capítulo 24

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La lluvia caía amargamente.

Parecía muy cliché teniendo en cuenta que estaban en un funeral, pero en efecto el clima acompañaba perfectamente el estado de ánimo de todos. Tan gris, apagado, triste, deprimente.

Por la mansión Lee, varios familiares murmuraban entre ellos, junto a uno que otro socio que consideraban a Xian un buen colega. Todos lo amaban, era un hombre tan atento y cariñoso, que realmente era difícil no encariñarte con él.

El entierro fue exclusivo de sus familiares, también asistió Jisung, siendo éste quien organizó el funeral. Hubiese sido una situación que jamás habría querido vivir, pero la vida no es justa, jamás lo fue.

Una de las mujeres que reconoce de la casa de los Villa se acerca a él.

—Jisung, ¿sabes dónde está Minho? Ni siquiera estuvo en el entierro de su padre —le susurra.

El menor bebe rápidamente de su copa de vino y la mira fijamente a los ojos, esbozando una sonrisa tranquila.

—No se preocupe por él. Todos tienen formas distintas de tomar un duelo, Minho necesita espacio, estará mejor pronto.

Ella asiente dudosamente y se aleja para dirigirse a otro grupo de personas.

Leer la carta que Minho le dejó no fue fácil, la sensación de perdida tras comprender que no lo vería por un buen tiempo fue bastante fuerte. Y aunque lloró sus buenos minutos, supo que esto era algo que ambos necesitaban.

Así como Minho quiere ser más estable emocionalmente, Jisung necesita hacerse cargo de muchos otros asuntos. Por ejemplo, su familia.

Realmente admira que Minho haya tenido la voluntad de abandonar la comodidad de lo que una dependencia emocional puede ofrecer. Jisung sabe que nunca lo abandonaría, pero aún así quiere que viva por su cuenta, que sea su propia voluntad. Le llena de orgullo saber que, incluso en una situación tan dolorosa como ésta, Minho tomó la decisión madura de no arrastrarlos a ambos a una relación que apenas podrían mantener.

No porque no se quisieran lo suficiente, todo lo contrario, probablemente el cariño es lo que más les sobra. Pero así como Minho debe hacerse cargo de sus emociones y pensamientos, Jisung debe ponerle un alto a su familia. Por mucho tiempo se limitó a agachar la cabeza y obedecer, incluso a hacer la vista gorda cuando se enteró de lo de Minho, para no generar problemas. Pero no podía seguir así, si pretendía ser feliz con él, debía ser libre primero.

Cuando el funeral acabó, la mansión se sintió tan solitaria. Caminó hasta el despacho de Xian para limpiarlo, sintiéndose melancólico al tener algunos recuerdos con el agradable hombre. Mientras ordenaba, encontró algo muy interesante.

Le había dejado la herencia a Minho hace meses, más específicamente; cuando anunció su matrimonio con Jisung. Pero él conocía a Xian, y sabe que no lo hizo porque se casara, sino porque era consciente de que era por amor. Sonrió, él siempre conoció tan bien a Minho.

Más tarde, caminó hasta el nuevo departamento de Félix. Hasta ahora no había cruzado palabra alguna con su familia, ignorando todas las llamadas de su madre y de sus hermanos.

—¡Sung! —dice, arrojándose a sus brazos cuando lo ve en la puerta— Ya me enteré, lo siento.

—Sí, es algo doloroso.

—¿Cómo está Minho?

—Bueno, como podría estar alguien que perdió a sus padres. Aún así —habla, adentrándose al lugar y cerrando la puerta a sus espaldas—, ahora está en Italia.

—¿Cómo? —pregunta Félix— ¿Por qué...?

—No te preocupes por mí, esto es bueno para ambos. Sé que estará bien —le sonríe—. Como sea, necesito pedirte un favor.

DISA$TER || MinSungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora