Capítulo 20

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Tom.

Una semana para el baile de graduación.

Tocaron a la puerta, que sostenía un traje recién traído de la tintorería, negro y pulcro, perfecto y sobre el mismo gancho, un corsage que mi madre había comprado sabiendo que era la tradición en los bailes norteamericanos y con mucha esperanza de que las cosas con Adaline se arreglaran antes de ese día.

-Pasen.- indique y la puerta se abrió con cuidado, mi hermana Emma asomo la cabeza mientras esbozaba una sonrisa traviesa, como la que hacia cuando éramos niños y venía a pedirme que jugara con ella. Se deslizo por lo poco que abrió la puerta y el cerro detrás de ella para correr a sentarse en la cama.

-¿Qué haces?- pregunto mientras tomaba uno de los cojines y lo puso sobre sus piernas para abrazarlo.

-Terminando  de llenar unas formas de la universidad ¿Necesitas algo?- se quedó pensando con una sonrisa escondida detrás de sus dientes que mordisqueaban su labio inferior.

-No.- su respuesta parecía dudosa.

-Bueno.- suspire y volví a lo mío, pero ella seguía ahí, mirándome y su mirada me pesaba.- ¿Estas segura?

-¿Sabes que Rose no ha conseguido una cita para el baile?- dijo arrastrando las palabras.

-Qué pena.- musite, sin distraerme.

-Tú tampoco tienes pareja.- añadió y aunque me pareció extraño que lo mencionara cuando era tan obvio, no le preste mucha atención.

-Ya se, dile que no tiene nada de malo ir solo, es muy linda, seguramente encontrara alguien que quiera llevarla en cualquier momento.- dije, suponiendo que esto solucionaría cualquier problema.

-Podrías invitarla tú.- sugirió y a mí se me atoro la saliva en la garganta, me volví a verla enseguida.

-¿Qué?- espete.

-No te enojes.- dijo haciéndome pucheros.

-¿Estás loca? ¡A mi Rose no me gusta!

-Nadie dijo que tenía que gustarte, solamente tienes que llevarla, bailar con ella un momento y hacerla sentir como una princesa, si al final del baile ustedes terminan besándose o no, ese es asunto suyo.

-No.- conteste a secas.

-¡Vamos! Tu eres un excelente bailarín y ella es una linda chica, los dos podrían hacer una linda pareja, no quiero verla triste mientras yo me paro a bailar.- puso cara de berrinche y la cara larga se

-No. Así que déjame acabar esto.

Las maletas estaban hechas, mi pasaporte en la mochila  y  mi cuarto o listo para dejarlo abandonado junto con cualquier cosa que me pudiera traer malos recuerdos.  Esa mañana se había llevado a cabo el protocolo de graduación, no pude dar el discurso como mejor alumna, pues yo había llegado en el último año, mi padre se mostró inconforme pero para mí era mejor, ahora más que nunca me sentía aterrada de pararme frente a todas esas personas y tener expresarme con palabras de amor, de éxito y de felicidad, deseándoles y augurandoles un futuro prometedor ¿Cómo lo hubiera hecho si yo no podía ni siquiera poner mi mente en orden?
Le eche una mirada a la silla del escritorio, dónde colgaba su chamarra, lista para ser desechada en cualquier momento, cualquier momento en el que me pudiese animar a hacerlo.
Tocaron a la puerta y después de casi nada la puerta se abrió, asomándose la pelirroja cabellera de mi madre, me sonrió como por un segundo y después me miro con cara de reproche.

When we were youngDonde viven las historias. Descúbrelo ahora