CAPÍTULO 37

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Draco y Hermione intercambiaron miradas con extrañeza, la biblioteca estaba abstracta en un frío y lujubre ambiente tétrico,

El lugar estaba imbuida en un silencio absoluto, ya no se escuchaban los continuas hojeadas de fondo, y toda la magia de las estanterías habían cesado, ya ningún libro flotaba para acomodarse en sus anaqueles respectivos, los muebles, como sillas y mesas, se veían casi con un aspecto fúnebre, algunos ventanales se habían abierto y el viento se colaba con leves aullidos escalofriantes.

Draco paseo los ojos rápidamente por todo el recinto tratando de averiguar el tan repentino cambio en el sitio, avanzó unos pasos y Hermione lo miraba con preocupación a sus espaldas, ella lo tomó despacio de la mano y él también la tomó.

El Slytherin presentía algo en el ambiente, su olfato de centinela le advertía que algo tenebroso se encontraba entre ellos.

— Qué esta ocurrie...   — iba preguntar Hermione en  voz baja, pero se vio interrumpida por la mano de Draco que se levantó rápidamente para 
mantenerla en silencio, él miró ligeramente ceñudo pensando con rapidez, Draco siseo algo por lo bajo, que Hermione no logró escuchar.

Finalmente el rubio desvío los ojos y tomó un libro de la estantería a su izquierda, y la tiró hacia dónde estaba el hechizo  antisonoro que él había conjurado , el libro cayó con un golpe fuerte y seco al piso y fue derrapando hasta al pie de unas sillas junto a una mesa y atravesando la barrera mágica que él había puesto.

Hermione abrió los ojos y luego se volvió hacia él, sí, el hechizo muffliato había desaparecido, y Draco no fue quien lo desactivo.

— Alguien más está aquí —  dijo Draco en voz baja y él rápidamente blandio su varita al aire, 
Hermione también hizo lo mismo.

— Porque no sales de una buena vez, — dijo el rubio con severidad — y déjate de jueguitos — dijo de nuevo Draco en voz alta y avanzado unos pasos desafiante, sus expertos ojos grises escaneaban cada centímetro del sitio, para detectar cualquier presencia a su alrededor.

El silencio le respondió con un fuerte aullido que provenían de las ventanas abiertas, el viento afuera soplaba cada vez con más fuerza, como si se estuviera aproximando una tormenta.

— Tienes miedo?? — habló de nuevo Draco casi como provocando a su invisible adversario, y su voz solemne retumbaba en cada rincón del sitio,

Hermione iba seguir sus pasos para ir tras de él , pero Draco levantó de nuevo la mano para que no lo siguiera, como diciendo que él enfrentaría esto solo.

De pronto las enormes puertas de la biblioteca se abrieron con gran fuerza de par en par azotandose por las paredes con arremetida brusquedad , dejando entrar un fuerte silbido del viento de afuera que se oían como lamentos vacíos, Draco se volvió  rápidamente hacia la puerta apuntando con impetuosidad su varita, pero nadie se encontraba ahí, el rubio paseo los desmesurados ojos que bailaban exaltados delante del umbral de la puerta, un mal presentimiento lo invadió , hasta que de pronto escuchó.

  Petrificus Totalus!!! — vocifero alguien desde uno de los anaqueles y un rayo plateado salió como ráfaga y fue directo al pecho del rubio.

Draco se elevó a un metro del piso y fue arrojado contra la pared con ímpetu, envistiendo con todo su cuerpo la pared de concreto, se escuchó un golpe sordo y luego cayó al piso.

Hermione abrió los ojos como platos y lanzó un chillido ahogado, ella rápidamente dirigió su varita en la dirección que había salido la maldición, pero al instante se volvió a escuchar a alguien vociferar.

Expelliarmus!! — el hechizo desarmador hizo volar la varita de la castaña a unos metros.

Hermione respiró agitadamente se giró para tratar de recuperar su varita, pero no lo veía por ningún lado, entonces velozmente se volvió hacia Draco para ir ayudarlo, él quedó sentado en el piso y con la espalda pegado a la pared, estaba totalmente paralizado aunque podía abrir los ojos con dificultad.

Un Slytherin En Apuros. Where stories live. Discover now