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Eran aproximadamente las dos de la madrugada.

Debería estar terminado de leer el libro que empecé.

Pero no.

Estoy aquí caminando por los pasillos tratando de no hacer ruido.

Dylan delante de mí, dándome señas que no entiendo, pero yo solo sigo caminando.

De pronto se detuvo haciendo que casi choque contra su espalda.

-Bien Annelise, es ahora o nunca-susurró percatando que nadie estuviera por aquí.

¿Pero quién estaría caminando por estos oscuros pasillos a esta hora? Claro, nosotras.

En fin.

Me señaló la puerta con el estampado de habitación número 53.

Nos acercamos a la puerta y la abrí cuidadosamente.

-Dylan, si morimos quiero que Shane Mason esté en mi funeral. Ingresé lentamente por la habitación mientras Dylan se quedaba fuera.

Bien, estoy nerviosa, no lo niego.

Encendí la linterna de mi celular y está rápidamente iluminó el panorama.

Apunte con la linterna varios lugares de la habitación y estaba vacía.

Okey, Annelise apresúrate.

Vi un par de cosas encima de uno de los escritorios y rápidamente me encaminé a ellos.

Eran hojas con nada importante escritas en ellas.

Un resoplido salió de mis labios al no encontrar nada útil.

Me acerqué a uno de los cajones del closet que estaba entreabierto.

Lo abrí un poco más y eran...

Mierda, son calzoncillos. ¿De quién son?

Algunos tienen estampados de donas y de ositos.

Bien Annelise no vinimos aquí a ver calzoncillos.

Cierto.

Cerré el cajón, mientras iluminaba más cosas en la habitación, pero no encontraba nada.

Cuando iba a caminar mis pies tropezaron con algo.

Apunte la linterna a mis pies y encontré una mochila.

Al instante reconocí esa mochila.

Bingo.

Es la que Eidan tenía aquel día.

Pero al abrirla no encontré nada más que otra pila de hojas sin nada.

Célebre antes de tiempo.

Al estar inclinada un poco mi linterna ilumino algo debajo de la cama.

Era una caja.

Dejé el celular en el suelo y saque la caja y al abrirla encontré lo que buscaba.

Ahora sí, bingo.

Eran los documentos.

Abrí uno y observé el nombre.

Diana Helim.

Pase otro.

Melanie Klein.

Otro.

Laurent...

No alcance a leer el nombre completo tras la puerta del baño ser abierta.

Me quedé rígida, no quería ver quién estaba detrás de mí.

Tan JodidosWhere stories live. Discover now