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-Procesando... -susurré para mí misma en cuanto terminó mi última clase del día.

Faltaban tres semanas para navidad.

Cómo todos los años, nos habían informado sobre las famosas vacaciones de navidad, en dónde los estudiantes de la universidad pueden irse tranquilamente a sus casas o simplemente quedarse aquí.

La cosa no es solo esa...

Mañana es justo ese día.

No puede ser.

Tierra trágame y escúpeme en Medio Oriente.

Y seguro se preguntarán por qué no quiero que llegué el día de mi famoso cumpleaños.

Es simple, pues verán.

¡Los chicos están locos!

Créanme no exagero al decir que harán todo lo posible para que sea el mejor cumpleaños de mi vida.

La cosa es qué jamás a resultado bien.

Mis cumpleaños siempre terminan en desastres y no naturales.

Por eso me gusta llamarlos Cumplesastres.

¿Será que podría ivernar como los osos?

Si es así, necesito una cueva.

Virgen de las gomitas apiadate de mi alma, eh sido una chica pura en todo el año.

Claro díselo a Wattpad.

¡Ey!

No ayudas.

Salgo del salón de clases y me dirijo a la cafetería.

Necesito comer algo.

Antes de acercarme a la barra siento unos brazos rodear mi cintura.

Y sentí su aroma.

Su aroma inundó mis fosas nasales y mi sistema rápidamente haciendo que sonría sin poder evitarlo.

-Hola pequeña koala.

Mi sonrisa se extendió al escucharlo llamarme así.

-Hola amargado-saludé.

Me giré y lo contemplé.

Hermoso como siempre, viéndose tan sexy y único.

Su sonrisa, su carita, sus ojos con el brillo que siempre los caracteriza y sus labios más rosados de lo normal.

Vestía un pantalón y una campera negra, un gorrito adornaba su cabello aplastándolo, dándole un toque de ternura.

-Te extrañé-dijo haciendo que mi corazón diera un vuelco.

-Yo también te extrañe- confesé-¿En dónde estuviste estás dos semanas?

Que controladora Annelise.

-Estube ocupado en eso, lamento no haberte dicho nada.

Oh.

-Tanquilo-dije acariciando suavemente su mejilla con mi pulgar.

Puso su mano encima de la mía y la llevo hasta sus labios dejando un pequeño beso en mis nudillos.

-Te ves muy hermosa.

Pero claro no sería Eidan sin hacer que me sonroje.

-¿Ibas a pedir algo?-preguntó refiriéndose a la barra-¿Qué quisieras comer Annelise?

A tí.

Después la sexosa soy yo.

Hay que aprovechar que el mismo pregunto.

Tan JodidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora