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Mis manos temblaban por el miedo y la impotencia.

Me encontraba sentada en la oficina del director, los policías haciendo las mismas preguntas muchas veces para ver si contradecimos algo.

A unos metros de mí está Dylan, más allá de ella Less, y parado en el marco de la puerta, Eidan.

No nos dejaban hablar entre nosotros mismos, ya que en caso de ser culpables podríamos ponernos de acuerdo en lo que podamos decir.

Habían enviado a los alumnos a sus casas y el director se encargó de que la noticia no se difunda.

Claro para mantener la reputación de su universidad.

¿Por qué se llevarían a Melani?

No había dejado de hacerme cientos de preguntas relacionado a eso.

El policía de hace rato se acercó a mi otra vez, pero mi mirada estaba clavada en el suelo.

Ya no quería decir nada, solo quería dormir, me siento muy cansada, mis párpados se sienten pesados, y las ganas de llorar solo incrementan.

El policía carraspeó y yo me estaba conteniendo de gritarle una y otra vez en la cara que no tenía nada que ver con el atentado hacia la chica.

El policía iba a hablar, pero alguien lo interrumpió al decir:

-Basta, fue suficiente.

Alce mi vista hacia Eidan confundida.

¿Cómo podría hablarle así al detestable policía?

El sujeto solo asintió y se fue sin chistar o algo.

-Te ves muy cansada, ven-dijo extendiendo su mano.

¿Debería ir con él?

O más bien.

¿Debería confiar en él?

No he descartado la posibilidad de que él tenga que ver algo con todo esto.

Pero ya no quería estar aquí sentada.

Tomé su mano en respuesta, no podía hablar por el nudo en mi garganta que se había formado, necesitaba estar segura, sentirme segura.

Y curiosamente con Eidan me sentía segura.

Caminamos hasta la puerta, pero detuve mis pasos al acordarme de mis amigas, giré hacia ellas Eidan también detuvo sus pasos y miró había donde yo estaba mirando y dijo:

-Ellas estarán bien, Liam se hará cargo.

Y ahí visualice a Liam entrando por otra puerta con un señor muy parecido a él y hablar con los policías, asentí y caminamos de nuevo.

La sensación de mi mano entrelazada con la de Eidan se sentía de una manera tan agradable.

Pero las dudas en mi cabeza no las podría seguir conteniendo.

-¿Por qué estás siendo amable conmigo?-pregunté soltando mi mano de la suya.

No entiendo por qué hace esto.

¿Para qué no diga nada? ¿Por lástima?

-Extrañamente Annelise tengo la necesidad de protegerte, prometí que te cuidaría, le prometí a ella que no te pasaría nada.

Lo miré aún más confundida que antes.

¿Protegerme?

¿De qué?

¿Dijo ella?

Sentí un mareo y me tambaleó un poco, sus manos se aferran a mi cintura.

-No necesito que alguien me proteja-dije mirándolo.

Tan JodidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora