— ¡Me encantan!
Jisung acababa de darle los pendientes que anteriormente le compró, bueno, Minho lo hizo, pero él se los pidió. El menor corrió enseguida frente al espejo para colocárselos y observar cómo le quedaban, sonriendo ante la vista. Le gustaban mucho los pendientes largos y brillantes.
— ¿Qué tal me quedan? — posa para su amigo.
— Igual que todo lo que usas; excelente.
Félix sonríe y camina hasta el baño, mientras que Jisung prepara sus útiles escolares. Toma una manzana, despidiéndose de Félix, y sale del departamento.
Hoy tiene dos exámenes para los cuales estudió mucho, al menos lo más que pudo. Está en tercer año de medicina, no ha sido nada fácil, pero se esfuerza siempre con todo lo que tiene. Durante el camino va pensando en que después de clases debe cuidar a los niños, y en la noche se presenta en el club nocturno. Suspira, agotándose por adelantado. Saluda con una reverencia a los profesores, dando comienzo a su jornada estudiantil.
Con una sonrisa triunfante luego de haber tomado aquellos dos exámenes, sale de la universidad directo a la casa del matrimonio para el que trabaja. Su mente ya está algo agotada, pero nada que no pueda soportar. En el camino compra algo rápido para comer, sin darle mucha importancia si se trata de algo saludable o no.
Cuando llega, los padres de los niños ya estaban esperando por él para poder irse a trabajar. Ahí está su rutina otra vez, darles la merienda, jugar con ellos, limpiar un poco la casa, cocinar para la noche, cambiarlos de ropa, bañarlos, ayudarlos a hacer la tarea. A veces hasta creía que él los estaba criando más que sus propios padres.
— Pareces un mapache. — dice uno de los pequeños, Jisung se toca la cara y prende la cámara frontal de su celular, riéndose al ver las evidente ojeras que yacen en su rostro.
— Y uno feo. — apoya su hermanita.
— A ustedes les faltan los dientes de aquí. — se señala los suyos — Y no les digo nada, babosos.
Los pequeños se ríen y proceden a tirarse sobre él para jugar, a lo que Jisung con cariño corresponde. Puede que no le gusten los niños, pero irónicamente siempre se ha llevado muy bien con ellos. Comienza a correrlos por toda la casa, ellos dan saltos y se esconden con gritos de por medio, mientras el mayor finge gruñidos y posa sus manos como garras. Se detiene cuando oye el timbre, los niños susurran un "oww" lastimoso y Jisung los mira con ternura, sabe que se trata de sus padres. El matrimonio llega en la tardecita, casi noche, agotados por el trabajo, le agradecen por sus servicios al menor y le pagan, así que éste se despide de ellos y de los pequeños.
Cuando la puerta se cierra atrás de sí, suspira, está cansado. Camina lo que le queda de transcurso, lo que es bastante por cierto, hasta su departamento. Saluda a Félix, toma su ropa para el club y de vuelta debe salir. Cuando llega, aún no hay mucha gente, es temprano. Jaehyun le da el horario de los clientes para los que bailará y él asiente.
En la parte de atrás, donde todos los bailarines se preparan, Jisung se mira en el espejo; finalizando su maquillaje. Atrás de él están los hombres y mujeres que también están aguardando por sus clientes. Ellos hablan entre sí, ríen y fuman de sus cigarrillos o beben de sus latas de cerveza, hacen mucho ruido.
Los ojos de Jisung quedan estáticos en su reflejo, se detiene en mitad de su delineado, sintiendo que todo a su alrededor se vuelve silencioso de repente. Y al final, como siempre, se pregunta por qué sigue allí. Continúa mirando sus propios ojos, hasta que unas manos se posan en sus hombros.
— En cinco minutos está tu cliente. — le avisa Jaehyun con una sonrisa.
Jisung espabila y termina su delineado, siendo esto lo último que le faltaba. Se observa en el reflejo una vez más y sonríe, solo es un día más en su vida.
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DISA$TER || MinSung
FanfictionCon una vida rodeada de problemáticas mafiosas, negocios, números y policías, lo último que podría importarle es el amor. Por lo que casarse estaba lejos de formar parte de sus planes, sin embargo, su progenitor no opina lo mismo. El destacado Lee X...