DISA$TER || MinSung

capítulo 8

¿Cuándo fue la última vez que amaneció con resaca?

Maldición, otro día sin ir a clases. Lo bueno es que realmente no se queda tan atrás, ya que le va bien con sus estudios, pero eso no quita que odie faltar. Miró a sus lados, Minho ya se había ido a trabajar, y ni siquiera había tenido la consideración de dejarle una aspirina para el dolor de cabeza.

¿Y qué carajo había pasado anoche? Solo recordaba hasta su baile privado, nada más. Con pesadez se levantó de la cama, dirigiéndose al baño, se higienizó como debía y luego volvió a la habitación. La puerta se abre.

— Ah, despertaste.

— ¿... Minho?

— En persona, toma. — dice, extendiéndole un vaso de agua con una pastilla para el dolor.

— Gracias... ¿No deberías estar trabajando?

— Yo no tengo un horario fijo, si voy temprano es solo porque así lo prefiero.

— ¿Y por qué te quedaste? — continúa, luego de beber.

— Quería asegurarme de que estuvieras bien.

Las orejas de Jisung se tiñen de color carmesí y sonríe con nerviosismo.

— S-supongo que bebí mucho anoche.

— Sí, bastante. ¿Recuerdas algo?

— Solo hasta cuando me pediste un baile privado, ni siquiera recuerdo si te lo di o no.

— ¿Nada más? — Jisung niega con la cabeza.

— ¿Hice algo malo?

Minho pasa a su lado para abrir las cortinas pero antes posa su mano tiernamente en la cabeza contraria.

— No, no te preocupes. — contesta con una sonrisa.

¿Quién carajos es este Minho?

— ¿Estás seguro de que no te dije nada extraño?

— ¿Por qué?

— Nada, nada. — ni cómo decirle que es raro verlo siendo atento.

— La próxima vez que salgamos, no será a bailar. Elegiré yo.

— ¿La... la próxima?

— Sí — se da vuelta para mirarlo —, ¿o no quieres que volvamos a salir?

— Claro que sí.

— Bien. ¿Bajas a desayunar?

Jisung asiente y lo sigue por atrás, aún confundido por la repentina amabilidad de Minho, aunque para ser sinceros, no le molesta en lo absoluto.

— Buenos días, chicos. — saluda Xian, quien con un periódico ya está desayunando.

— Buen día, señor Lee. — hace una pequeña reverencia Jisung.

— ¿Qué tal la pasaron anoche? Oí que llegaron tarde. — dice, aún con su vista en el papel.

— Bastante bien, a decir verdad. — responde, dejando que Rin le sirva café.

— ¿Tú también, Minho?

— Por supuesto, sería raro si solo Jisung disfrutara.

Todos se callan.

— B-bueno... creo que iré a casa.

— Tendrá que llevarte Jaehyun, ya debo irme a trabajar.

Ah, ahí está Minho.

— Bien, no hay problema.

Con una reverencia se despide de Xian y sale hasta afuera, esperando a que Jaehyun venga por él. Minho lo acompaña.