capítulo 17

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Odiaba admitir lo rápido que se acostumbró a este estilo de vida.

Es temprano en la mañana, ambos están sentados en el balcón, bebiendo sus respectivas tazas de café. Minho deja la suya en la mesa mientras revisa unos asuntos en su laptop. Jisung da pequeños sorbos y a su vez admira la preciosa vista que la altura les otorga.

A su costado se ve otro edifico, exactamente en la calle de al frente. Le agrada porque muchas de las ventanas y terrazas de allí tienen flores plantadas, y al ser distintas personas, todas tienen gustos distintos, así que varían mucho.

Volvió a mirar su café, pensando en lo bien que sabía. Luego desvió su vista al jacuzzi, recordando la noche anterior, para finalizar en el interior de la habitación, la cual era hermosa. Sonrió solo en pensar cuan afortunado era de vivir todo esto, pero no solo por los lujos que, no puede negar, le encantan. Sino por el hombre que tiene en frente.

Él está tan concentrado en su laptop que a veces da sorbos de su café y olvida lo caliente que está, quejándose. Sus dedos teclean con rapidez, tiene la mirada fija en la pantalla. De repente suspira y cierra la tapa de la laptop, se estira, marcando cada músculo de su cuerpo. Su camisa de seda deja al descubierto su abdomen por el movimiento vertical de los brazos, ve fugazmente la cicatriz que tiene allí.

Probablemente la única que no se hizo en una situación riesgosa, como disparos o peleas directas, sino una simple cicatriz de operación que tuvo cuando era pequeño. El resto de su pecho y brazos sí cuentan con una que otras marcas pequeñas, la mayoría de cortaduras.

—¿Sucede algo? —pregunta el mayor, cayendo en cuenta de cuanto lo mira.

Jisung sonríe y niega inocentemente con la cabeza, solo le gusta admirarlo. Minho es bellísimo de pies a cabeza. Con esos ojos grandes pero filosos, sus carnosos labios, los pómulos pronunciados, sus manos ásperas, cada parte de él le fascina.

—Aún tenemos unas horas antes de ir a la casa de mi familia, ¿quieres hacer algo?

—De hecho, sí —contesta, dejando la taza en la mesa—. Me gustaría ir a la playa.

—¿A esta hora?

—¿Hay un horario para ir a la playa?

Minho sonríe y niega, parándose.

—Vamos entonces.

Ambos dejaron que Jaehyun durmiera, ya que anoche pasó varias horas trabajando a la distancia e incluso manteniendo vigilado para que nada raro pasara en su alrededor durante la estadía. Minho conduce con una mano en el muslo del menor, mientras Jisung deja que su rostro choque con la suave brisa que entra a través de la ventana.

—¿Qué me dices de diciembre? —suelta el menor.

Los dos se encuentran ya en el borde de la playa, tomados de la mano y simplemente disfrutando el paisaje. Al ser tan temprano, no hay nadie, solo ellos.

—Es un buen mes.

—¿Para una boda?

—Yo diría que sí —lo mira—, nos queda cómodo a ambos.

—¿Entonces diciembre?

—Diciembre.

No faltaba mucho, los meses pasan rapidísimo cuando de organizar una boda se trata. Y Jisung quiere estar metido en cada detalle. Todo aún le sonaba tan raro, no puede creer que en serio va a hacer los preparativos de su boda.

—¿En una iglesia o algo al exterior? —pregunta ahora Minho.

Jisung se lleva una mano al mentón, las iglesias son gigantes y lindas, pero hacerlo en otro tipo de lugar tiene la ventaja de una decoración menos exigente. Si lo piensa bien... lo tropical siempre ha sido su tipo.

DISA$TER || MinSungWhere stories live. Discover now