XXXXVIII

433 53 37
                                    

L.

Corremos con el viento, como adolescentes problemáticos en las noches de verano.

No corríamos por el miedo, dolor o libertad; nosotros estábamos libres.

Corríamos porque nada más parecía ser lo suficiente para desencadenar nuestro ánimo loco.

La hierba crujía en mis pies y el viento silbaba en mis oídos, por primera vez en meses. Extendí mis brazos para sentir las hojas de los árboles en mis dedos, cogiendo el frío helado del invierno en mi piel mojada.

Harry estaba justo a mi lado riéndose y gritando como loco.

"Woohoo" Rugió aún más alto que el viento.

Yo me sentí como si estuviera jugando con mi profesor del secundario, mareado con la prisa.

Tantos meses en una celda abarrotada, tantos meses en un edificio congestionado, tantos meses entre paredes grises.

Pero ahora éramos libres y había luz, color, nosotros, riéndonos y cantando en la dirección del viento.

Probablemente la policía ya ha iniciado la persecución y la señora Hellman puede que ya haya encontrado el cuerpo de su hijo.

Pero ahora, nada de eso importaba. Ahora, éramos invencibles.

Habíamos escapado.

"¡Nos escapamos de la mierda de la institución de enfermos mentales! " Harry gritó cuando estábamos lejos lo suficiente para no ser escuchado. "¡Lo conseguimos Louis!"

No tenía palabras para contestar y, en cambio, incliné la cabeza hacia atrás en carcajadas.

Esto sólo hizo que la sonrisa de Harry crecer, haciendo aparecer los hoyuelos en sus mejillas y me recordó lo mucho que lo amaba.

Todavía había preguntas sin respuestas y misterios, e incluso pequeñas aprensiones cuando se trataba de Harry. Había cosas que necesitaba que él me dijera antes de poder calmar mis teorías y explicaciones posibles.

Pero todavía confiaba en él con todo lo que tenía. Sería una locura después de todo de lo que le había pasado por mi culpa, después de todo lo que hizo.

Y yo me alegré por haber sido él al quien encontré en aquel lugar horrible; yo no habría preguntado a ningún otro.

Era una locura terminar mi trabajo en Wickendale corriendo con Harry por el bosque.

Escapamos.

Esa palabra jamás salía de mi cabeza. Yo dejaba Wickendale todos los días después de mi turno, yendo y viniendo siempre.

Era normal. Todos hacían eso, todos tenían un trabajo, y el mío era como cualquier otro. El cual acabó siendo un desastre.

De alguna manera, después de mi empleo, yo he podido escapar de una institución mental en cuestion de meses.

Así que, tal vez si yo no hubiese conocido a Harry nada de esto hubiera ocurrido. Tal vez él no hubiese convertido mi vida en un desastre total.

Pero, aunque eso fuera cierto, yo estaba agradecido; él se convirtió en mi mayor error.

Podía imaginar la cara de susto cuando pensaba en Harry antiguamente.

Cuando solicité este trabajo no tenía ni idea en lo que me estaba metiendo. Le odiaba al principio, tuve miedo y me retorcía bajo su mirada mientras mi estómago se revolvía cuando me enseñaba su sonrisa.

Yo sabía que él era diferente, yo estaba más interesado en él que en otros pacientes.

Pero nunca en mil vidas me habría imaginado esto. Nunca habría imaginado escapar con este chico imprevisible, encantador, posiblemente loco, pero increíblemente cariñoso.

P S Y C H O T I C Where stories live. Discover now