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Candela Montalbetti// 26 de marzo de 2024

Me reí ante el comentario de Leandro sobre uno de los empleados que nos había atendido hoy en la tienda de bebés.

¡Te juro boluda! - exclamó dándome un pequeño empujón sin querer, pero logró atraparme antes de que pase algo peor-

¿No estarás exagerando? - pregunté con una sonrisa, negó con la cabeza-

Los ojos se le iban a salir ¿como no te diste cuenta? - preguntó con indignación, me encogí de hombros-

Los últimos días hubo un restablecimiento en nuestra relación, nos llevamos mucho mejor y compartimos gran parte del día.

Estuvimos toda la mañana recorriendo locales con artículos de bebé, y creo que nos dejamos llevar bastante. Él se encargó de tarjetear absolutamente todo.

Almorzamos juntos como la mayoría del tiempo, realmente estamos bien y se nota que hay pequeños cambios en él.

Empezó terapia, lo cual me pone orgullosa de él y me alegra mucho que haya tomado la decisión de recibir ayuda, creo que es un paso importante para él. Le cuesta admitir varias cosas, pero todo es parte del proceso.

En cuanto al embarazo todo marcha perfecto, ya estoy por la décimo tercer semana de gestación, me siento más que bien. Las náuseas disminuyeron considerablemente. La actividad física ayuda muchísimo, y ser parte del grupo administrativo de la academia me da algo más de que ocuparme, me gusta y me siento cómoda.

Recibí muchos mensajes deseandome un hermoso embarazo, y eso llena mi corazón, mucha gente que desconozco me desea lo mejor.

Sentí el abrazo de Leandro pasar por mi hombro, y eso me hace caer en la realidad. Le sonreí y me devuelve la sonrisa.

Paramos en una panadería muy famosa de la ciudad, miré la vidriera y la tentación llega a mi.

Una sola - me advierte Leandro conociendo mis intenciones al tocar el picaporte del lugar-

Si, ya lo sé, cuida- contesté sonriendo y le entregué las bolsas, quizás cuatro o cinco-

Al entrar en lugar ese olorcito a pan recién hecho inunda mi nariz, una completa tentación para una mujer embarazada.

Esperé en la fila, veo la variedad de comida. ¿Sólo una? Es injusto, mis ganas de comer todo esto aumentan conforme pasan los minutos.

Leandro esta afuera con su celular en la mano, y tiene el ceño fruncido.

Justo es mi turno, doy unos pasos para estar más cerca del mostrador y el empleado.

Bonjour, deux croissants s'il vous plaît -pedí viendo con deseo los croissant, mi debilidad más grande desde que llegué a París-

En menos de dos minutos armó el pedido y me indicó que en la caja estarían cobrando mi pedido.

La fila de cobro es un poco más rápida, por lo tanto no estoy mucho tiempo esperando.

Ya fuera de la panadería, la cara de frustración de Leandro llama mi atención.

¿Pasó algo? - pregunté al verlo de esa forma, suspiró- ¿Qué pasó boludo?

Tengo que ir a entrenar en una hora, cambiaron todo a último momento -respondió con pena, habíamos elegido este día en especial porque no entrenaba y estaríamos juntos todo el día-

Vamos a casa, no te preocupes- sonreí para tranquilizarlo, tiene esa mirada de culpa en su cara-

¿Segura? Porque puedo faltar- contesta rápidamente, y negué con la cabeza-

Rumors | Leandro Paredes Where stories live. Discover now