capítulo 19

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La muerte de Yang Zhei Li había sido, sin dudas, algo increíble.

Probablemente porque todos creían que moriría asesinado, otros porque ni siquiera se lo imaginaban muerto. El hombre era sumamente respetado por cualquier persona con dos dedos de frente. El único apellido que jamás se arrodillaría ante él; es Lee. Es por eso que, entre dos familias de tan importante magnitud, no podría haber más que rivalidad, una rivalidad cuya ventaja siempre fue de Lee Xian, de él y de sus ancestros. Una rivalidad lo suficientemente larga para que se llevara decenas de vidas inocentes, o no tan inocentes.

Múltiples robos de mercadería, asesinato de trabajadores, toma de terrenos, trampas, etc. El odio entre los Yang y los Lee jamás cedió, probablemente porque ninguno estaba dispuesto a ceder sus dominios, ninguno iba a admitir jamás que el otro tenía ventaja o que, simplemente, merecía su puesto. Es así como, a pesar de que Lee Xian gobierna la mayor parte del territorio de Corea del Sur (como lo han hecho los Lee por años y años), los Yang permanecen convencidos en su postura de ser "superiores".

Y de hecho, no estaba tan lejos de ser así. Zhei Li era implacable, despiadado e inteligente. Una víbora capaz de expander su letal veneno en cualquier víctima, inocente o no. Por mucho tiempo se creyó que la familia Yang jamás volvería a tener un líder similar, alguien con un don natural para dicho cargo, cuya piedad era casi nula, por no decir inexistente.

Por eso, todos entraron en pánico cuando el hombre falleció por causas naturales. Ahora es su único hijo quien debe tomar los riendas de la familia y llevarlos adelante, absolutamente toda la responsabilidad de un legajo impresionante recae en sus jóvenes y pequeños hombros. Jeongin, de dieciséis años, aparenta todo lo bueno e inocente que este mundo puede brindar. Con su tierna sonrisa angelical, sus ojitos rasgados y brillosos, su forma peculiar de hablar. Un pequeño adolescente que no tenía el más mínimo respeto de sus familiares, porque nadie veía en él un solo pelo de lo que fue su padre.

Oh, tan ingenuos.

La fachada de chico tierno era solo eso, una fachada. Atrás de esa sonrisa había pura y sincera frialdad, con planes más elaborados que los de su padre, Jeongin no sólo lo igualó, sino que lo superó. Cerrando en el proceso la boca de muchas personas cuyas esperanzas en el chico yacían muertas.

El funeral de su padre se llevó a cabo en la mansión Yang, siempre tan oscura y de ambiente tétrico, algo propio para una familia con falta de alma. La gente recorría los salones con sus trajes negros, bebiendo vino y fingiendo que la muerte de Zhei Li realmente les dolía.

Jeongin está en el patio, su padre ha fallecido en un día tan soleado, hermoso, todo lo contrario al típico clima de funeral que encuentras en la televisión. La brisa fresca, el sol a tope con una que otra nube, incluso el sonido de las aves sonando como una melodía. Se atrevía a pensar incluso, que el mundo estaba festejando por el más reciente suceso.

¿Pero es realmente un festejo, cuando es Jeongin quien está a punto de llevar la corona en este reino?

Mirando a la lápida con letras grabadas en ella, formando el nombre de su padre, sus ojos se pierden fijamente en el pedazo de roca. La forma con cruz que yace bajo una estatua de ángel, hasta le hace creer que bajo tierra descansa alguien de buen corazón. Por su mente pasan muchas cosas, una de esas, es cómo ejecutará su mandato ahora.

—Mis condolencias.

Oye decir tras él, no se molesta en girarse, si alguien desea hablarle entonces que esa persona se acerque. Tal y como espera, un joven se posa a su lado. Lo mira solo de reojo, pero es fácil reconocer lo alto y atractivo que es.

DISA$TER || MinSungWhere stories live. Discover now