CAPÍTULO 40

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Harry, Ron y Hermione estaban sentados apaciguadamente en las camillas de la enfermería, cerca de unas de las ventanas que daba a los amplios terrenos de Hogwarts, el alba se asomaba por las crestas de las montañas, un amanecer más se avecinaba, Ahora el sol brillaba cálido y luminoso, proyectando todo a su alrededor con sombras largas y nítidas, en el aire azul y fresco se respiraba serenidad, pero aunque la quietud demostraba un tranquilo amanecer más, éste no era otro cualquier amanecer, sino era el día después de la gran batalla de la Torre de Astronomía, el sol se colaba  casi taciturnamente en el castillo, y los tres chicos observaban irónicamente un hermoso día soleado.

Ron estaba recostado en una de las camas, con el pie en alto y vendado de toda una pierna, Harry tenía venditas casi por todo el rostro, pequeños cortes en los pies y en las manos, sus verdes ojos se habían perdido absorto en el paisaje a través de la ventana, y Hermione estaba magullada y tenía raspaduras en los brazos y en las piernas también observaba atentamente el paisaje que parecía burlarse de ellos, ya que un día antes el cielo estaba apunto de caerse.

Los tres con los rostros casi inexpresivo se encontraban en absoluto silencio, Ron de pronto alcanzó un vaso de agua de la mesita a su lado.
— Escuché que Madgonagal tiene la intención de cerrar el colegio — dijo Ron cabizbajo.

Harry se giró lentamente hacia su amigo con ojos de resignación
— Lupin dijo que deberían — dijo el pelinegro decaído.

Hubo una pausa.

— Hogwarts no será lo mismo sin Dumbledore — dijo la castaña en voz baja.

— Si — contestó el pelinegro cabizbajo.

El silencio cayó de nuevo entre ellos, y cada uno se perdió en sus propios pensamientos, una brisa fresca se coló entre una rendija de la ventana.

De pronto Hermione habló de nuevo.

— Yo.. Yo.. No sabia que tú y Dumbledore habían salido del colegio ayer — le dijo Hermione al pelinegro con pesadumbre — pensé que ustedes… saldrían la próxima semana — habló la castaña que lo miraba con tristeza en los ojos.

Harry dio un resoplido y volvió a observar la ventana.
— Si, la verdad era para la próxima semana, pero Dumbledore adelantó el viaje, para buscar un Horrocrux, dijo que era importante — dijo Harry con desánimo en la voz.

— Y?? —  dijo Ron de pronto en voz muy baja y mirando a los lados para que nadie más escuchara, aunque en la enfermería no había nadie, en tanto se acomodaba con dificultad su pierna — Lo consiguieron?? — preguntó el pelirrojo.

Harry apretó los labios con incertidumbre.
— Sí, pero… Dumbledore lo tenía y no sé dónde está, ni siquiera sé… si los mortifagos se lo llevaron — contestó el pelinegro con cabeza gacha.

En ése momento Hermione dio un respingon y se llevó una mano al bolsillo del jeans.

— Harry — dijo la castaña que se levantó y fue a sentarse a lado de su amigo, y sacó lentamente del bolsillo, un medallón, como un relicario que tenía la «S» en forma de serpiente, el pelinegro abrió los ojos sorprendido y vio el horrocrux con las relucientes piedras verdes incrustadas en el medallon.

— Es el horrocrux!!! — dijo Harry tomando del medallon de la mano de su amiga.

Hermione asintió.
— Dumbledore me la dio antes… — dijo Hermione y apretó los labios, — antes.. Que Bellatrix.. — habló la castaña con un nudo en la garganta y Harry vio cómo las lágrimas rodaban rápidamente por las mejillas Hermione.

— Ya.. — le dijo Harry y abrazó a la castaña para consolarla.

— Me dijo que te dijera que… Habías hecho un buen trabajo — dijo Hermione con voz ahogada y los ojos con lágrimas, Harry apretó los dientes con impotencia y dolor.

Un Slytherin En Apuros. Where stories live. Discover now