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Candela Montalbetti// 27 de mayo de 2023

Las gotas de gran tamaño caen sobre el vidrio principal del auto de Leandro.

Abandoné París hace diez días, y hubiera deseado no haberme ido.

Me mantengo en silencio con la mirada en las calles mojadas y cansada de un viaje de avión que parecía interminable, pero no era de un trayecto largo.

Puedo sentir la mirada de mi prima detrás de mí llena de preocupación y tristeza, detesto verme tan débil ante los demás pero no puedo disimular más este dolor tan profundo que siento.

Leandro apoya su mano en mi pierna, no la quito, sonrió de lado.

Aunque suene extraño y confuso Leandro fue de apoyo para mí, me sacó sonrisas a la distancia y quizás no sea tan idiota como creía en un principio.

La piel de su mano está en contacto con la mía y esa parte se vuelve calida rápidamente.

Llegamos al edificio, me saco el cinturón de seguridad y me pongo la capucha del buzo antes de bajarme.

El día acompaña mi tristeza, parece que todo encaja a la perfección.

Leandro detiene el auto en el donde siempre estaciona, Florencia se baja y también lo hago yo.

Leandro llega a nosotras y abre el baúl.

Con ayuda de ambos saco todas mis cosas. A paso lento voy hasta la entrada del edificio, saludo al portero, me recibe con una sonrisa y una cálida bienvenida.

En silencio entro al ascensor, seguida por Leandro y Florencia.

Corro la mirada para evitar que ellos sientan lástima por mí.

Me cruzo de brazos y espero a que el ascensor suba hasta donde corresponde.

Oigo suspirar a mi prima, Leandro no omite palabra alguna.

Al llegar a mi piso las puertas del ascensor se abren, no está del todo iluminado en el pasillo.

Aún sigue lloviendo, pero con más intensidad y el cielo está completamente negro, parece que hay lluvia para rato.

Con cuidado salgo del ascensor, gruño al sentir una molestia en mi brazo y los ojos se me llenan de lágrimas. Las reprimo y camino hasta mi departamento.

Abro la puerta y me hago a un costado para que ingrese mi prima.

Florencia entra con mis cosas y Leandro se las alcanza, me quedo contra la pared.

Él me mira, y yo a él. Tiene una mirada llena de cansancio, sus ojos se posan en mi brazo derecho.

Hace una mueca y se rasca la nuca algo nervioso.

Gracias - murmuré con una voz ronca y para nada atractiva-

Él sonríe y asiente.

Cuando necesites algo avisame, te voy a ayudar- me dice mientras agarra el mechón de pelo que tapa mi cara y lo pone detrás de mí oreja-

Asentí y no dude en abrazarlo, él me recibe en sus brazos. Su perfume y ese olor característico varonil me encanta.

Quedamos varios segundos abrazados y besó mi cabeza.

Descansa un poco- susurro en mi oído para luego separarse de mí, quedamos a centímetros-

Mis ojos bajan a sus labios, y me mordí el labio. No puedo evitar pensar que quiero besarlo, me contengo.

Parece que él piensa lo mismo y se aparta completamente de mí.

Cuidate, hablamos después- me dice antes de dar media vuelta-

Rumors | Leandro Paredes Where stories live. Discover now