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Dylan.
-¿Segura qué no te duele nada?- volvió a preguntar por milésima vez la enfermera que estaba atendiéndome.

-Ya le dije que no, ahora ¿Puedo salir de aquí?-pregunté.

-Claro-dijo.

Me levanté y caminé hacia la puerta, pero antes de abrirla suspiré pesadamente.

¿Qué se supone que era todo lo que había pasado?

Jamás me imaginé pasar por todo esto.

Nunca imaginé que habría un loco suelto intentando matarme por venganza.

Los recuerdos de mi infancia son muy pocos.

Todos estos años había tenido varios flashbacks de mi niñez.

Entre ellos dónde estábamos sentados en una mesa, mamá el niño que ahora sé que es Eidan y yo.

Riéndonos de algo gracioso que había hecho Eidan.

Cuando conocí a Eidan, nunca pasó por mi cabeza qué precisamente él sería mi hermano.

Estando atada en esa silla recordé cosas.

Recordé que el collar que tenía desde niña en mi habitación de la universidad me lo había dado Eidan por mi cuarto cumpleaños.

Recordé como siempre que ese hombre de mis pesadillas cuando era niña llegaba a casa, me escondía y se aseguraba que estuviera bien.

Y no quisiera hacer más en este momento que abrazarlo y volver a sentirme segura, sentirme en casa.

Abrí la puerta y al alzar mi vista ahí estaba él.

Sentado en las sillas de espera.

Al verme se levantó e inseguro se acercó a mí.

No hicieron faltas las palabras, no hizo falta decir nada.

Sintiendo como las lágrimas comenzaban a salir de mis ojos, abracé a Eidan.

Abracé a mi hermano y me aferré a él.

Con miedo a perderlo de nuevo.

La vida nos había arrebatado mucho.

Así que sin una pisca de vergüenza, llore libremente.

Lloré por qué al fin me sentía bien.

***

Tomé el pomo de la puerta sin dudar y la abrí.

Mis ojos al instante visualizaron a Liam, acostado en la camilla con su mirada perdida en la ventana qué había a unos cuantos centímetros.

Me acerqué a la camilla y me puse de cloquillas a su lado.

Su cabeza giró al momento en el que tomé su mano.

Su mirada se tornó tranquila.

-Dylan... ¿Cómo estás? ¿Te sientes bien?-preguntó de inmediato examinándome con su mirada.

Mis ganas de llorar aparecieron otra vez.

-¿Tú te sientes bien?-pregunté.

-Me duele un poco la parte baja del estómago, pero la doctora dice que estaré bien-me dijo con una de sus bellas sonrisas en su rostro.

-No te vuelvas a exponer así- le reproché ya qué no debió confiar en la palabra de Charles.

-Jamás dudaría en ir por ti- susurró llevando su mano a mi mejilla-Te amo Dylan, y no espero recibir una respuesta igual de tú parte, por qué el amor es de esta manera, se siente muchas cosas, y yo siento demasiadas cosas por tí.

Tan JodidosWhere stories live. Discover now