CAPÍTULO 8

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Hermione miró de reojo su mochila caoba tendida en el piso, se había olvida que acabó de retirar de la biblioteca una enciclopedia de la Magia, además de algo que estuvo cargando todo el día para dárselo a él.

Hermione fue a recoger su mochila y lo posicionó frente a él escudriñando nuevamente en ella,

Draco la miraba atentamente mientras su frente seguía escurriendo el rojizo líquido escarlata.

Ella sacó con fuerza, un libro de enorme tamaño y gran grosor, forrado en cuero de color marrón oscuro, con un título que decía "Enciclopedia de la Magia medieval" , y lo puso a un lado de ella, después unos cuantos pergaminos, unos botes de tinta, que la castaña se alegró que no se rompieran, unas cuantas plumas atados cuidadosamente con cinta, los iba acomodando en fila a su lado formando un tumulto de cosas.

El rubio abrió los ojos, ahora sabía porque tenía ése corte en la cabeza.
— Acaso me querías desnucar Granger!!!! — le reclamó porque recordó como le había tirado la abultada mochila,

Ella no contestó seguía quitando cosas, y por último sacó una caja de metal que decía botiquín, se levantó de nuevo y lo miró apretando los labios.

— Entonces si me querías lastimar y ya trajiste el botiquín, no???  — afirmó Draco con cejas levantadas.

— No, esto… Lo.. Traje porque me lo pediste — le dijo ella frunciendo el entrecejo.

— Qué yo te lo pedí???, y ahora que se supone que te dije — dijo el Arqueando las cejas y teñido de rojo,

— Ay Por Dios!!!, — dijo ella, y abrió la caja de metal y sacó gazas y anticeptico , el rojo ya lo estaba invadiendo la mitad del rostro y se acercó a él, el chico de nuevo retrocedió.

— No me toques Granger — dijo él de manera arisca y alzando las manos y se alejó de ella .

Ella se apretó los labios y entrecerro los ojos,
— No seas obstinado Por Dios!!!, deja por un momento ese carácter de testarudo e insoportable...

— Si soy tan insoportable, porque me quieres ayudar y porque…., — Draco iba seguir, pero lanzó un alarido, porque ella le apretó el antebrazo izquierdo, él quedó totalmente indefenso, ella lo empujó contra la pared casi haciéndolo rebotar y estremeciendo levemente ése rubio platino , la castaña lo tenía sometido y a su merced, El chico se mordió los labios del dolor, ése maldito dolor lo seguía aquejando y torturando.

Ella procedió a limpiarlo, delicadamente le fue limpiando la frente, a lado  de las cejas, y luego un lado de la mejilla, sus marrones ojos iban indagado cada centímetros de su rostro, su piel tan blanca como porcelana se divisaba de nuevo sin rastro de la roja sangre, mientras le pasaba una y otra vez el blanco pañuelo, ya casi iba por la sexta gaza empapada del color rojizo, y después le aplicó el antiséptico.

Él no dijo nada y se quedó quieto, observándola fijamente, de alguna manera lo sabía manejar, jamás pensó que se encontraría en éstos problemas y jamás se imaginó a ella curandole una herida, en el profundo silencio de la torre, dónde sólo se oían aves graznando a lo lejos, él detuvo sus ojos en  ella, teniéndola tan de frente como aquella noche, percibió ése aroma a vainilla que le recordó que él se había recostado en su hombro y había estado cerca de su cuello, y sintió de nuevo esa calidez que la castaña emanaba, de apoco rememoraba esos momentos cercanos que tuvieron,

Ella se separó.
— Ya está!!!, — le dijo cancinamente ,
— Eso te costaba tanto???, — continuó ella guardando el anticeptico, luego volvió a mirarlo como para verificar su trabajo de curación, y le llevó un dedo al corte en la cabeza para acomodar bien el vendaje.

Un Slytherin En Apuros. Where stories live. Discover now