XVIII

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[Si ven cualquier fallo en la traducción no duden en comentarlo! :)]

Z.

Me desperté sobresaltado, el ruido como de un portazo me desadormeció.

Mis ojos se abrieron, incliné la cabeza hacia la puerta, aún medio dormido y apenas consciente. Escuché el ruido aún más alto, mientras intentaba averiguar si había sido real o sólo parte de mi somnolencia. Nada. Decidido, había sido parte de mi sueño, me di la vuelta e intenté volver a dormir.

Otro portazo.

Me senté completamente recto, observando la puerta de mi habitación. Definitivamente lo había oído esta vez. Alguien más estaba en la casa. Saqué las piernas por un lado de mi cama, alejándome del cálido edredón. Aprensivamente, aceché hacia la puerta y la abrí tan silenciosamente como pude.

"¿Hola?"

Llamé.

Sin respuesta. Me adentré aún más en la oscuridad, a punto de entrar en la cocina antes de oír el sonido de jadeos, como a lo que sonaría un pez fuera del agua. Encendí el interruptor de la luz situado a mi izquierda, desvelando así, la fuente de los misteriosos sonidos.

"¿Hay alguien ah - ¡oh Dios, Louis! ¡¿Estás bien?!"

Mientras la luz iluminaba cada vez más el espacio de mi cocina, di un grito ahogado ante lo que presencié con total claridad. Louis estaba tendido frente a la puerta como si fuese incapaz de pararse debido a su evidente cuerpo exhausto. Corrí, cayendo de rodillas a su lado.

"¿Qué ha pasado?"

Apenas sacudió la cabeza en respuesta, como si no tuviera energía para hacer mucho más, su garganta sólo tenía espacio para pesadas respiraciones andrajosas.

Su habitual flequillo colocado perfectamente a un costado estaba totalmente desordenado y despeinado, su uniforme estaba manchado de mugre y también su cara sudorosa. Tenía la rodilla raspada, una gota de sangre de la herida cayó en mi alfombra.

¿Qué demonios había sucedido?.

"¿Alguien te ha hecho daño?"

Reclamé, su cuerpo tembloroso y sus mejillas manchadas de lágrimas proporcionaron pistas de que había un causante implicado. La cabezada cansada que me dio acabó de confirmarlo. Le habría interrogado por más tiempo, pero puedo asegurar que no estaba listo para conversar por ahora.

"Bueno," dije. "Vamos a llevarte al sofá."

Mi brazo se enganchó por debajo de su cintura, levantándole de su posición reclinada en el felpudo. Puso de su parte, arrastrando los pies por el suelo mientras le llevaba al salón.

Dejé su cuerpo sobre los cojines y me deslicé hasta el fregadero para llevarle un vaso de agua que, sin duda alguna, necesitaba. Ah, y probablemente debería conseguir tiritas para su rodilla.

Caminé hacia él con los objetos en las manos, colocándolos en la mesita al lado del sofá. La respiración de Louis apenas se había estabilizado, pero el temblor de su cuerpo había disminuido bastante.

Le sujeté el vaso de agua y lo cogió de mis manos. Audiblemente, ingirió el líquido del recipiente en cuestión de segundos y dejó escapar un suspiro en cuanto terminó.

"Gracias"

Dijo con claridad, aunque su voz tenía una afonía fantasmagórica como él mismo. Asentí y esperé pacientemente, tomando asiento en el suelo enmoquetado, a su lado. Me miró con un cautivo shock latente en sus ojos asustados.

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