Capítulo 18

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Esa noche Tom pasó a buscarme, después de que se acabó el jaleo en su casa, todavía con la expresión de pasión en su cara, temblaba de emoción todavía, abrí la puerta pero no lo deje pasar, tome su mano y corrimos en dirección a su auto.

-¿Hay noticias?- Pregunto Tom cuando llegamos a su auto y chocamos con la puerta del copiloto, poco nos importó el golpe, más bien cada uno tenía sus asuntos en mente. Suspire y acaricie su pecho, llevaba una camiseta blanca básica.

-Me aceptaron.- enseguida se le dibujo una sonrisa aún más grande, tan amplia que podía ver sus encías sonrosadas y varias arrugas de felicidad se formaron en su cara.

-¿Entraste a Cambridge?-pregunto, deseando corroborar lo que yo acababa de decir. Asentí y sus manos rápidamente rodearon mi cintura, apretujándome contra su pecho, robándome el aliento y dejando su rostro muy cerca del mío. Sus ojos brillaron expectantes por la confirmación.

-Si...- musite.

Después de mi respuesta siguieron un montón de comentarios, palabras que se refunfuñaban en la boca de Tom mientras me abrazaba y besaba en la cara. Comencé llorar y ni siquiera era de felicidad, eran puros nervios ¿Cómo podía decirle ahora que también me habían aceptado en Yale?

El día siguiente fue un momento de éxtasis y júbilo para todo aquel que había recibido sus cartas de Yale o de alguna otra universidad, Tom estaba feliz y había llegado gritándolo a los cuatro vientos, pero Chas, ella solo había recibido una disculpa que contenía un montón de palabrería rebuscada para disculparse por no haberla admitido en la facultad. Cuando la escuchamos, todos quienes habían estado alardeando sobre ello, se sintieron avergonzados, no sabían a donde mirar, hubieran metido la cabeza entre los libros si eso hubiera servido para mitigar la pena, intente consolar a Chas, pero ella se levantó de la mesa y salió corriendo a paso  apresurado hacia los baños, me levante enseguida y salí corriendo detrás de ella.

Alcance a entrar en el baño antes de que se encerrara en uno de los cubículos, se detuvo en seco y recargo su trasero sobre los lavamanos. Ambas nos quedamos en silencio mientras, apoyaba sus manos en los azulejos con firmeza y miraba sus piernas.

-Lo lamento chas, lamento tanto que las cosas no resultaran como lo habías planeado.- susurre, mirándola con algo de pena y entonces ella esbozo una sonrisa burlona mientras sus ojos comenzaban a llenarse de lágrimas.

-Es fácil para ti decirlo, actuar como si estuvieras triste por mí, cuando tú si lograste entrar a Cambridge.- exclamo con dureza, con tanta que no reconocía sus palabras, no eran propias de ella. Suspire y pase saliva, intentando elegir mis mejores palabras.

-Chas, la noticia no represento una noticia precisamente feliz, tengo muchísimo miedo.- balbucee.

-¿Miedo de que Adaline?- pregunto mirándome fijamente y tallándose la cara llorosa y roja.- ¿Has visto tu promedio, tus créditos, las recomendaciones que cualquier profesor haría sobre ti? ¡Eres perfecta, brillante! yo soy una rubia, tonta y pechugona que va terminar estudiando en una universidad de segunda.- suspire y entonces yo también comencé a llorar, tenía razón, era una desconsiderada y una malagradecida. No era buen momento para decirle lo de Yale.

-Chas, no seas tan cruel contigo.- farfulle con un jadeo.

-No lo entiendes, aun si no lo hubieras logrado, tus posibilidades son infinitas, tu seguramente vas a hacer un descubrimiento algún día, te vas a ganar un premio nobel, o saldrás en alguna revista importante.- se dio la vuelta con fuerza para verse a la cara en el espejo, vislumbre la expresión de desprecio que tenía para sí misma.

When we were youngWhere stories live. Discover now