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-¿A dónde me llevas Eidan?- pregunté tratando de ver algo, pero era imposible, ya que sus manos estaban en mis ojos evitando que vea algo.

-Espera, ya casi llegamos-dijo soltando una risa.

-¿Qué te parece tan gracioso?-pregunté.

-Que hayas aceptado venir conmigo ¿Qué tal si te secuestro?

-Pues sé karate, en ese caso te daría un buen golpe en la entrepierna que créeme no podrás jamás tener hijos.

-Ahora el que tiene miedo soy yo.

Reí mientras trataba de que mis pies no tropezaran con algo.

Caminamos un poco más, había aceptado venir con Eidan a quién vaya a saber dónde.

-Llegamos.

Al instante en el que pronunció eso sacó sus manos permitiéndome observar el lugar.

Alce mis cejas sorprendida al observar un hermoso lago.

Contemplé el lago, el agua se veía tan cristalina y muy tranquila.

-¿En dónde estamos?-pregunté aún con mi vista en el hermoso lugar.

-En uno de mis lugares favoritos.

-Es muy hermoso...-dije.

-Sabía que te gustaría-respondió.

Cuando me giré para responderle emprendió una caminata hasta el pequeño muelle de madera y se lanzó al lago.

¿Se había quitado la ropa mientas yo admiraba el lugar?

Si lo hizo.

-¿No vienes a nadar?-preguntó.

¿Nadar?

No, no.

-Eh... No he traído traje de baño. Claro un traje de baño.

-Puedes usar mi camisa-dijo señalandola.

Mierda.

Miré la camisa y luego lo miré a él.

-Yo...

-Tranquila, no dejaré que te ahogues.

Muy gracioso.

-Bien ¿Podrías darte la vuelta?

-¿Es enserio?-preguntó y al ver mi expresión se giró para que pusiese ponerme su camisa.

Bien.

Saqué mis zapatos dejándolos al lado de una piedra y me desvestí tan rápido como me dieron las manos.

Apliqué la de Toretto, ya saben.

Me coloqué la camisa y me di vuelta hacia el lago.

Eidan seguía de espaldas.

-Listo.

Se giró a mí y me dedicó una sonrisa.

-Se te ve muy bien-dijo en referencia a su camisa.

Caminé hasta el pequeño muelle sentándome en la orilla se esté.

Eidan se acercó y noté como caían pequeñas gotitas de agua de su cabello.

Se situó enfrente de mí y me sonrió.

Siempre me preguntaré por qué las sonrisas de Eidan me encantan.

-Ven-dijo y me agarró de la cintura impulsándome hacia el agua, enrollé mis piernas al rededor de él y mis brazos en su cuello.

Tan JodidosWhere stories live. Discover now