlo solo como si fuera alguien de la tele. Sabía cómo se llamaba y veía sus programas. Junkook era alguien más próximo para mí, claro... Sin embargo, en cierta forma, cuando se trataba de alguien real, cuando es alguien presente en tu vida, puede parecer incluso más lejano e inalcanzable que un famoso. La cercanía no es sinónimo de familiaridad.

Junkook siempre me había gustado, pero no se me había pasado por la cabeza fijarme en él de esa otra forma. La verdad es que jamás creí que fuera una aspiración razonable. Era un año mayor que yo, me sacaba una cabeza, tenía la espalda ancha, los ojos brillosos y el pelo muy sedoso. A junkook no le faltaba nada-sacaba buenas notas, era deportista y un pez gordo del centro de estudiantes-, era de esas personas que uno solo relaciona con parejas como modelos, agentes secretos o propietarios de laboratorios que llevan su apellido por nombre.

Por eso, cuando me invitó a asistir al Smorgásbord de su familia la Nochebuena del año anterior, estuve a punto de desgarrarme la córnea de tanto frotarme los ojos de emoción y confusión. Desde que recibí la invitación, me pase tres días a los tumbos.

El aturdimiento provocado por la noticia llegó a tal punto que me ví obligado a practicar cómo caminar sin tropezar en mi habitación antes de ir a la casa de junkook. No tenía idea de si me lo había pedido porque le gustaba, porque su madre lo había obligado (nuestros padre son amigos) o porque había perdido una apuesta. Todas mis amigas estaban igual de emocionadas, aunque lo entendían mejor que yo.

Me aseguraron que junkook no me había sacado un ojo de encima durante el concurso de baile, y que se había reído con mis intentos de chistes sobre un paso, y que lo mencionaba en las conversaciones.

Era una verdadera locura. Me parecía tan raro como descubrir de pronto que alguien hubiera escrito un libro sobre mi vida o algo por el estilo.

Cuando llegue a la casa de junkook, me pasé casi toda la noche en un rincón, apoyado contra la pared, para no meter la pata con mis tropiezos, y hablando con su hermano, que no es especialmente profundo (y que conste que lo quiero). Digamos que el tema de tus marcas favoritas de buzo no da para mucho, y no tardas en sentirte acorralado por la falta de argumentos.

Pero Jeon Jung Hyun no tenía freno. Le sobraban los recursos para seguir opinando. Me tomé un descanso cuando la madre de junkook saco una nueva bandera de aperitivos y pude excusarme diciendo: ‹‹perdona, pero eso tiene muy buena pinta››. Aunque no sabía que estaba sirviendo y resultó ser pescado encurtido. Justo cuando empezaba a retroceder, la madre de junkook dijo: ‹‹tienes que probarlo››.

Cómo soy un poco suicido, lo hice. Sin embargo, esa vez me salió bien la jugada, porque fue al instante en que me di cuenta de que junkook estaba mirándome. Me dijo: ‹‹me alegro mucho de que lo hayas probado››. Le pregunté el porqué, ya que empezaba a sospechar que realmente se trataba de una apuesta. (‹‹ Bueno, le pediré que venga, pero tienen que pagarme veinte dólares si consigo que coma pescado encurtido.››)

Su respuesta fue: ‹‹porque yo también lo he comido››. Todavía estaba ahí plantado con cara de asombro -aunque yo creía que resultaba encantador -, cuando él añadió: ‹‹ y no podría besarte si tú no lo hubieras comido››.

Fue un comentario asqueroso y superromántico al mismo tiempo. Podría haber subido al baño a cepillarse los dientes, pero se había quedado en el comedor y había esperado junto al pescado hasta que yo lo probara.

Nos escapamos al garaje, dónde nos metimos bajo la estantería de las herramientas eléctricas. Así empezó todo.

Pues bien, la Nochebuena de la que estoy a punto de hablarles no era una celebración cualquiera, era nuestro primer aniversario como pareja.

Me parecía increíble que ya hubiera pasado un año. Había ido todo tan rápido...

Verán junkook siempre está ocupado.

Cuando asomó la cabeza al mundo, pequeñito, arrugadito y rosado, seguramente le tomaron las huellas de los pies y lo sacaron del hospital a toda velocidad para que pudiera asistir a una reunión.

Como alumno de los recursos superiores del colegio, miembro del equipo de fútbol y presidente del centro de estudiantes, su tiempo libre había quedado prácticamente reducido a cero.

Durante el año que llevábamos saliendo juntos habíamos tenido unas doce citas de verdad, solo junkook y yo. Ocurría, más o menos, una vez al mes. Habíamos hecho varias apariciones como pareja. ¡junkook y hoseok en la venta de tortas del centro de estudiantes! ¡Junkook y hoseok en la mesa del bingo del colegio! ¡ Junkook y hoseok en la colecta para el banco de alimentos; en la sala para clases de recuperación; en la reunión para organizar la visita de los ex alumnos...!

Junkook lo tenía en cuenta. Y aunque el Smorgásbord era un acontecimiento familiar con muchos invitados, me prometió que tendríamos tiempo para quedarnos a solas.

Para conseguirlo, había estado colaborando en la organización del evento. Si aguantábamos dos horas en la fiesta, podríamos escaparnos al desván, darnos los regalos y ver juntos El Grinch que robó la Navidad. Él me llevaría a casa en coche y pararíamos un rato por el camino para...

Pero entonces detuvieron a mis padres, y todo el plan se fue al diablo.

EL EXPRESO DE HOSEOK • VhopeHikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin